Hoy, cumplimos ya 58 semanas con el presidente López al frente del Poder Ejecutivo de nuestro desconcertado país. Cada una de ellas ha traído emparejada, al menos, una noticia que ha provocado en el ánimo de una buena parte de los mexicanos, y, a veces de curiosos e interesados extranjeros, interés, inquietud, preocupación, enojo, risa, incredulidad. Ciertamente ha generado una reacción en algún sentido, a sus seguidores y simpatizantes, alegrías; a sus detractores, tristezas, molestias, frustración. Ambos grupos, reaccionan y, en diferentes escenarios, chocan y se confrontan, pero no cabe duda que hay una separación entre los mexicanos, azuzados desde el púlpito de las mañaneras, por el propio presidente. Sí, es un grave despropósito, pero es una realidad.
Esta semana que concluyó, no fue la excepción. La presencia e intervención siempre aguda e incómoda para el presidente López del periodista Jorge Ramos, quien una vez más puso el dedo en la llaga, y si bien reconoció la apertura de las mañaneras para que los medios de comunicación cuestionen de manera directa al Ejecutivo de México, también recargó sus cuestionamientos sobre los temas sensibles y difíciles de la inseguridad en el país, y que, ya sin el pretexto de responsabilizar a las administraciones federales anteriores, el gobierno morenista debe asumir de ya su responsabilidad. A boca jarro le preguntó Ramos al presidente sí, ante los pésimos resultados en materia de seguridad pública, no tiene considerado cambiar su estrategia, pasando por supuesto, en el cambio de su gabinete especializado, a lo que López, en su estilo chabacano respondió, “eso sí calienta”, y claro, regresó a las formas que le han resultado hasta hoy, dándole la vuelta, y asegurando que ya está todo bajo control, aunque las estadísticas dicen que en México mueren 4 personas por hora, y las autoridades sólo andan dando palos de ciego en su actuar.
La polémica por el tema de la reforma al Sistema de Salud sigue sin aflojar en el ánimo de la opinión pública y de las “benditas redes sociales”. La desaparición del Seguro Popular, sin la consolidación de la alternativa del régimen, el ya tristemente famoso Insabi, ha seguido generando problemas a la población quién día a día debe buscar resolver sus problemas de atención a su salud, desde los males más elementales hasta aquellas situaciones que, en el argot institucional, son denominadas enfermedades catastróficas, porque su atención puede causar la ruina económica de familias enteras en plazos muy cortos. El Insabi no ha logrado consolidar sus reglas de operación, lo que provocó una reacción de un grupo de gobernadores de oposición a Morena, quienes acordaron no firmar los convenios de colaboración hasta que no se aclare y garantice la salud de todos los mexicanos, conforme a lo que establece la Ley General de Salud. Habrá que ver cómo reaccionará el Gobierno Federal ante la rebeldía, sobre todo a sabiendas que tiene las riendas del presupuesto en la mano.
Este asunto, en el marco de lo que comentábamos en el primer párrafo de este texto, se avivó con el debut del presidente en su calidad de abuelo, por gracia de su hijo José Ramón, quién llevó a su esposa a ser atendida de su parto a una clínica privada en la ciudad de Houston, Texas, en el vecino país del norte. Tras más de 10 días del régimen lopezobradorista de luchar denodadamente por convencer a los mexicanos de que los servicios de salud del país serán como de primer mundo, que es importante confiar y tener fe en que las instituciones de salud nacionales son de alta calidad y confiabilidad, resulta que el vástago del presidente salió corriendo, junto con su esposa, para recibir a Salomón Andrés, en una, sí, clínica primermundista; allá, en terrenos del declarado, por el morenaje, demonio imperialista norteamericano. Ah, y no sólo eso, Salomón Andrés es de facto, ciudadano norteamericano por su oriundez.
Seguimos.
Entre todo este ambiente agitado, se filtra entre los medios de comunicación la intención del gobierno morenista de promover una reforma judicial llena de elementos que significan un claro retroceso a la situación que tomó décadas llevar al punto aún hoy vigente, y que pretende afectar la autonomía del Poder Judicial al crear una nueva figura, designada por el Senado de la República para juzgar a jueces más allá del Consejo de la Judicatura. Adiós separación de poderes. La propuesta también lleva a la autorización de una detención de hasta 40 días en lo que se averigua la situación legal que se investiga. En este retroceso, y contrario a la consideración elemental de los derechos humanos de los mexicanos, resulta que ahora será viable que los jueces acepten declaraciones o pruebas obtenidas ilegítimamente, incluso, a través de tortura a los implicados. Mal. Esta propuesta no representa un avance en materia de la procuración de justicia, es justamente, todo lo contrario, México, en materia de justicia, involuciona.
Entre todo este desbarajuste, sucedió que el Senado norteamericano aprobó, finalmente la firma del Tratado México, Estados Unidos, Canadá, T-MEC, y queda pendiente la aprobación por la autoridad competente canadiense. En materia económica, hay cifradas esperanzas que la entrada en vigor de este acuerdo regional, mejora las condiciones de desarrollo y crecimiento económico, sobre todo en materia de comercio internacional, aunque, como dicen, la burra no era arisca, pero un día ya hicieron acto de presencia las “letras chiquitas”, esperemos que no aparezcan otras.
Finalmente, merece mención, la vacilada de la rifa del avión presidencial, que siendo serios, no tiene posibilidad alguna de caminar, aunque algunos personajes de la 4T ya están listos para hacerse de su Boing personal. Este asunto, no deja por supuesto de ser un gran distractor, para llevar la atención de los mexicanos fuera de los temas serios y delicados, realmente importantes, como son la salud, la economía, la inseguridad, la educación, los migrantes. López es hábil y gran engañador. Centremos la atención en la resolución de los problemas de México.