Entrevista a Ayari Lüders sobre Mujer de tierra
Escribir con pasión sobre la vida de las mujeres, sobre la tierra y sus posibilidades, escribir con pasión en contra de las injusticias sociales, que trastocan la vida de las comunidades indígenas y campesinas, escribir sobre la migración, sobre la necesidad de cuidarnos entre nosotros mismos, para revertir un proceso de degradación social, que parece dejarnos pocas opciones, era parte de la obra, de la escritura, de la vida apasionada de la poeta Ayari Lüders. Nacida en 1988, Ayari falleció a principios de 2019, dejando una obra poética inédita, además de un trabajo como promotora social y cultural y el libro, Mujer de tierra, publicado en el 2018 por la editorial Ultramarina Cartonera & Digital, proyecto en el cual también colaboraba como editora. Su partida fue un golpe para colegas, amigos como los miembros del colectivo PLACA (Plataforma de Artistas Chilango-Andaluces), en donde también colaboraba como parte de la organización de recitales, de eventos de poesía y del Recital Chilango-Andaluz.
En ese sentido, esta es una entrevista atípica. Por primera tendré que escribir en primera persona para explicar el origen de esta entrevista, y las razones de porqué se publican hasta ahora, un año después del fallecimiento de la poeta. Conocí a Ayari en la Ciudad de México gracias Iván Vergara, editor y fundador de Ultramarina, quien conoció a la poeta cuando ella estaba estudiando un master en literatura creativa en Sevilla, España. Coincidieron y trabajaron juntos como miembros de PLACA. De ahí se fraguó la amistad y eso dio pie al para que Mujer de tierra se pudiera publicar con Ultramarina Cartonera & Digital. Conocí ese libro en su versión digital, pues estaba próxima su salida y su presentación. Entrevisté a Ayari en una cafetería del sur de la ciudad, pero tuve la mala suerte de que la grabación de esa entrevista se perdiera cuando el disco duro de mi computadora se dañó. Por un tiempo di como pérdida esa entrevista. Pensé que podría volver entrevistarla más adelante. Pero Ayari falleció de manera sorpresiva la madrugada del 12 de enero de 2019.
Por suerte, Iván Vergara había filmado la entrevista con su cámara de vídeo. Y es gracias a esa grabación que he podido recuperar las palabras de la poeta sobre su Mujer de tierra, y sobre su idea de la poesía. Una poesía que nos habla desde la identidad femenina, que lo mismo se bifurca en las voces de las mujeres zapatistas o en las voces de mujeres de la ciudad, mujeres, que a pesar de las condiciones distintas en las que viven, se enfrentan a las condiciones para transformar el mundo en el que viven. Mujeres que se enfrentan a la violencia de una ciudad brutalmente machista, pero que al mismo tiempo entretejen sus historias de vida, buscando arroparse, cuidarse, volverse una para defender a las muchas:
Me has robado todo, muerte,
choque eléctrico en la espina.
Sólo los vivos vivimos la muerte
y a los muertos les pertenece nuestra vida.
He plantado tanta gente
que debería inundarse de flores el mundo.
Una fosa han cavado en el vacío
y algún día la hallaremos
hasta vencer el olvido.
Dice en este poema dedicado a las mujeres asesinadas en Ciudad. Juárez. La poesía de Ayari Lüders es una poesía consciente de los desafíos, de las enormes luchas que aún nos falta por dar para mejorar como humanidad, como sociedad. Pero también es consciente de que son las mujeres las que enarbolan y encabezan esas luchas. Ayari Lüders, (Ciudad de México, 23 de octubre de 1988 -12 de enero de 2019), estudió desde muy joven teatro y formó parte parte de la compañía de teatro de César Balcázar Producciones. Estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UVM y un Máster en Escritura Creativa en la Universidad de Sevilla, España, así como también cursó el Diplomado para Escritores, en la Sogem. Sus poemas aparecieron en diversas antologías y revistas literarias, nos platicó que el proceso para escribir y publicar Mujer de tierra se dividió en varios momentos:
“Mujer de tierra es un poemario en el que convergen cuatro libros de poesía, que tienen como eje central al mundo visto a través de la mirada del ser humano, el principio lo consideró como un canto al universo pero siempre como una metáfora, como una visión también hacia la mente humana, la segunda parte puede ser considerado como una visión hacia la cotidianidad del hombre y como éste hombre, o la mirada de este hombre entrañable redescubre al mundo, luego está la parte de “Llora tormenta” que está centrado en las injusticias sociales que se viven en México, la visión sobre este país violento en el que vivimos, es un canto a todos los muertos que nos ha dejado la violencia, en el mundo, pero sobre todo en México, es un parte del libro que considero que está muy centrado en México, y pues el acercamiento con Ultramarina Cartonera fue muy extraño, particular, porque yo estudié en Sevilla un Master sobre Literatura, y estado allá alguien me recomendó a un editor loco chilango-andaluz, que resultó ser Iván Vergara, al que tiempo después conocí, y terminamos organizando eventos de poesía juntos, y de pronto, pues él ya había escuchado y leído varios de los poemas, surgió la posibilidad de publicar con Ultramarina, que es una editorial que me gustaba mucho, porque además de ser un puente entre México y España, también estaba buscando abrir puertas de poetas jóvenes, que quisieran publicar, entonces todo ese proyecto me enamoró un poco, y la idea de los libros cartoneros, que me parece que tiene una relación muy profunda con lo artesanal, que es algo que también me recordaba mucho a México, fue algo de las muchas cosas con las que conectamos , y así empezamos a trabajar en la edición y publicación de Mujer de tierra”.
