¿Quiénes son estas Perras de reserva? Fue el primer pensamiento que tuve cuando leí por primera vez el título de este libro.
La sospecha de una posible respuesta la pensé desde mi formación sociológica, lo siento, no pienso negar nunca mi vena marxista. Desde la teoría social diríamos que el ejército de reserva, son aquellas personas que no tienen lugar en el sistema capitalista, y que por consecuencia son sumamente dependientes de él, desesperadas a tal punto que harían cualquier cosas para subsistir.
Un ejército de perras. Mujeres desesperadas, esperen ¿qué? ¿Pues de qué chingaos escribió esta vieja? ¿No que escribía sobre vampiros, hombres lobo y esas chingaderas?…
No creí que me iba a topar con un universo literario tan hiriente, que ahora los cuentos típicos de terror me producen risa. El verdadero monstruo en estos relatos, tal como en la realidad, es la violencia, que ha mutado de tantas formas, en tantos sitios, que nos parece algo natural, e incluso algo casi necesario.
Esta serie de cuentos, que yo me atrevería a considerar una novela, son resultado de tres años de trabajo de investigación documental y etnográfica, la autora estuvo expuesta a cientos de materiales culturales para construir a las protagonistas de cada historia, habló, observó, preguntó, empatizó con mujeres tan diversas en su vida cotidiana, que cada relato parece una entrevista, y quizá eso sean, entrevistas a los personajes que no queremos ver, ni queremos creer que existen, porque lastiman nuestra comodidad.
Durante estos años, quienes tuvimos el honor de acompañar de alguna manera este proceso de investigación obsesivo, minucioso, casi maníaco que realizó la escritora, sabemos que detrás de todo este trabajo hay muchas horas de insomnio, de llanto, de rabia, de encrucijadas morales y profesionales, ¿sería prudente que dejara de hacer literatura para irse a la acartonada academia?
- ¿Quién lee a las académicas que dicen darle voz a las mujeres desde los estudios de género?, pues la verdad es que otras académicas, y nadie más, autogol para el gremio, pero sabemos que es cierto.
Para nuestra suerte, Dahlia ha decidido mostrarnos el mundo a través de 9 historias de 9 mujeres totalmente distintas, en apariencia al menos, que nos confirman lo que ya sabíamos, que para sobrevivir las mujeres nos enfrentamos a estructuras tan complejas, y tan distintas en el día a día, que las cadenas del patriarcado no tienen límites de clase, de raza, de etnia, o de adscripción política, eso sí, nos deja perfectamente claro, que cada contexto tiene implicaciones específicas, para que no andemos diciendo que la violencia nos afecta por igual, es un “mija, sí no sabe, cállese el hocico, mejor no opine”…
Si usted está buscando un libro feminista, déjeme decirle… que se equivocó de presentación, pero si gusta de seguro la UAA vuelve a traer a Lagarde, ooootraa vez el año que viene. Chin, ¿lo dije o lo pensé?. Este libro no se trata de justicia, se trata de venganza, no es apología al narco, es el retrato del contexto en que vivimos, pero queremos seguir pensando que es ficción para no desquiciarnos, les tengo una sorpresa: ya nos rebasó.
Dahlia logra darles voz a costureras, sicarias, amas de casa, creyentes fanáticas, hijas de políticos, abortistas, herederas del narco, todo sin una carga moralina, y sin querer que sintamos lástima o compasión, estas mujeres no la necesitan, ni la quieren. Ellas saben cuáles son cada una de sus cadenas, la feminidad, las jerarquías, la restricción de la sexualidad, ellas vinieron a romperlas todas.
Aplausos por la capacidad de usar de manera tan distinta en lenguaje dependiendo del personaje.
Me permito contarles, que en estas letras hay un tributo a las mujeres más cercanas a la escritora, pero también están aquellas que sólo fueron un titular en los periódicos amarillistas; qué glorioso, amiga, que al menos a través de tu escritura pudiste darles una segunda chance, un final alternativo, la oportunidad de estar vivas, una sádica venganza, porque ni el estado, ni los medios, ni la sociedad pudimos darles justicia.
Dahlia viene a lastimarnos, y qué bueno, la literatura que no nos llega a las entrañas, pasa de largo, Perras de reserva viene a clavarse en nuestra espina dorsal, podrá gustarles o no, pero les aseguro que no pasará de manera desapercibida.
Con Dahlia no existen tibiezas, ella quiere incendiarlo todo, como cada una de sus mujeres, viene rabiosa y siempre a por más.
Gracias, amiga, por cada una de tus letras.