El viernes 14 de febrero, un grupo de mujeres se manifestó fuera del Palacio Nacional, en espera de ser recibidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador para entablar un diálogo sobre las medidas de su gobierno contra los feminicidios. Dentro del recinto, en la conferencia mañanera, la activista Frida Guerrera preguntó al presidente si tenía un mensaje para las manifestantes de afuera: “Me pronuncio en favor de las mujeres, en contra del feminicidio”, dijo, para cambiar de tema de inmediato. Ante la insistencia de la activista para que dejara clara su postura, López Obrador dijo: “A lo mejor si se tratara de los gobiernos anteriores, que se enteraban de los homicidios, del feminicidio, de la violencia, por una tarjeta que les entregaban sus subalternos, podrías tú decir lo que estás sosteniendo, pero no estoy metiendo la cabeza en la arena, no estoy evadiendo mi responsabilidad, no es la política del avestruz. […] Entendemos el tema de la igualdad, de verdad. Y no es guerra de hombres contra mujeres, pero tenemos que tener claro que el tema del feminicidio es un tema especial”.
Frida Guerrera volvió a insistir claridad en el mensaje: “Es que es justamente lo que la gente allá afuera está esperando que usted haga, que haya ese interés real del tema específico de feminicidio, no que venga la secretaria de la Mujer, no que venga la Conavim, no que venga… no, que usted diga un día dé una respuesta directa…”; a lo que el presidente respondió con un fastidio evidente: “¿Y no basta con lo que estoy diciendo? Ah, bueno, a ver, a ver, el mensaje para el feminicidio”. Y pronunció su decálogo.