Javier Moro Hernández (JMH): El tema de la violencia es un tema que está latiendo en México, pero me interesó mucho la visión, la forma en que lo abordaste, y sobre todo quería preguntarte y hacer un cruce con la mirada humana, que también late en tu libro, unir estos dos eslabones ¿cómo fue que abordaste estos dos puntos de vista en este libro?
Ayari Lüders (AL): Lo que he tratado de hacer es acercarme, desde mi escritura, a la naturaleza humana, analizarla, verla, y cuando estaba escribiendo esta tercera parte del libro, me di cuenta de que no quería retratar a la violencia como la parte más oscura del ser humano, es cierto que vivimos en un mundo violento, en un país violento, en donde pasan cosas terribles, pero la violencia también es parte del ser humano, de hecho en el psicoanálisis se menciona que la violencia es parte de la pulsión de vida, y la violencia entonces no es nada más algo terrible y sangrienta, sino que también es la modificación del espacio, y esta violencia en la que está inmersa el libro, en realidad es un intento de hacer un homenaje a todas las personas que han muerto intentando cambiar la realidad del país, es como si fueran flores para ellos, ahí otra parte en donde también hablo de Palestina, que habla sobre la guerra, pero siempre hay un hilo de esperanza, porque tiene que ver con una visión que buscaba entender que la vida es un cambio constante, es muerte y vida en un ciclo constante, entonces es una visión que se acerca desde la naturaleza, en donde sucede exactamente así, esa era la visión que quería dar.
JMH: Hay otro elemento central que está presente desde el título del libro, que es la tierra, la naturaleza, el hombre del barro, creo que es un tema que te interesa, la relación que hemos entablado hombre-naturaleza.
AL: El libro parte de la idea del ser humano como natural, del hombre que es parte, que forma parte de la naturaleza, de una naturaleza que está viva y en constante cambio, y en ese sentido, también está presente la esperanza de que no solo importa la vida de los seres humanos, que es un poco el problema que tenemos actualmente, pensamos que podemos hacer uso del agua, pero que no importa que los animales se queden sin ella, y por eso está el poema de “Credo de tierra”, que es una alusión a esas pequeñas muestras de vida que hace en las ciudades, las flores del pavimento, por ejemplo, esa vida que nace en donde nadie cree que vaya a crecer, y que sin embargo, sobrevive y crece, y eso en realidad es vida, y que el humano y la mujer, que estamos inmersos y que sobreviven y que están en contacto directo con la naturaleza y que la respeta, tienen mayores posibilidades de esperanza que los que vivimos inmersos en esta cotidianidad urbana que nos está consumiendo, y justo por eso creo que Mujer de tierra, que es un libro que como decía está conformado por cuatro libros, cuatro poemarios, si tiene un hilo, que podría decir que es buscar las cosas más naturales, lo más simple, ir a lo más sencillo.
JMH: El tema de lo eterno femenino, esta imagen de lo femenino que nos antecede, que nos procura, que nos guarda, que podemos encontrar, por ejemplo, en la preocupación en el tema de la naturaleza, que como mencionas, es otro de los temas que abordas a lo largo de tu libro.
AL: El poemario se llama así justo por el poema de largo aliento, “Mujer de tierra”, pero en realidad ese es un poema que yo le dedicó a las mujeres indígenas de Chiapas, es un poema que escribí con motivo del Festival Comparte, que se realizó en comunidades zapatistas y después me di cuenta de que era un poema muy corto, pero que es un poema que habla de varios temas que me preocupan, pero que en realidad podía haber hablado de muchas cosas más, y es un poema del que estoy muy contenta, pero siempre cuando lo leo siento que le falta mucho, porque el tema es infinito, pero el punto era dibujar esta conexión entre las mujeres, que no importa si vives y trabajas en la ciudad o trabajas la tierra en una comunidad zapatista, existe una conexión mística, que nuestras historias pueden ser muy similares, algo que me parece muy trascendente, y en esta comunidad lo pude ver muy claramente, porque hay ceremonias, hay conexiones misteriosas, y “Mujer de tierra” habla sobre este tema, soy tú en cualquier lugar del mundo.
JMH: ¿Qué puede generar la poesía para entender el mundo en el que vivimos?
AL: La poesía puede llegar a explotar, por muchas razones, creo que la poesía tiene que ser una cosa de muerte súbita, la poesía tiene que moverte, lastimarte, sacudirte, si a ti no te mueve, entonces no es buena poesía, no importa si le gusta a alguien más. En este mundo hay muchos intereses, tanto políticos, personales, sociales, económicos, y la poesía puede ser este choque eléctrico que ayude a cambiar la cosas, y no creo en la poesía de consigna, pero sí creo que mientras la poesía este más apegada al momento histórico en el que vive, una poesía consciente.