Rotas las cadenas del oscurantismo medieval por lo que los europeos llamaron “los grandes descubrimientos”, la revolución científica no se hizo esperar con el enfrentamiento entre la clase feudal y la nueva clase burguesa que se había estado incubando.
Dicho enfrentamiento se produjo cuando al crecer la calidad de sus servicios o la producción de sus artesanías gracias a los avances tecnológicos que modernizaron sus formas de producción, los burgueses se encontraron con que no había clientes con poder de compra para adquirir sus productos, debido a que los señores feudales pagaban el trabajo de sus siervos1 solo en especie2; carentes de dinero, estaban imposibilitados para comprar nada.
Para crear el mercado, basados en la teoría liberal3 enfrentaron a los siervos con los grandes terratenientes para arrebatarles sus propiedades y fraccionarlas para entregarles parcelas, a fin de que pudieran vender el producto de su trabajo en el mercado para obtener dinero, con el cual adquirir los productos de la industria. Lo que llamamos reforma agraria como fundamento de la revolución industrial, en la cual la clase feudal-monárquica es sustituida en la cúspide del poder por la burguesa, imponiendo el estado-nación en el siglo XVII, que en el XVIII se concreta como liberal, laico y republicano en su concepción más avanzada.
Así es como surge el capitalismo, cuyos principales representantes son los dueños de las grandes empresas industriales, comerciales y de toda índole. Con el tiempo, después de acumular la mayor cantidad de dinero algunos burgueses se convierten en una nueva clase capitalista que no comercia con productos agrícolas, artesanales ni industriales, sino con el propio dinero, es decir, el capital financiero. Son los que establecen las reglas del juego económico en el mundo actual, por encima de las naciones. Es el liberalismo económico al extremo, llamado ahora neoliberalismo, nuevo sistema de explotación que se basa en la comercialización del dinero, como si éste fuera un producto más del esfuerzo humano (verduras, frutas, ganado, minerales, prendas de vestir, vehículos, etc.). Es decir, totalmente alejado de los principios de justicia pregonados por la Revolución Francesa, que de acuerdo con su lema no solo se ocupaba de la justicia con libertad, sino también con igualdad y con fraternidad.4
Las nuevas amenazas. Hasta aquí hemos planteado de manera esquemática el paso de la revolución agrícola que duró diez mil años, a la revolución industrial que se inició en el transcurso de la segunda mitad del milenio pasado.
A pesar de haberse agotado los territorios por conquistar y de las limitaciones que les imponían los conceptos de libertad, democracia, soberanía y demás obtenidos por las nuevas naciones, las potencias europeas no cejaban en su propósito de saquearlas aprovechándose de su atraso tecnológico y su carencia de ejércitos bien equipados y entrenados.
Pero he aquí que de una manera espontánea surgió el pretexto: ciudadanos o súbditos de potencias europeas que llegaban a nuestros países, al amparo de nuestras novedosas libertades empezaron a realizar negocios prósperos; no faltó que alguno de ellos llegara a ser objeto de abuso por parte de gobernantes sin escrúpulos, pero tampoco faltó aquél que tuviera la ocurrencia de acudir al embajador de su país natal en solicitud de apoyo.
Sus gobiernos aprovecharon inmediatamente la oportunidad que se les presentaba, enviando escuadras navales con cada vez más frecuencia desde la primera mitad del siglo XIX, para conminar a los gobiernos locales a cubrir las pérdidas de los quejosos, apoderándose a la vez de las aduanas portuarias en previsión de que se resistiera, porque además tendría que pagar los gastos que la propia invasión significaba.
De las potencias europeas, tanto Inglaterra como Francia y España realizaron diversas incursiones militares en diferentes países de América Latina sin que los Estados Unidos sacaran a relucir su “doctrina Monroe”, tal vez porque ellos mismos participaron en otras campañas de saqueo.
1838 La guerra de los pasteles. México acababa de sufrir la mutilación de Texas por el afán hegemónico de los Estados Unidos, cuando Francia nos invadió por primera vez reclamando el pago por los daños causados por unos soldados que se fugaron de una pastelería sin pagar la cuenta, razón por la cual se le llamó la “guerra de los pasteles”; el pastelero exigía una indemnización de 60 mil pesos, que tal vez equivalía a la pastelería entera con todo y edificio.
Como el gobierno de México se negó a cubrir aquella suma fantasiosa, Francia envió una flota que terminó bloqueando todos los puertos del Golfo ante la negativa del gobierno mexicano a pagarle 800 mil pesos de indemnización, que finalmente quedaron en 600 mil más los enormes daños provocados por el bloqueo.5
Los Jecker. Pero hago referencia a este hecho porque el acaudalado médico suizo Louis Jecker, quien se había visto implicado en el conflicto a favor del pastelero, fue expulsado del país. Cuando el asunto se dirimió él regresó acompañado de un hermano, de nombre Jean Baptiste, quien tuvo un papel protagónico en la conjura que provocó la segunda intervención francesa, pero eso lo veremos en la entrega de la próxima semana.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina
Fe de erratas: En la columna Cátedra titulada Jesús Terán vence a Napoleón III-2 del Viernes pasado, la referencia 1 debe decir: El General en su Laberinto. Gabriel García Márquez, Biblioteca popular de la ciudad de México, 1990 p. 194.
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1 Campesinos que eran peones acasillados o jornaleros de las grandes haciendas o estancias, como se les llama en centro y sudamérica.
2 Pobre alimento, andrajos por vestido, alojamiento hacinado para su familia en barracas de un solo cuarto o casilla.
3 “…orientación ideológica que postula…el libre juego de las fuerzas económicas…” Se basa en el lucro, la competencia y “…el desarrollo real de la división del trabajo… no solo en [el mercado interno]… sino en el internacional.” Diccionario de Economía Política (W. Heller. Editorial Labor. 3ª. Ed. 1965)
4 El dinero solo tiene valor de cambio pero no valor de uso, como pretenden los capitalistas que se lucran vendiéndolo o rentándolo mediante mecanismos usurarios tan inmorales como el préstamo con interés, condenados teóricamente por instituciones civiles y religiosas, pero del que en la vida real se benefician los funcionarios y particulares que en contubernio los manipulan. Para adentrarse en este terreno conviene estudiar el tema teoría del valor en el área de Economía Política.
5 Isidro Fabela y otros autores tratan este episodio desde el punto de vista del derecho internacional, pero la ficha de Wikipedia con el nombre de Primera intervención de Francia en México es una síntesis completa y de fácil lectura.