A mi hermana Lupita y a mis queridos amigos de la infancia en Guanajuato.
Era una fila de unas doscientas personas que esperaban turno para que el argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como “Quino” nos firmara un libro de “Mafalda”, su principal creación a lo largo de su trayectoria como historietista. Ahí estaba yo, al final de la enorme fila con un ejemplar de “Toda Mafalda” publicado por Ediciones De la Flor con el anhelo de tener el autógrafo del autor.
Honestamente no recuerdo el año de ese suceso en la Feria del Libro de Guadalajara, tal vez fue hace unos diez o doce años de ese momento en que después de un montón de tiempo de espera, estaba a cinco turnos de llegar a la mesa de firma cuando un representante de la editorial anunció que Quino estaba exhausto y daba por terminada la sesión. Era frustrante.
Los que quedaban se dispersaron, es vergonzoso pero confieso que me alejé solo un poco, lo seguí por unos diez minutos a distancia y lo vi entrar a un baño. Esperé afuera, al acecho, después de un rato salió con una expresión notablemente más relajada y me acerqué para suplicarle una firma, pienso que pensó con toda razón que yo era un demente acosador y sin dudarlo abrió el libro y lo autografió, nunca supo lo agradecido que estaba por sus creaciones, que sus personajes habían sido parte fundamental de mis lecturas de infancia en la década de los setenta. Luego de firmar el libro caminó de prisa, perdiéndose en esa multitud que casi siempre hay en la FIL.
Y sí, Mafalda y todos los personajes que la acompañan son parte de los íconos de mi infancia en Guanajuato, estoy seguro que mi hermana Lupita y mis amigos que jugábamos en la calle por las tardes recordamos esa lectura de los legendarios diez libros de sus tiras cómicas con entrañable alegría. No dudo que muchas personas de mi generación y de las posteriores piensan lo mismo.
Me atrevo a comentar que buena parte de cierta conciencia crítica me nació de la lectura de esas tiras cómicas en las que se cuestionaba el militarismo, el imperialismo, la desigualdad, la pobreza, la falta de equidad de género en su tiempo entre otras muchas cuestiones sociales. Ella es el retrato de una clase media crítica y sin duda de una juventud inconforme de su tiempo.
Sabemos que Mafalda nació 29 de septiembre de 1964, en la revista Leoplán en Argentina y con el tiempo el dibujante fue agregando de los básicos de la niña Mafalda y sus padres a otros personajes como Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito y Libertad así como a su hermanito Guille.
En ese proceso las tiras comenzaron a publicarse dos por semana en la revista Primera Plana. En 1965 aparece Felipe o Felipito su primer amiguito de quien por cierto Quino llegó a expresar que se había inspirado en su amigo, el periodista argentino Jorge Timossi autor del emblemático libro “Grandes alamedas” en el que narra los acontecimientos de golpe militar chileno en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973.
Hace ya más de once años que mi amiga, la periodista y poeta cubana Peniley Ramírez me compartió una excelente entrevista que le hizo a Timossi en Cuba quien fue miembro fundador de la agencia de noticias Prensa Latina.
En 1965 Mafalda dejó de publicarse en Primera Plana y la tira cómica se mudó al diario El Mundo hasta 1968, en esos años aparecen los personajes de Susanita, Manolito, Miguelito y la mamá de nuestra personaje principal se embaraza. Luego de ese año a 1973 las tiras son publicadas en el semanario Siete Días Ilustrados apareciendo Guille y Libertad. Para entonces el personaje ya era conocido en Latinoamérica y Europa.
Muchos años después pude ver la película “Mafalda”, realizada en animación en 1982 por Carlos Márquez con un guión de Alberto Cabado, basado en la historieta, pero que honestamente me pareció anticlimática. Hubo otra versión en 1994 hecha en dibujos animados por el talentoso cubano Juan Padrón, creador de Elpidio Valdés, la cual no he tenido la oportunidad de ver.
Caminando por Buenos Aires por el barrio de San Telmo hace ya unos trece años me topé con la emblemática escultura de Mafalda sentada en una banca, me conmovió, ella era parte de mi infancia.
De vez en cuando vuelvo a las tiras de Mafalda, es un personaje entrañable que nos permite alimentar nuestro sentido crítico de la realidad desde un espléndido sentido del humor. Mafalda sigue siendo actual y eso la vuelve un clásico a pesar de los muchos cambios que ha tenido el mundo desde su creación. Los invito a leer las tiras de este personaje que sin duda ha marcado a varias generaciones.
¡Encantada con este artículo! Me ha llegado a través de Google Alerta, ya que soy administradora de un grupo en Facebook que se llama: “Tiras Cómicas de MAFALDA” (al que por cierto, le invito a entrar. Como ya son más de 28mil miembros y en este momento, 6mil personas piden entrar, lo mejor es que me escriba un correo electrónico avisándome cuál es el nombre de su cuenta Facebook, y le acepto al grupo. Así no espera tanto).
Sin tantos rodeos, voy al grano: He creado el grupo en honor a mi padre, un tipógrafo Marabino llamado Carlos Acosta quien ya no está físicamente con nosotros, y quien me ha regalado mi primer libro en la vida: uno de los 10 libros emblemáticos de Mafalda.
Yo solo tenía 6 años y sus chistes los comencé a leer de verdad, a entenderlos y a amar estas tiras cómicas a la edad de 12 años, aproximadamente (no lo recuerdo exacto).
Mafalda es importantísima en mi vida y leer esta historia, el cuento de la firma con Quino, toda la cronología de su creación, vaya… Genial e interesante, eres un perfecto admirador. Me quito el sombrero.
Voy a compartir este artículo en el grupo, con el permiso suyo.
Y le envío un saludo desde Maracaibo, Venezuela.
Mi correo electrónico: [email protected]
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Diana C. Acosta
Periodista | Escritora autopublicada | Blogger | Co-Fundadora de The Purple Quills | Community Manager | Reseñista.