Una ballena puede ser es un enorme país, un continente, una región entera - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Entrevista a Isabel Zapata, acerca de Una ballena es un país
  • Llega un momento en que el escritor pierde el control de lo escrito, desobedece y le pertenece a la persona que lee, que pone en ello sus propias historias y obsesiones

 

 

Una ballena puede ser es un enorme país, un continente, una región entera. Pero también puede ser una metáfora, un silencio, una aparición. Las ballenas han ocupado la imaginación de los seres humanos desde tiempos inmemoriales y han formado parte del imaginario religioso y simbólico a lo largo de los siglos. Sólo tendríamos que recordar la historia bíblica de Job. Pero por supuesto también está la poderosa historia de Moby Dick de Herman Melville, novela que nos sumerge en la obsesión provocada por la enorme y misteriosa ballena blanca. 

¿Qué se nos oculta en la hermosa y profunda imagen de la ballena? ¿Por qué nos obsesiona tanto la figura de este enorme mamífero, que ha fascinado y aterrado a la humanidad desde tiempos inmemoriales? Su belleza, su enormidad, su grandiosidad son elementos que los escritores, y los artistas en general, no han podido dejar de lado. Son elementos simbólicos que ponen al hombre frente a un reflejo, frente a una metáfora de nuestra propia pequeñez, ante un animal que podría simbolizar, el poder absoluto de la naturaleza. 

Este elemento simbólico, poético, es el hilo conductor que podemos encontrar en las páginas del libro Una ballena es un país, de la escritora mexicana Isabel Zapata, publicado por la editorial Almadía. Libro de poesía que podríamos ubicar en la tradición de los bestiarios, pero que al mismo tiempo es una profunda indagación sobre la vida íntima de los animales. Ballenas y perros como la famosa Laika, que fue enviada en una misión espacial por los científicos y las autoridades de la desaparecida Unión Soviética, cohabitan estas páginas junto a zorros, pulpos, rinocerontes. Una naturaleza viva, desafiante, que nos enfrentan a las ideas preconcebidas que los humanos hemos construido sobre la vida íntima de los animales. 

Una ballena es un país es un libro que conjuga un universo poético en donde se confunden y se entrelazan distintos géneros literarios pues podemos encontrar cartas, ensayos, que indagan en una visión centrada en los animales. Animales, que hay que decirlo, no se encuentran humanizados, no nos hablan desde una voz impostada o creada por una falsa ficción. Al contrario, lo que nos encontramos en el libro de Zapata son animales que nos confrontan con nuestra naturaleza impositiva y violenta, que nos confrontan con la supuesta superioridad moral que la humanidad ha construido, como una imagen, como una ilusión que nos ha desvinculado del mundo y con nuestra naturaleza animal. 

Los poemas contenidos en Una ballena es un país nos recuerdan que el ser humano sigue teniendo aún una naturaleza animal, de la cual no podemos despojarnos. Y que la palabra en su estado natural, despojada de visiones morales, contiene una belleza que nos acerca a esa esencia animal. Y una esencia animal que además no está separada de un profundo sentido del humor. Algo que podemos encontrar, por ejemplo en los versos del poema “Maneras de decir auch”:

Los lebrílopes existen sin importar si ha vivido alguno.

Son una cruza entre ciervo pigmeo y conejo asesino.


Algunos tienen cola de faisán.

Basta una botella de whisky para atraer a los machos, las hembras duermen panza arriba y se reproducen solamente durante tormentas eléctricas (todos tenemos nuestras debilidades).

Pueden duplicar cualquier sonido para despistar al enemigo

        clic de la cámara

        alarma del despertador

        martillazo

        ¡auch!

