El grave asunto del embarazo no deseado, sobre todo en mujeres y/o parejas adolescentes, tiene fuerte resonancia en el Congreso del Estado de Aguascalientes, debido especialmente a su inadecuado y acientífico abordaje al respecto, del que exhiben particularmente dos diputadas involucradas, de distinto signo partidista. Así lo consigna la columnista de este diario, Tania Magallanes, en su entrega: (LJA.MX. Por mis ovarios, bohemias, El show del Congreso: la sanción al abandono a embarazadas. 08/01/2020. https://bit.ly/39RX6Xb ). Quien expresa:
Es urgente la discusión desde el Congreso de este tema con una perspectiva científica y laica, algo que ha sido imposible de realizar por la presencia de diputados como Paloma Amézquita (PAN), promotora también junto con la de Morena (Natzielly Rodríguez Calzada, diputada del Movimiento de Regeneración Nacional) de esta iniciativa sancionadora y partidaria del Frente Nacional por la Familia. Esta iniciativa reduccionista que se cuelga de la perspectiva de género, sin tenerla, no abona en lo absoluto a pensar de los problemas de fondo, no los comunica porque no los conoce, no los estudia; los diputados no legislan después de un amplio trabajo de análisis con estrategias que impliquen un cambio social en cuestiones de estereotipo sexuales, de feminidades y masculinidades.
Problemas de fondo, desconocimiento, falta de análisis, ausencia de planeación estratégica, inducción de un cambio social sobre estructura, usos, prácticas, costumbres y dinámicas culturales en sexualidad y reproducción humanas, características de nuestra sociedad hidrocálida y, por extensión, mexicana; elementos todos inherentes a la ética de la vida que llamamos Bioética, bajo su especialidad en sexualidad humana integral. Asunto en el que estoy de acuerdo, hace falta un abordaje profesional y científico, más allá de connotaciones partidistas, reduccionistas o conservadoras.
Para empezar. Hablando de Legislación y legislaturas, es preciso invocar el principio jurídico de la prioridad de lo social sobre lo jurídico. ¿Qué ‘es primero, la sociedad o el Derecho? Pregunta que deriva en dos tesis clásicas: – Existe una antigua y venerable tradición doctrinal, según la cual, para que haya Derecho, tiene que haber sociedad. Esta doctrina se recoge formulada como tesis en un aforismo latino, que dice: Ubi ius, ibi societas; donde hay Derecho, hay sociedad. Radicalmente entendida, esta tesis alude tanto a la innata predisposición social del hombre, que hace que el vivir en sociedad sea una condición existencial peculiarmente suya, como a una de las dos notas esencialmente constitutivas del Derecho, cual es la bilateralidad o alteridad en el sentido más genuino del término (de alter = otro). En contrapunto con ésta existe otra tesis, que también se enuncia con fórmula precisa en otro aforismo latino, éste mucho más divulgado que el anterior, y que dice: Ubi societas, ibi ius; donde hay sociedad, hay Derecho. Estrictamente entendida, esta segunda tesis nos viene a decir, que donde existe sociedad, necesariamente habrá Derecho. Lo cual no excluye lógicamente que pueda existir Derecho también en otro marco distinto de convivencia no conceptuable como sociedad. (Fuente: Marcelino Rodríguez Molinero. La Sociedad y el Derecho*, Anuario de Filosofía del Derecho VII (1990) 239-259. El presente estudio es un anticipo de un próximo libro sobre Introducción al Derecho, del cual constituye el capítulo fundamental. Salamanca).
