Las primarias demócratas en Estados Unidos/ El peso de las razones - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Este año es uno importante para el destino político de nuestro vecino del norte (y para el mundo, si no pecamos de chauvinismo e ingenuidad). En noviembre sabremos si Trump continuará cuatro años más despachando desde la Oficina Oval, o será una candidata o candidato demócrata el 46º presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.

Pero, antes de la batalla por la presidencia, el Partido Demócrata tiene que elegir a su candidato. Este sábado se llevaron a cabo las terceras primarias del partido, y le correspondió al estado de Nevada. Bernie Sanders ha arrollado a su rival más cercano, Joe Biden, por más del doble de la votación, lo que le ha asignado más del doble de delegados para la Convención Nacional Demócrata, que se llevará a cabo a mediados de julio en Milwaukee (Wisconsin).

El momentum de Sanders parece ya decisivo. Empató en las primarias de Iowa con el joven representante del establishment demócrata Pete Buttigieg, le ganó por un margen estrecho en New Hampshire, y ahora arrasa a sus contrincantes en Nevada. Las encuestas comienzan a darle posibilidades en las primarias del sábado siguiente en Carolina del Sur, se perfila como el ganador del Supermartes 3 de marzo, sobre todo en estados clave como California y Massachusetts, está arriba en un estado que hace semanas lo desfavorecía ampliamente como Texas, y tendrá una victoria abrumadora en su estado Vermont, así como en Utah. 

El momentum de Sanders también se explica por el desplome de Joe Biden —quien fuese vicepresidente en la administración de Obama—, así como por el estancamiento de Elizabeth Warren —la senadora progresista de Massachusetts. Ahora la contienda parece situar al multimillonario y exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, como el único rival capaz de detener la candidatura del socialdemócrata. 

Por la mañana del lunes 24 de febrero, el Poll of Polls de RealClear Politics ubica a Sanders 12.1 puntos arriba en las preferencias nacionales sobre Biden, y 14 puntos arriba de Bloomberg. En las apuestas, Sanders está 34.9 puntos arriba de Bloomberg, y éstas le dan 56.9 de probabilidades de una victoria en la Convención de julio. 

Dicho lo anterior, conviene tener una imagen breve del perfil político de quien probablemente sea el adversario de Trump en las elecciones de noviembre. Bernie Sanders, senador independiente por el estado de Vermont, no es un lego político. Su carrera pública se remonta décadas atrás y ha estado marcada por una incesante lucha por los derechos civiles (se pueden encontrar fotografías que lo retratan en las marchas del Dr. King, por las que, además, fue encarcelado).

A Sanders algunos le consideran un populista de izquierda. Este malentendido es fácil de aclarar. Sanders siempre ha sido un enemigo del establishment y, como otros políticos del mundo, ha encontrado su contraste en el 1% de las personas más beneficiadas por el pacto político, económico y fiscal imperante. En su campaña ha decidido no aceptar donaciones cuantiosas y se ha conformado con pequeñas donaciones individuales de su base electoral. Esta característica, que comparte con algunos populistas, ha servido para empañar otras características que lo alejan de ellos. Sanders es un epistócrata: cree firmemente en que la política pública debe tener fundamento en nuestro conocimiento disponible. De ahí su apoyo a los pactos internacionales que buscan combatir el calentamiento global, y de ahí su cercanía con la comunidad científica. Para Sanders, a diferencia de otros populistas, no existen otros datos, sólo están aquellos que proceden del cuidadoso escrutinio del trabajo conjunto de científicas y científicos. Adicionalmente, las políticas impulsadas por Sanders no son medidas demasiado populares en su país. No puede defenderse con buenas razones que alguien que abiertamente es ateo (nunca ha habido un presidente ateo en Estados Unidos), que es abiertamente progresista (apoya la despenalización del aborto, la regulación inmediata de la mariguana, y una reforma migratoria que beneficie a los migrantes), que es abiertamente socialdemócrata (tampoco ha habido un presidente que se autodenomine socialista, aunque en la práctica Sanders es cercano a Roosevelt), pueda ser considerado popular en su país. Tan no lo es, que el Partido Demócrata tratará de bloquear su candidatura por todos los medios posibles en la Convención, y de que se le considere un pésimo rival para el popularísimo Trump.

Las propuestas de Sanders, fuera de los Estados Unidos, brillan por su razonabilidad: seguro médico gratuito y universal, educación superior gratuita, elevar el salario mínimo, y gravar la especulación financiera, por ejemplo. Sanders ha dicho que su ideal de gobierno es similar al de países escandinavos y socialdemócratas como Suecia (afirmaciones que a los nacionalistas norteamericanos no les han caído en gracia). Mucho menos, y dada la crisis migratoria, han aplaudido su propuesta de reforma migratoria, la cual busca el respeto de los derechos humanos de los migrantes mexicanos y centroamericanos, principalmente. 

No obstante, Sanders es sumamente exitoso entre los jóvenes universitarios y los millenials, así como entre la comunidad latina. Es muy probable que Sanders gane el voto popular, pero el sistema electoral norteamericano no privilegia el voto mayoritario de una manera simple.


Con el avanzar de las semanas nos percataremos si Bloomberg es una real amenaza para las aspiraciones de Sanders, o si Sanders llegará con el apoyo del establishment del Partido Demócrata. No obstante, aunque Sanders ganara la candidatura del partido, se enfrentaría a un Trump que ha demostrado ser un adversario político casi invencible. Por mi parte, pienso que, incluso con el ascenso de Sanders entre los demócratas, será muy difícil que el populista de extrema derecha abandone la Oficina Oval. Espero equivocarme.

 

[email protected] | /gensollen | @MarioGensollen


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