Hace unas semanas se pronosticaba la Tercera Guerra Mundial, con una gran cantidad de notas periodísticas -y los subsecuentes memes- sobre la creciente tensión entre Estados Unidos e Irán. Gran parte de la atención ha estado dirigida hacia los líderes políticos de ambos países y su inflamatoria retórica. Poca atención se le ha prestado, como siempre, a las complejidades del asunto y a las opiniones divididas de ambas sociedades, que en su gran mayoría desean la paz.
Ambos países comparten la característica de que son gobernadas por grupos políticos radicales, cosa que le ha dado mala fama a sus poblaciones. “Los gringos están locos, aman la guerra” mientras que “allá en Irán son unos radicales que llevan en guerra desde siempre”. En esta entrega de Mareas Lejanas, navegaremos desde las costas californianas del Pacífico hasta las aguas del Golfo Pérsico, reflexionando sobre cómo la ideología de la derecha cristiana radical que apoya a Trump y la de los Mulás iraníes son tan parecidas entre sí como diferentes a la manera de pensar de la mayoría de sus ciudadanos.
Si bien es innegable que los líderes de la Revolución Islámica en Irán han tenido una retórica inflamatoria en contra de EE.UU. desde hace años, esto no es por casualidad. El estado estadounidense ha saboteado al gobierno iraní desde que el derrocamiento del antiguo monarca -llamado “El Sha”- llevó a los clérigos chiitas al poder. Los estadounidenses por años han tratado de desestabilizar al gobierno iraní con sanciones económicas, amenazas y ataques, el más reciente de los cuales es el reciente bombardeo que asesinó al general más importante de Irán, iniciando este nuevo episodio de elevadas tensiones.
En la televisión estadounidense se han mostrado imágenes de personas gritando “Muerte a Estados Unidos”, dando una imagen de un Irán ferozmente anti estadounidense. Buscando en medios independientes, posible ver videos en los que los iraníes evitan pisar banderas estadounidenses pintadas en la calle por las autoridades. Hay otros donde aparecen personas pateando y pisando la imagen del General Suleimani. Sin importar esto, lo que prevalece en la mente de muchas personas son las declaraciones del expresidente Ahmadineyad sobre El Gran Satán “estadounidense” han dejado la prevalente impresión de que los iraníes odian a muerte a los estadounidenses.
Es notorio que la sociedad iraní está dividida. Se trata de una sociedad diversa, donde la mayoría no apoya la política beligerante de los gobernantes. Los últimos 3 años han sido complicadísimos para el gobierno de la Revolución Islámica y para sus ciudadanos. Un movimiento popular de protestas inició en 2017 en Irán luego de un alza en la gasolina. En ese entonces el gobierno cerró el internet y asesinó a cientos de personas.
Es notorio que al llegar estas protestas, la historia ha sido diferente. Luego de 2 años de la imposición de las sanciones estadounidenses diseñadas para hacer sufrir a la gente para que presionen al gobierno, los iraníes más pobres están sintiendo el impacto del alza de precios de productos básicos. Con la llegada de Trump, se destruyó famoso “Acuerdo Nuclear con Irán” y las sanciones regresaron. Como sabemos bien los mexicanos, para hacer un trato con Trump hay que ceder más que antes, pero Irán no está dispuesto a ceder más.
Las protestas aumentaron aún más luego de que -en un giro tan trágico como inesperado- un soldado iraní disparó contra un avión de pasajeros ucraniano, matando a todos a bordo, pensando que era un misil estadounidense. El gobierno trató de ocultar el hecho, atribuyendo la caída del avión a una falla técnica. Cuando se vieron obligados a admitir que habían derribado el avión por error, el descontento y la indignación de la población en las calles aumentó aún más.
Por otro lado, en Estados Unidos las encuestas dicen que solo el 24% de los ciudadanos quieren una guerra con Irán, una cantidad bastante reducida. ¿Entonces, qué está pasando? Parte de la explicación reside en que el partido del presidente, los Republicanos, se han radicalizado fuertemente desde hace años. Se ha formado una coalición que incluye tanto radicales cristianos como proponentes del imperialismo estadounidense.
Trump llegó al poder en buena medida apoyado por la facción religiosa radical. Es un movimiento de políticos, activistas y medios de comunicación en el que persigue una agenda de oposición feroz contra los demócratas y una agenda radical cristiana en cuanto a política pública. Su programa es de jihad (Guerra Santa) contra la izquierda y los programas sociales y sharia cristiana (ley religiosa) en cuanto a temas sociales como el acceso al aborto y los derecho LGBT. En cuanto a la intención de atacar Irán, el nombre central es John Bolton, ex-asesor del presidente, quien apoyó dentro de la administración la idea de buscar una Guerra con Irán. Si bien el no es un radical cristian, esta idea va en línea con la narrativa de Trump de haber sido “ungido por Dios”. Una minoría beligerante dentro del partido en el poder, está llevando al país hacia una confrontación militar ¿Suena familiar?
Es claro que el conflicto es de orden geopolítico y no religioso. Con todo, es interesante que en muchos temas sociales, es probable que la derecha cristiana y la revolución islámica están más cerca de lo que parece, como lo muestra la asistencia de Trump a un evento anti-aborto la semana pasada, el primer presidente en hacerlo desde la legalización en 1973.
Evidentemente los iraníes tienen un panorama más complicado en esta situación, con una economía en ruinas y el riesgo de una guerra en casa. Los estadounidenses difícilmente verán combate en su territorio, pero las interminables guerras estadounidenses siempre implican el sacrificio de soldados, muchos de ellos empujados al ejército por la pobreza.
Posdata: Como también son empujadas por la pobreza las personas que la Guardia Nacional está deteniendo, engañando, golpeando y hasta matando en la Frontera Sur al tiempo que yo escribo este texto, igual que ahora cuando lo estás leyendo. Sean cuales sean las condiciones externas, deberíamos avergonzarnos de estar siendo parte del nuevo muro continental de Trump, sobre todo como un país formado por migrantes (hasta los Aztecas venían de Aztlán) que sigue expulsando migrantes todos los días. ¿La propuesta? Apostar por la solidaridad, a la próxima profundizamos.