Hace unos días se difundió una noticia sobre unos lamentables hechos en una escuela primaria en Torreón, Coahuila: la muerte de una maestra a manos de uno de sus alumnos que disparó contra ella y otras personas, y después de eso se suicidó. ¿Quién fue el culpable de eso? En México tenemos la fortuna de contar con autoridades que en menos de 12 horas lo encontraron: los videojuegos y las finanzas de los abuelos.
En la antigüedad, cuando existía algún conflicto, los que portaban el poder de autoridad, investigaban qué o quién lo había provocado, los motivos de por qué se había hecho, y con base en eso informaban y tomaban una solución que buscara seguir generando el equilibrio y la armonía en el pueblo. En la actualidad, en nuestra sociedad organizada, cuando hay algún hecho dañoso, más que importar el porqué y quién lo hizo, simplemente se busca a quién la pague.
En otros países, cuando la autoridad se enfrenta a un conflicto, si bien influye el impacto mediático social del hecho, busca encontrar la causa para controlarla, conocer sus motivos para comprenderla, y finalmente investiga para verificar quién pudo influir en su realización, atenderlo y resolverlo. En caso de que el Estado haya realizado un acto indebido que provocara esa situación, las propias autoridades buscan reparar el daño (basta analizar los casos de los tribunales de amparo españoles, donde el Ministerio Público en múltiples ocasiones emite alegatos a favor del ciudadano afectado, aún en contra del propio Estado que le paga el sueldo).
Pero en México ¿quién es el culpable?, los videojuegos, las leyes, los otros estados, diversas autoridades, órdenes de gobierno distintos, mis vecinos, los de enfrente, y todo aquello que pueda ser blanco del lavado de manos inmediato para tratar de dar una “solución” pronta y eficaz ante la percepción de la población.
El caso de Torreón no fue provocado por videojuegos; se trata de un asunto delicado donde un menor de 11 años copió las conductas de dos estadounidenses que en 1999 mataron a 13 personas en una secundaria de Estados Unidos; se trata de un caso de cómo un menor de 11 años, con su tamaño y estructura física tiene la fuerza para sostener un par de armas que para un adulto representa dificultad en su maniobra y manipulación; se trata de un caso de cómo un menor de 11 años puede disparar y controlar la dirección de los disparos; se trata de un caso de cómo un menor de 11 años pudo obtener dos armas de fuego; se trata de cómo un menor de 11 años no pudo distinguir la realidad de la ficción, no pudo ser escuchado, fue olvidado, y provocó que otros olvidados perdieran la vida o salieran lesionados. Se trata de un caso donde hay responsabilidad de la familia, de la escuela, de la autoridad, de algunos medios de comunicación que su negocio es la explotación de la desgracia ajena y que normalizan la violencia callejera y estructural.
Pero ¿qué podemos esperar en un país donde las autoridades Federales, Estatales y Municipales se encuentran enfrentadas atribuyéndose las culpas de todos los problemas que se presentan diariamente?, ¿cuál es el panorama donde la violencia quiere combatirse a través de discursos vacíos y alegando que las leyes no funcionan por lo que deben modificarse para volver a un sistema autoritario y restrictivo? ¿Cómo podemos evolucionar si cada que una persona es responsable de un hecho carece de valores propios para reconocerlo, y crea escenarios y mentiras para que otros paguen por lo que aquél hizo?
Aún no llevamos ni cinco días del hecho en Torreón, cuando la autoridad ya actuó en contra del patrimonio del abuelo del autor por presuntas irregularidades. Si en menos de 5 días las detectó, ¿no pudo haber detectado la violencia social que permeaba en esos sectores para tratar de prevenirla?
Aún estamos en consolidación de la estructura del nuevo proceso penal que es más transparente y benéfico, pero la autoridad Federal presenta un paquete de reformas, basada en la perspectiva popular y en las mentiras de algunos operadores en materia de seguridad, para regresar al modelo destructivo, inhumano y autoritario, en víspera de elecciones intermedias, ¿pues no que la solución estaba en atender los problemas de raíz y satisfacer las necesidades no satisfechas?
Hace unos meses se decía que por el incremento de la violencia estábamos al borde del colapso. Luego el mundo comenzó a caer financieramente; la crisis, que nadie vio y nadie platicó con ella, apareció de repente, quebrantando las economías nacionales, haciendo caer las bolsas internacionales, y provocando el alza de precios, la baja de salarios y la eliminación de empleos. ¿Esto también será causado por los videojuegos, el nuevo sistema penal, la administración de justicia, los vecinos y los gobiernos del pasado?
¿Recuerdan a Goebbels?, si no es así, basta recordar algunos de sus principios como el de la Exageración y Desfiguración, que implicaba convertir cualquier información, por pequeña que fuera, en una amenaza grave; el de vulgarización, que era adaptar la información en forma popular, pues la capacidad receptiva de las sociedades es limitada y tienen comprensión escasa; el de Orquestación y el de Verosimilitud, o difundir un número pequeño de ideas, repetirlas incansablemente, una y otra vez desde “diversas perspectivas” y apoyado de “distintas fuentes”; y el de Unanimidad, o llegar a convencer a mucha gente de que piensa como todos los demás, es decir, que se crea que todos piensan igual para crear una impresión de unanimidad sobre un mismo tema.
¿Saben quién es el culpable? Me gustaría decir “Fuenteovejuna, señor”, pero si quieren conocer al culpable de la violencia, la discriminación, la intolerancia, la indiferencia, la angustia, la depresión, la pobreza, la escasez, el olvido, entre otros, basta mirar un espejo… Luego les cuento lo que pasó cuando desperté de mi sueño y me di cuenta que no sabía nada.