Polarizados. Las manifestaciones del 1 de diciembre, en contra o a favor de la Cuarta Transformación y el presidente Andrés Manuel López Obrador, dan cuenta de una sociedad polarizada, el mensaje de dividir entre pueblo bueno y los corruptos, entre fifís y chairos, ha generado una reacción mediática, que la discusión se reduzca a sí o no y sea a través de las benditas redes sociales, pero no hay conversación por los canales adecuados, no se está haciendo política, se está en eterna campaña, ese momento electoral al que estamos tan acostumbrados que ya no escuchamos, sólo asentimos o negamos a partir de lo que se sabe que no es un hecho, y que puede ser una mentira. Lo que vivimos ayer fue una demostración de músculo de las fuerzas que supuestamente definen este tiempo del país, actos de visibilización, no argumentos.
Sin efectos. El presidente Andrés Manuel López Obrador, una vez más, llenó el Zócalo de la Ciudad de México para rendir, otra vez, un informe al pueblo y dijo lo que ya todos sabemos que iba a decir, como lo ha hecho todos los días a través de la mañanera, o como lo acaba de hacer en su libro más reciente, Hacia una economía moral, que no es la definición de rumbo en materia económica que se esperaba, sino un conjunto de explicaciones sobre las decisiones que su gobierno ha tomado, un compilado de sus mejores momentos como comunicador; ¿alguien atiende lo que dice el presidente en la mañanera?, no; no se escucha el mensaje, porque a quienes López Obrador define como adversarios, la prensa crítica, basta que el presidente intente tirar línea para buscar la información por otro lado, mientras que la prensa aduladora sólo replica los dichos del líder de la Cuarta Transformación.
Replicantes. Un ejemplo de que aquello que se dice en las mañaneras no es atendido ni escuchado es el penoso acto de zalamería de Adame Bernabé, confesó que el presidente se ganó su admiración porque se levanta temprano, razón por la que todos los mexicanos están obligados a apoyar a López Obrador sin condiciones; aquí no importan los hechos, los datos, las acciones, sólo la fe; en el otro bando, ni modo, hay que hablar así, en el otro extremo está Alejandro Solalinde, quien con una falta de empatía absoluta condenó a la familia LeBarón por manifestar su dolor como víctimas, obligándolos a tomar partido por Donald Trump o el presidente de México. ¿Cuál ha sido el papel de López Obrador?, ninguno, se ha hecho a un lado, pero más importante, las reacciones no se relacionan con el mensaje que se envía en la mañanera, ¿ha tenido algún efecto en la población que el titular de Profeco acompañe cada semana al presidente acusando a los gasolineros?, no, el mensaje presidencial es anulado por la réplica enamorada o la réplica opositora.
Comparación. Es inútil comparar los poderes de convocatoria de quienes atendieron el informe en el Zócalo y de quienes vestidos de blanco marcharon en contra del gobierno de la Cuarta Transformación, inútil porque no son poderes similares, siempre se terminará subestimando los motivos de la protesta o la afinidad. El altísimo número de votos que llevaron a la presidencia a López Obrador es menor al número de simpatizantes que tiene, el millón de suscritos a su canal de YouTube no refleja la atención que se pone a las mañaneras, tampoco los seis millones de fans de su página de Facebook, para efectos prácticos, no importa cuántos seguidores aumente, ése no es un poder que en la vida diaria mueva algo; mientras que desde el lado opositor, señalar que son más quienes están en contra del gobierno de la Cuarta Transformación que quienes marcharon en diversas ciudades del país, tampoco sirve de mucho, los tetratransformistas encontrarán la manera de ridiculizar a los adversarios por negritos en el arroz que se ufanan de ser fifís o cargan cartulinas condenando al comunismo. No hay para dónde hacerse, el gran truco de comunicación de López Obrador ha sido esta polarización de conmigo o contra mí, pues se anula el análisis de los hechos; ¿de qué sirve señalar que según Mitofsky la popularidad del presidente ha descendido algunos puntos pero de manera consistente? Las acciones de gobierno no se modifican a partir de la percepción personal del gobernante, hacerse ilusiones de que el nivel de aceptación seguirá descendiendo, es aceptar que los cambios serán posibles solamente cuando ya no tenga simpatía alguna el presidente, y eso no ha ocurrido ni ocurrirá, Enrique Peña Nieto estuvo arriba en la buena percepción y logró el Pacto por México, llegó a niveles preocupantes de simpatía e igual no pasó nada, sigue sospechosamente prófugo de alguna investigación por corrupción.
Joseph Pulitzer, en sus apuntes sobre el periodismo señala: “A veces, uno de los deberes más importantes de la prensa es oponerse a la opinión pública. James Bryce ha dicho con razón que ‘Las democracias siempre tendrán demagogos preparados para alimentar su vanidad, agitar las pasiones y exagerar el sentir del momento. Lo que se necesita son hombres que naden contra corriente, les hagan ver sus errores y se apresuren a crear argumentos que resulten aún más contundentes a causa de no ser bien recibidos’. Una opinión pública bien informada es nuestro tribunal de última apelación. Una apelación que siempre se puede hacer con seguridad contra los errores públicos, la corrupción política, la indiferencia popular o las faltas administrativas. Y una prensa honrada es el instrumento más efectivo para llevar a cabo esa apelación”, viene a cuento porque en el necesario balance de las acciones de gobierno que se deben hacer tras un año de Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República, si lo que se busca es formar lectores, informar a la sociedad, aportar elementos para la acción ciudadana, estamos obligados a tomar distancia del epíteto de adversarios y no montarnos en esa etiqueta que otorga a los periodistas un poder que no tienen, de la misma manera es indispensable tomar distancia de la adulación desinformada que reproduce las declaraciones sin verificar los datos, ante el panorama político se vuelve urgente reconocer que la obligación principal de un medio, al menos de este grupo de periodistas, editores, opinadores que todos los días hace La Jornada Aguascalientes, es aportar información que permita herramientas para el diálogo, el análisis, la discusión. La pluralidad y una visión crítica como elementos para enfrentar los tiempos de la posverdad.
La del estribo. Diciembre es el mes en que La Jornada Aguascalientes celebra su aniversario, el día 1 cumplimos once años de estar en la entidad, años de intentar formar comunidad, de hacer periodismo con causa. No nos queda más que felicitarnos porque nos sigue permitiendo llegar todos los días, por acompañarnos en este ejercicio de ciudadanía que todos los días intentamos. Muchas gracias.
@PurisimaGrilla
Felicitaciones por un año más a LJA. Las y los Guardabosques de Cobos les leemos para estar enterad@s de los que pueda afectar al área que tratamos de proteger.
Sigan con espíritu crítico y honesto pues la historia pone a cada quien en su lugar y medio que se vende se lo lleva la…
Saludos…