Es jueves, estimado lector, y sigue en pie mi propósito de no gastar tinta ni pixeles en el señor que trabaja en Palacio Nacional y que cada vez está más convencido de ser el mejor presidente que ha tenido México a lo largo de sus cinco mil años de historia. No pude resistir la tentación y compartí un meme que reza así “¿Y sí nos quedamos con el avión y rifamos al presidente?” Excelente idea, pero y luego, el que se lo saqué qué hace con él; en fin, no más tinta por hoy para este singular personaje. Hoy quiero compartir algo con usted, que si bien no implica activar las alertas de seguridad nacional, para un sector de la sociedad estoy seguro que sí es incómodo.
No es la primera vez que dentro de la vida académica me topo con docentes que no tienen formación profesional en ciencias de la comunicación, comunicación, producción audiovisual, diseño de imagen, diseño gráfico, artes escénicas, cinematografía, comunicación visual, animación, animación digital, que piden a sus alumnos hacer un “cortometraje” para evaluar un periodo del curso, un parcial, una calificación final. Partamos desde el inicio como debe ser, para empezar y dejar claro el concepto; cortometraje se refiere a la producción estrictamente cinematográfica de un discurso corto con una duración que puede variar entre uno y 35 minutos; después de los 35 minutos y hasta la hora con 20 ya se ubica en la categoría de mediometraje, el cual por cierto está en desuso, incluso en los premios de las academias de artes y ciencias cinematográficas del mundo se reconoce a los mejores cortometrajes y largometrajes; que yo recuerde nunca he escuchado que una producción gane la estatuilla a mejor mediometraje.
Cortometraje procede del vocablo francés court-métrage, y se refiere a una película corta, reitero, una película, es decir un proceso de producción audiovisual desarrollado bajo los esquemas más estrictos para poder transmitir una idea, un mensaje y por ende se produce siguiendo las técnicas cinematográficas ya sea en su modalidad fotomecánica o bien digital. Es una obra o pieza artística que debe ser producida con todo rigor para lograr el objetivo deseado. Si fuera tan sencillo entonces no habría necesidad de estudiar tres, cinco y hasta diez años, además de capacitarse toda la vida para poder estar vigente en la producción audiovisual y ser reconocido en el ramo; los docentes que piden ejercicios audiovisuales sin tener conocimiento de lo que esto implica para los estudiantes y al mismo docente pues no tiene elementos básicos para poder evaluar la actividad, me podrán decir que no es para tanto, que la intención es que el alumno sepa narrar un acontecimiento y trabajar en equipo; muy bien, para poder narrar algo a través de imágenes se debe tener clara la idea y desarrollar una línea argumental, se trabaja y afina hasta que quede clara, posteriormente se procede a escribir una sinopsis que deriva en un guion, el cual debe ser estructurado desde varios paradigmas, por ejemplo el de Siegfried; después de tendrá que desarrollar un guion técnico con todas las especificaciones del lenguaje cinematográfico, espacio fílmico, tiempos cinematográficos, movimientos dentro del encuadre, de cámara, ritmo, escala, ángulo, iluminación etc., deberá hacer una lista de tiros de cámara, un plan de producción general, un timetable, entre otros tantos formatos; una audición para seleccionar a los talentos o actores que tendrán la responsabilidad de encarnar a los personajes de la historia; todo esto antes de poder grabar las imágenes que posteriormente se deberán montar o editar para que el discurso audiovisual tenga coherencia y el público o en este caso el docente lo entienda, para eso también se debe echar mano de software especializado para corregir color, poner efectos de video y de audio, darle el acabado que los realizadores tienen en mente. Insisto, los docentes que piden cortometrajes y no tienen claro todo lo que implica, seguramente me dirán que no es para tanto; mire, sí en lugar de pedirles un “cortometraje” les piden preparar un platillo sencillo, algo así como arroz rojo con pollo en mole, acompañado con crema, cebolla morada en rodajas y su hoja de cilantro criollo para adornar el plato, qué pasaría, el docente pudiera decirles que lo hagan aunque no tenga un sabor aceptable, que compren mole doña María y arroz ya preparado, que la intención es trabajar en equipo y vivir la experiencia; qué pensaría un chef, qué calificará el docente, necesita ser un conocedor de la cocina mexicana y de los moles supongo; es lo mismo con la producción audiovisual, no es, como dice el dicho “enchílame otra”, es un proceso muy complicado, muy elaborado, muy digno que no se debe devaluar de esa manera, mire estimado lector, es como cuando se abren convocatorias para participar en concursos de “cine con tu celular”, que tal un concurso de alta cocina utilizado sopas Maruchan, es lo mismo.
Compartir clase y conocimiento con alumnos de la licenciatura de cinematografía me obliga por convicción a defender su formación, a darle el valor que debe tener dentro de los esquemas académicos de la entidad. Docente que pides cortometrajes a tus alumnos, por qué no pides que preparen comida, o que tal un balance financiero, supongo debe ser fácil hacerlo, así como un cortometraje lo es, o qué tal, algo más divertido, por qué no pides a tus alumnos que le extirpen la vesícula a un paciente que padezca de ese mal, es un trabajo en equipo, desarrolla su creatividad y los hace responsables, pues tienen la consigna de que no se les muera el pacientito, tan divertido y creativo como hacer un cortometraje. Démosle su justo valor a cada una de las profesiones, la producción audiovisual en cualquiera de sus modalidades no es un oficio, no todos puedes hacer cortometrajes y películas, no puedes utilizar herramientas como un dispositivo móvil para hacer un ejercicio audiovisual profesional, así como no puedo preparar alimentos de alta cocina con sopa Maruchan.
En defensa de mis alumnos de comunicación y de cinematografía, del reducido gremio de productores audiovisuales, querido docente no pidas cortometrajes a los alumnos de otras licenciaturas que no tengan nada que ver con la difícil profesión de la producción audiovisual.
[email protected] | @ericazocar