Tuve la oportunidad de tener una conversación breve el pasado viernes con la arquitecta Claudia Santa Ana Saldivar, directora general del Instituto Cultural de Aguascalientes sobre el tercer concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, yo le comentaba que me parecía muy bien que en los programas de cada uno de los conciertos, pero específicamente en este del viernes 14 de febrero, encontráramos un gran equilibrio entre experiencia y juventud, un pianista extremadamente joven con apenas 15 años de edad, el maestro Elías Manzo, y un director con toda la trayectoria para ser considerado con todo merecimiento como uno de los mejores de América Latina, hablo del brasileño Lanfranco Marcelletti que desde 2012 se desempeña como titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, y ya sabemos lo que esto representa, es decir, no cualquier director dirige a la decana de todas las orquestas de México.
El concierto inició con el poema sinfónico Oithona, Op.55 del compositor mexicano Ricardo Castro, lamentablemente muy poco se frecuenta su repertorio en las orquestas mexicanas, aquí hemos tenido la oportunidad de escuchar, por ejemplo, el Concierto para piano No.1, lo recuerdo bien, en un concierto que tuvo como escenario el Teatro Morelos y el solista fue el maestro Rodolfo Ritter, probablemente el pianista con mayor autoridad para ejecutar este concierto en nuestro país. Ahora, en el diseño de la temporada que hizo nuestro titular, el maestro José Areán, se nos ofreció una obra muy poco probable, de hecho su descubrimiento es muy reciente, unas dos décadas quizás, es decir, estuvo extraviada por lo menos siglo y medio y fue un verdadero placer haber tendido la oportunidad de disfrutarla con nuestra orquesta y el excelente trabajo del maestro Marcelletti.
Después de la Obertura, Poema Sinfónico Oithona de este genio mexicano del romanticismo Ricardo Castro, disfrutamos de una obra de repertorio obligado para cualquier pianista, el Concierto para piano No.2 en la mayor del húngaro Franz Liszt, ya sabemos que Liszt, además de ser un gran compositor, creador entre otras cosas del lenguaje llamado poema sinfónico, es decir, música de características descriptivas, era un pianista virtuoso que llegaba incluso al derroche circense de su depurada técnica para tocar el piano, y este concierto está hecho en gran medida para el lucimiento del solista, evidentemente le exige un alto nivel de técnica y derroche de virtuosismo, es decir, es un concierto para gente grande, se necesita algo más que ser un buen pianista para abordar dignamente este repertorio, y sí, con solo 15 años de edad el maestro Elías Manzo respondió solventemente a las exigencias de esta pieza concertante de Liszt.
Por curiosidad y para ver de qué se trataba el asunto busqué alguna participación del maestro Manzo en las diferentes plataformas digitales para escuchar música y me congratulé de haber dado con una ejecución de este mismo concierto con la Orquesta Filarmónica de Boca del Río en Veracruz, entre otras cosas quedé gratamente impresionado por esta orquesta de reciente formación, tiene según entiendo 5 o 6 años de existencia, pero sobre todo por su impresionante sala de conciertos, de primer mundo, de verdad. Pero mi atención se centró, de acuerdo a mi interés, en la participación del pianista. Recordé que Elías Manzo tocó en Aguascalientes con la OSA hace un año, la verdad no recuerdo con qué se presentó en nuestra ciudad pero lo que vimos ahora no tiene nada que ver con lo que nos ofreció el año pasado. Cierto es que en el video que vi en Veracruz me dejó con un muy buen sabor de boca y entendí que se trataba de un ejecutante solvente y comprometido y que su edad no era obstáculo para abordar con dignidad un concierto tan demandante como el de Liszt, pero lo que vimos en vivo superó todas las expectativas, si cerramos los ojos y solamente escuchamos estaríamos pensando en un pianista de mayor edad con años de trayectoria que se hacen necesarios para tocar así, pensaríamos en décadas de experiencia y de repente abres los ojos y ves a un adolescente, casi niño de solo 15 años de edad haciendo sonar al piano de esta manera y, en serio, no lo puedes creer. Qué te digo amigo melómano, me impresionó. De repente parecía que jalaba a la orquesta y al director con un tempo frenético, vertiginoso, se dejaba guiar, casi empujar por la música y nos envolvía a todos en el teatro, teatro por lleno, por cierto, con su impresionante forma de tocar, nos inundó con su magia, porque sí, en efecto, fue una de esas noches en donde surge la magia casi de manera natural.
Después del intermedio escuchamos la dulce y sonriente octava sinfonía de Beethoven, el remate perfecto para una noche empapada de buena música y excelente ejecución y pletórica de romanticismo aunque la octava es un vistazo al más ortodoxo clasicismo vienés. Soberbio el maestro Marcelletti, de repente me dio la impresión de que el cuarto movimiento, que de por sí es energético, fue tocado a un tempo demasiado rápido, casi vertiginoso, pero bueno, quizás es el tempo que a él le pareció indicado.
La próxima semana solo Beethoven en el cuarto de temporada iniciando con la Obertura de Las criaturas de Prometeo, Op.43, después el Concierto para piano y orquesta No.1 en do mayor, Op.15 y finalmente la primera sinfonía en do, Op.21, dirige el maestro Ludwig Carrasco con Pablo Suaste al piano. Nos vemos el viernes 21 de febrero a las 20:00 horas en el Teatro Aguascalientes, la casa de nuestra Orquesta Sinfónica.