Para un servidor, la época decembrina está llena de contrastes, por un lado gran parte de las personas se encuentran de vacaciones y, por ende, tendría que reducirse la actividad en las calles, las escuelas se encuentran cerradas y, por ende, todas las actividades que vienen aparejadas a ellas, pudiéramos incluso imaginar que las calles lucirán desiertas, los comercios cerrados, o bien, con muy pocos clientes, pero no, en estos días la gente comienza a enloquecer con la decoración navideña, los regalos, el menú de la cena, los parientes y pues en momentos, me identifico un poco con Diógenes de Sínope, quien en aquellos tiempos, cuando Filipo de Macedonia estaba por invadir Corinto, los pobladores se encontraban más inquietos y alebrestados que un mexicano cualquiera en Buen Fin, todo el mundo corría de aquí para allá, llevando y trayendo triques que pretendía salvar de la inminente invasión de los macedonios. Diógenes, quien no tenía nada de valor, se sentó tranquilamente a presenciar el relajo y después de un momento, se puso a caminar cargando un tonel vacío por toda la ciudad, cuando alguien le preguntó porqué hacía eso, éste se limitó a responder que lo hacía para no ser el único que ante semejante emergencia, se niegue a arrastrar cosas por toda la ciudad.
Y es que pareciera que con el descanso laboral que las fiestas navideñas traen consigo, la gente en lugar de aprovecharlos, se concentra en agobiarse, ir de shopping navideño, llenar el carrito del súper con los ingredientes para las fiestas, en tapizar las casas de adornos navideños, y pues quien no lo hace, quien no se suma a ese frenesí, se le declara como “grinch”, o si bien le va, que carece de espíritu navideño.
Pero una vez que hemos pasado por la Noche Buena y la Navidad, es que nos enfilamos a la noche de fin de año, que es, junto con la celebración, la compañía de nuestros seres queridos, el intercambio de buenos deseos, un momento para reflexionar sobre el ciclo que termina, evaluar nuestras fortalezas y debilidades, nuestros logros pero también nuestras áreas de oportunidad, trazar metas y definir los propósitos a trabajar en el año que inicia, anticipar los escenarios posibles, medir riesgos y así aprovechar los vientos que soplen a nuestro favor.
En el IEE, cerramos un período de intensa actividad electoral y damos la bienvenida a un año sin elecciones, dejando en claro que esto no significa que 2020 estará vacío de actividad electoral, ya que en 10 meses, en particular durante la primer semana de octubre próximo, estaremos haciendo la declaratoria oficial del inicio del proceso electoral 2020-2021, en el que estarán llamados los ciudadanos de Aguascalientes para renovar los 11 Ayuntamientos de nuestro estado, así como los 27 diputados que integran nuestro H. Congreso en Aguascalientes, los retos serán muchos, empezando por la situación presupuestal, de todos es conocido el contexto económico en el que se encuentra el país, por lo que la austeridad y programación presupuestal jugará un papel estratégico para lograr hacer más con menos. La participación ciudadana debe ser el gran reto, elevar la presencia de electores el día de la jornada electoral, y no sólo en número, sino en calidad, apostaremos por el voto informado, ese voto razonado que no es otra cosa que un reflejo de la madurez del ciudadano, ahí es precisamente donde centraremos nuestra atención en el próximo 2020, comprendemos que para lograr este propósito, es indispensable fortalecer la confianza que la ciudadanía deposita en la autoridad electoral, ya que la credibilidad de los organismos electorales resulta fundamental para la legitimidad de cualquier proceso democrático, otra de nuestras asignaturas pendientes es la inclusión de todos los sectores de la sociedad, en especial de aquellos históricamente marginados, ello, a través del perfeccionamiento de los mecanismos que permiten el involucramiento de personas con discapacidad, adultos mayores, mujeres, jóvenes y a la comunidad LGBT, en la toma de decisiones públicas.
Como podrá observar, amable lector, el año 2020 representa más que un reto, una oportunidad invaluable para mejorar, y es ahí donde lo invito a hacer lo mismo, darse una pausa en este cierre de año, que le permita la reflexión, la autocrítica, el revisar los objetivos del pasado inicio de año y evalúe qué se cumplió y qué no, como seres humanos somos perfectibles y la pausa siempre será bienvenida, nuestro estado lo requiere, se encuentra urgido de mejores ciudadanos, aquellos que se esfuerzan por ser mejores versiones año con año, sólo así, juntos, podremos mejorar nuestro entorno, así que pues la oportunidad está en la mesa, lo invito a tomarla, no me resta más que desear que el año que inicia esté a la altura de nuestras expectativas, nos vemos el próximo año, mismo canal y mismos horarios.
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