Para ilustrar la importancia de la estructura social precedente al derecho positivo, invoco lo siguiente: – Una línea de padres fundadores del México contemporáneo la vemos encarnada en investigadores como Arturo Warman y el Dr. Rodolfo Stavenhagen (1932–2016), incansable defensor de los derechos humanos de los pueblos indígenas. Que son seguidos por Francisco López Cámara, por ejemplo, con su obra la Estructura económica y social de México, en la época de la reforma. Y publicó la editorial Siglo XXI Editores. 1967. En que expresa convencido: “Por mucho tiempo, los mexicanos nos hemos preocupado primordialmente por la historia política de nuestro país, dejando en segundo plano, o ignorándolos del todo, aspectos estructurales de nuestro pasado en los que en definitiva está la verdadera explicación de los hechos externos.” (Opus cit., Prefacio, p.1). En paralelo, y sin demérito alguno por ser extranjero, ha sentado fundamentos del análisis para el campo latinoamericano, Eric R. Wolf, precisamente estableciendo vinculaciones de las comunidades campesinas con el mercado mundial. Bien decía Marx que las mercancías no van solas al mercado, tienen sus portadores (träger) y estas personas vivas, con su trabajo vivo producen el valor económico que se metamorfosea -como una crisálida- primero en valor mercantil, luego en dinerario, luego tesoro de las naciones y luego en valor financiero del Capital, que no puede ser sino transnacional y monopólico. De este complejo y endiablado proceso de mitificaciones dinerarias surgen los conflictos sociales, la ruptura de la sociedad, la desigualdad de clases y definitivamente su excrecencia societaria que es la pobreza, llámesele lumpen proletariado a tal conjunto, o los 53 millones de pobres mexicanos, con los que hoy se estructura la base de la sociedad mexicana. (Nota mía: LJA. Los grandes ausentes. Sábado 16/06, 2018).
Por analogía, también, el Derecho no va sólo a las cortes, a los Parlamentos o a los Congresos. Es llevado por trägers/portadores, personas vivas que comportan una representación social, los diputados-as.
Notación nada ociosa y sí, clave, para el asunto que nos ocupa. El hecho social del embarazo/aborto/prácticas individuales o comunitarias de género, sexo, masculinidad o femineidad/etc., anteceden, reclaman, exigen normatividad adecuada, científica, suficiente como para poder evaluarse y coexistir de manera coherente con las demás figuras jurídicas del sistema legislativo. De modo que esa falta o falla o error o fiasco legislativo es imputable y exigible a los legisladores implicados. En este asunto no existe, no cabe una pretendida vacatio Legis. Resulta imperio de Ley normalizar hechos sociales de tanta relevancia como estos. Y quede claro que no está a su arbitrio, gusto o capricho, es un imperativo de su encargo, bajo rectitud de conciencia, de conocimiento y de aptitud legislativa. Lo demás resulta en trivialidades o liviandades indignas de su encargo constitucional.
Relativo al tema nodal de la difusión y capacitación en población, particularmente adolescente y juvenil, sobre contenidos críticos de sexualidad y reproducción humana, confrontamos hoy un saldo social negativo de inconmensurables dimensiones, que es por cierto responsabilidad de las presentes generaciones. Lo he citado en anteriores entregas, ha sido ejemplar el rôle que jugó el Programa Interinstitucional de Planificación Familiar, 1977, cuyo plan con objetivos, estrategias, metas demográficas y de salud para el sector público que posibilitó la creación de la Coordinación del Programa Nacional de Planificación Familiar del Sector Salud. Durante el periodo 1977-1980, Y se reprodujo en el Programa Interinstitucional de Planificación Familiar para el sexenio 1983-1988. Bajo el contexto de la salud materno infantil. Cuyo éxito en la estructura social, por metas demográficas, mexicana fue a todas luces ostensible.
Hoy, desde mi punto de vista, la pugna irreductible entre partidos políticos y el conjunto mayoritario dominante de la 4ª Transformación -desde ideologías miopes, recortadas, obtusas, de bajo fondo, corto placistas- hace imposible la edición en lo social de políticas públicas de largo aliento, generosas en la dinámica societal, amistosas con las generaciones juveniles de recambio, visionarias de un futuro más auspicioso, respetuosas del conocimiento y del espíritu científico derrumben los mitos, paradigmas y visiones fixistas que hoy no les permite ver más allá de sus narices.