- La autora abrió el programa de ¡La FIL también es Ciencia! con una conferencia sobre las fronteras entre lo que somos, lo que imaginamos y lo que llegamos a conocer
- La de Siri es la historia de una chiquilla de una ciudad al sur de Minnesota que desde niña descubrió la literatura a través de Emily Dickinson, y luego se encontró con un mundo en el que la desigualdad entre los géneros era un forma de mirar y de hacer el mundo
El microbioma que habita en todos los seres humanos, y que hasta hace pocos años era completamente desconocido para la ciencia, es el ejemplo perfecto de cómo las fronteras son más difusas, permeables y comunicantes de lo que pensamos, señaló Siri Hustvedt, autora de Recuerdos del futuro y premio Princesa de Asturias de las letras 2019, además de responsable de abrir las actividades del programa ¡La FIL también es Ciencia! de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Durante mucho tiempo, añadió la divulgadora de la ciencia, los investigadores establecieron que los cuerpos estériles eran los espacios perfectos para la creación. El útero, según esta convicción, era un espacio fecundo porque estaba aislado del resto del mundo, incontaminado y, además, en su proceso creador diseñaba una cápsula que garantizaba la separación entre los cuerpos de la madre y del feto.
Esta concepción errónea, pues hay pocas cosas tan ricas en microbioma como los órganos interiores femeninos, se suma a otras, como la de que los genitales femeninos son la contraparte exacta y oculta de los masculinos. Ambas representaciones fantasiosas de la ciencia constituyeron un obstáculo para el conocimiento, como ha ocurrido a lo largo de la historia en múltiples campos del quehacer humano.
Ya lo había anunciado su presentadora, Elena Ramírez, directora del sello editorial Seix Barral: la de Siri es la historia de una chiquilla de una ciudad al sur de Minnesota que desde niña descubrió la literatura a través de Emily Dickinson, y luego se encontró con un mundo en el que la desigualdad entre los géneros era un forma de mirar y de hacer el mundo. “Leer sobre la trayectoria de Siri Hustvedt es seguir los pasos de un constante consolidar del conocimiento”, dijo Ramírez.
Sobre esta consolidación, Hustvedt continuó su conferencia, titulada Fronteras abiertas, historias de una vagabunda intelectual, rememorando su propia infancia, en la que hacía viajes en carretera por todo Estados Unidos, en compañía de sus padres y hermanas. Uno de los lugares que frecuentaban y que más huella dejó en su experiencia es el Monumento de las Cuatro Esquinas, ubicado en el sudoeste de Estados Unidos, y que marca la unión de cuatro estados: Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México.
Recostarse junto a sus hermanas con las manos en un estado y los pies en otro constituyó un punto de inflexión para Siri, quien reflexionó sobre la subjetividad de las fronteras. Añadió que su trayectoria profesional vagabunda -un vagabundeo que va de la poesía a la neurociencia- es un reflejo de su vocación para deconstruir las fronteras con las que interpretamos el mundo, puesto que “el conocimiento corre en diferentes sentidos y supuestos”.
“Las expectativas conforman la impresión de muchas situaciones, de la misma forma como la percepción está basada en la experiencia pasada”, explicó y añadió que esta situación puede deformar la construcción del conocimiento, tal como le pasó a Marco Polo, cuando describió a un rinoceronte como un unicornio, obedeciendo a los dictados de su imaginación.
Existe una revolución del pensamiento cuando pensamos “qué es extraño a nuestro cuerpo, cómo definimos nuestra frontera”, lo que nos ayudaría a reducir las distancias interdisciplinarias, comprobando que las “categorías corporales y sociales y sus metáforas se relacionan”, señaló la escritora y divulgadora científica.
Con información de la FIL Guadalajara