De acuerdo con el Inegi, el anterior Censo de Población y Vivienda 2010 contabilizó al 78 por ciento de los mexicanos viviendo en zonas urbanas (localidades con más de 2500 habitantes) y el resto en áreas rurales. El porcentaje de 2010 manifestó la tasa más alta en cuanto a concentración poblacional en áreas urbanas y mantuvo la tendencia de aglomeración observada en la última mitad del siglo XX, la cual se incrementó de 42.6 por ciento en 1950 a 74.6 en el año 2000 -según datos del Inegi-.
La concentración poblacional en zonas urbanas en las última mitad del siglo XX fue impulsada por diversos factores de orden económico, político y social. Sin embargo, uno de los más importantes fue el proceso de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) impulsado en México entre 1950 y 1980. En esa fase histórica se crearon, crecieron, desarrollaron y aglomeraron -en las principales ciudades- empresas manufactureras dedicadas a diversas actividades productivas, las cuales brindaron -a los habitantes de un país en expansión- una oferta laboral distinta a las actividades agrícolas o ganaderas tradicionales. Esta situación motivó a millones de mexicanos a migrar del campo a la ciudad, agrandando así las áreas urbanas, que en muchos casos lo hicieron de forma desordenada.
La concentración industrial impulsó el florecimiento y diversificación de los sectores productivos, en especial los vinculados a servicios, los cuales concentraron grandes cantidades de trabajadores con niveles de especialización bajos que migraban desde el campo a las grandes urbes con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Una primera manifestación de la migración interna del campo a la ciudad se puede observar en las cifras de población que vivía en localidades menores a 2500 habitantes. De acuerdo con el Censo de 2010, el Inegi reportó que las entidades con menor población rural eran el Distrito Federal (0.5%), Nuevo León (5.3%), Baja California (7.7%) y Coahuila (10.0%), estados que concentran sectores industriales importantes. Destacan los casos del Distrito Federal y Nuevo León que durante el período de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) atrajeron numerosos contingentes de población los cuales agrandaron de manera constante las áreas urbanas hasta concentrar en sus actuales zonas metropolitanas 20.1 y 4.2 millones de personas, respectivamente. Por su parte, la situación de Baja California y Coahuila fueron entidades que experimentaron un boom industrial en la última parte del siglo XX por diversos factores como la maquila, la apertura comercial, la cercanía a Estados Unidos, los bajos salarios y las condiciones laborales precarias, atrayendo población a ciudades como Tijuana, Mexicali, Saltillo, Torreón y Piedras Negras.
Otra de las estadísticas que dan cuenta de los movimientos poblacionales internos hacia los principales centros industriales y económicos del país es la distribución porcentual de población que nació en otra entidad federativa según su residencia a la fecha censal. En este sentido, y de acuerdo con el Inegi, en 2010 las entidades que tenían mayor porcentaje de habitantes nacidos en otros espacios eran el Estado de México, Distrito Federal, Baja California, Jalisco y Nuevo León que en conjunto concentraban el 53.1 por ciento de los 19. 7 millones de personas que expresaron una lugar de nacimiento distinto. De las entidades señaladas, cuatro poseen una explicación vinculada a la ISI, puesto que por motivos políticos la concentración industrial y poblacional se dirigió hacia tres polos urbanos entre 1950 y 1980: Monterrey, Guadalajara y Ciudad de México, esta última acrecentó su tamaño tan rápidamente que comenzó a incorporar espacios a su zona urbana más allá de los límites políticos de las 16 delegaciones del Distrito Federal, agrupando a más de cincuenta de municipios del Estado de México. En cuanto al caso de Baja California, se favoreció la atracción de miles de personas provenientes de diversas entidades del país, que a partir de la década de los setenta llegaron a Tijuana -y en menor medida a Mexicali- impulsados por la oferta de trabajo en la industria maquiladora de exportación y la cercanía a la frontera con Estados Unidos. Tan importante fue el crecimiento de Tijuana que su población se multiplicó vertiginosamente, entre 1990 y 2010 creció casi un millón de personas, al pasar de 747 mil a 1.6 millones -según datos de los Censos de Población, Inegi.
En el contexto actual, las dinámicas económicas del país se han modificado y la concentración poblacional se ha diversificado hacia nuevos centros urbanos que experimentan expansión económica significativa como son los casos de metrópolis como Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí, Torreón, Chihuahua, Juárez o Hermosillo, casos que atraen nuevas oleadas de población hacia sus urbes, motivadas por la oferta de trabajo, la calidad de vida y los diversificación de servicios.
Es importante esperar a analizar los cambios o continuidades en las tendencias antes descritas con los datos que nos ofrecerá el nuevo Censo de Población y Vivienda 2020 de Inegi, ya que estos nos permitirán adentrarnos en las dinámicas y expresiones de la aglomeración poblacional en los espacios urbanos del país.