¡Llegó a Aguascalientes! No pudimos evitarlo. El intercambio de viajeros con el extranjero, transportó el virus incubado en China que generó una de las más virulentas pandemias de la última década.
El pasado sábado 14 de marzo, se anunció en Aguascalientes, la cancelación de la Feria Nacional de San Marcos 2020 como la primera de las medidas que vendrían en cascada, para tratar de contener la infección del Covid-19 que flagela a la humanidad entera. Un joven estudiante hidrocálido en tierras españolas, tendría el triste lugar número uno, de los infectados acá. Acosado y vilipendiado en redes sociales, el único contaminado a la fecha, está completamente aislado en su domicilio, sin tener contacto directo con sus propios familiares.
Más allá del miedo que, por supuesto es comprensible se ha apropiado de la población; más allá del pánico que lanza a gente ignorante a los grandes súper mercado para arrasar (no me lo vas a creer) con el papel higiénico y más allá del instinto de supervivencia que nos hace sentir un vuelco en el estómago cuando alguno o alguna tose a un lado nuestro; está el uso político que se le está dando al delicado asunto de salud pública, utilizando tal como una más de las armas de guerra con que se combaten los palacios municipal y estatal en Aguascalientes.
La llamada “guerra de los palacios”, que ya he abordado en este espacio, ahora toma cual granada de mano lo que nadie debería: la salud de la gente buena de Aguascalientes.
Legalmente, el tema la salud pública como política y como programa, corresponde al gobierno federal y los estatales. En lo que concierne al gobierno federal, se han tomado algunas medidas aisladas, sin que se convoque al comité emergente de coordinación con las entidades estatales que marca la ley. La población percibe como omiso y casi negligente al gobierno de México y en varias publicaciones internacionales señalan al presidente Andrés Manuel López Obrador, como un mandatario irresponsable ante la pandemia. Nuestro presidente de la república en respuesta a las críticas internas y extrañamientos externos, ha tomado una actitud relajada y optimista, pues según él “las pandemias no nos harán nada, sacaremos adelante a México”.
A nivel local, se toman día con día medidas para evitar las concentraciones de personas y el flujo libre de las mismas en sitios públicos. Buena parte de la sociedad percibe que las medidas tomadas hasta el momento por el gobierno estatal no son suficientes; otro sector de la hidrocálida gente se preocupa por los estragos económicos que causarían medidas extremas innecesarias.
El problema estriba en Aguascalientes, en que aun ante un tema tan delicado como la salud pública, nos pongan a los habitantes en medio de ataques disfrazados; a mitad de acusaciones malintencionadas; a merced de noticias falsas y, en el medio de la falta de ética pública con que se han conducido últimamente.
El arribo del llamado coronavirus a Aguascalientes, que debería ser nuestro principal problema en este momento, no lo es tal. Sino que sólo llega para integrarse a la guerra política por la sucesión al gobierno del estado. Curiosamente, hasta el día de hoy, miércoles 18 de marzo, sólo tenemos un infectado confirmado, aislado y asintomático. Pero las bajas de ambos bandos crecen como la espuma y escalan conforme pasan las horas y los días.
En esta cocina, estamos todas y todos en auto resguardo, por supuesto. Estamos tomando las medidas sanitarias prudentes y evitamos contagiarnos de noticias falsas y alarmistas. Pero el auto aislamiento no nos pone a salvo de la inmundicia que se arrojan tierra y aire los encarnizados bandos panistas en Aguascalientes.
Del Covid-19, nos protegen las acciones públicas responsables e inteligentes y nuestras propias decisiones informadas como ciudadanos de primera. Ante los escupitajos virulentos que se traen los ingobernables bandos panistas ¡Quién podrá defendernos!
Por lo pronto, quédate en casa estimada lectora, apreciable lector. Es de ciudadanos responsables y maduros.
¡Nos vemos en la próxima!