        (esos sonidos son nuestros)

        (no todos los sonidos son nuestros

 

Platicamos con Isabel Zapata (Ciudad de México), quien estudió Ciencia Política en el ITAM y Filosofía en la New School for Social Research, y quien además es traductora y autora del libro de ensayos Alberca vacía publicada por la editorial Argonáutica: 

Javier Moro Hernández (JMH): ¿Qué pregunta subyace en los poemas de Una ballena es un país

Isabel Zapata (IZ): Quería partir de la pregunta de cómo nos relacionamos con los animales y bajo qué supuestos, pero me interesaba hacerlo desde la literatura y no desde la academia o el activismo, porque creo que la poesía permite establecer vínculos de empatía. Al final, claro, terminé hablando de muchas más cosas. Creo que aunque el escritor tenga ciertas motivaciones, llega un momento en el que pierde el control: lo escrito desobedece, le pertenece a la persona que lee, que pone en ello sus propias historias y obsesiones. Eso me parece muy hermoso. 

JMH: En los versos de este libro subyace una preocupación sobre la relación que hemos establecido con los animales. Una preocupación que, por supuesto, bordea la filosofía, la historia cultural de la humanidad, pero me parece que en esa visión guarda muchas preguntas de lo que somos nosotros como humanos. Pero en tu libro encuentro que los animales son el centro. ¿Quería preguntarte por este cambio de punto de visión? 

IZ: Los puse a ellos al centro porque me interesaba abrir debates y conversaciones, pero no regañar a nadie ni decirle al mundo cómo tiene que ser. Es decir, quería alejarme del tono moralino y me pareció el cambio de punto de vista al que te refieres me ayudaría a hacerlo. 

JMH: Quería preguntarte cómo abordaste la creación del poema sobre Laika. ¿Qué significa para ti este caso? 

IZ: Me gustó la idea de ponerme en los zapatos del remitente de la carta, que conoció y amó a Laika pero también la envió a su muerte. Creo que el tema de los animales está lleno de claroscuros, de contradicciones, de arrepentimientos, y ese personaje era ideal para retratarlos. 

JMH: Otro de los poemas que me pareció muy interesante es el de “Rinoceronte”, por la revisión histórica-cultural que realizas, en donde se cruzan la pintura, la política alrededor de este poderoso animal. El rinoceronte como una metáfora del poder, pero al mismo tiempo del uso que los humanos le damos simbólicamente a los animales. Quería preguntarte sobre este poema.

IZ: Durero era un gran amante y observador de la naturaleza, y la mayoría de su trabajo en este rubro viene de la observación directa: dibujó puercoespines, liebres, cangrejos, muchísimas especies de plantas. Pero éste no es el caso del grabado del rinoceronte, en el que recurrió a relatos de terceros. Me pareció maravilloso que una de las imágenes más conocidas del rinoceronte fuera, de cierto modo, una obra de ficción, una invención, un chisme pasado de voz en voz. En el poema quería, a través de esta historia, cuestionar los límites entre ficción y realidad. 

JMH: En este libro nos encontramos con diálogos, con cartas que pertenecen a otros autores. Eso me hace pensar que la poesía puede ser escrita en un diálogo permanente con otras disciplinas. Y eso crea paisajes poéticos distintos ¿Cómo fue ese proceso de construcción de una poética dialogante, por llamarla así? 

IZ: Es justo como dices: la poesía se dibuja en un lienzo muy amplio y puede echar mano de recursos de todo tipo para transmitir lo que quiere transmitir. En el caso de este libro era esencial la parte documental, me interesaba ese tono realista o de registro, por decirlo de algún modo. 

JMH: Por supuesto quería preguntarte sobre la ballena como núcleo central de tu libro. ¿Qué significa para ti la ballena? 

IZ: Adoro a las ballenas porque son extensas en todo sentido, tanto que en ellas cabe cualquier atributo que queramos adjudicarles. Por eso me gusta jugar con sus fronteras o con sus dimensiones, pensarlas como espacios abiertos y no definitivos (como los países, aunque a Trump no le guste). 

JMH: Quería preguntarte si crees que tu libro podría ser considerado como un “bestiario” personal de Isabel Zapata.

IZ: Claro que está inserto en esa tradición, pero también debo decir que quería alejarme de los lugares comunes que hay en la idea de bestiario. Como decía antes, no me gusta hablar de los animales simplemente para reflejarnos en ellos, de usarlos como espejo: mi intención era ponerlos a ellos en el centro del escenario, hablar de sus vidas privadas y de lo que ocurre al margen de nuestra mirada y a veces a pesar de ella.


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