- Hay que atacar a los discriminadores, no a los discriminados: Leopoldo Valiñas Coalla
- Todos los estados deberían tener dependencias sobre lenguas indígenas que supieran qué hacer sobre una cuestión judicial o de salud
El lingüista, historiador y académico mexicano especializado en lenguas indígenas del Instituto de Investigaciones Antropológicas, Leopoldo Valiñas Coalla, comentó a LJA.MX sobre la tarea pendiente que tiene el Inegi en torno al censo de la población indígena de México, que repercute directamente en la falta de estadísticas sobre este grupo poblacional, y por ende, en la carencia de políticas públicas enfocadas al mismo, pues: “Al no aparecer censados, la población indígena no existe o aparecen en otras lenguas o en otros grupos. Una de las tareas inmediatas del Inegi sería ajustarse a usar sólo el catálogo del Inali (Instituto Nacional de Lenguas Indígenas) en la encuesta intercensal, en los resultados hasta este momento en 2015, pero usa el viejo catálogo del Inegi, que es chafísima en metodología en variables lingüísticas hasta en las preguntas, en el Censo del 2010 preguntaba si se consideraba si era indígena pero no dice qué indígena, es decir, una variable, maya, mixteco, y así algunas personas decían que no. Pero no sólo es Inegi, sino el Inali, la SEP, hasta la Secretaría de Salud, porque también consideran que enfermándose, todos hablan español”.
Por esto mismo, reforzó su idea de que el primer organismo que incide en las políticas públicas es el Inegi, y la necesidad de ponerse de acuerdo con el Inali, qué variables medir: “El Inegi tiene las herramientas, si yo voy a censar a la gente de mi comunidad entonces no puedo tener duda de qué lengua es, si los encuestadores son de otros lugares parece que fueran alienígenas. La Conafe (Consejo Nacional de Fomento Educativo) sí se ha preocupado por estar ahí, pero no todos tienen los mismos materiales, la educación bilingüe, intercultural”.
El antropólogo comentó que este análisis también es un trabajo que ha sido discriminado por los lingüistas: “Los lingüistas tienen la tarea de científico, y un compromiso político y social. Una de las primeras sería este trabajo de divulgar el dialecto, que no es indígena. Cuando se trabaja en el ámbito antropológico, se ve al indígena o lo indígena como su medio, entonces se aliá, el problema es cuando nos enfrentamos con científicos duros que hacen tecnociencia, los biólogos, algún matemático que hace etnomatemáticas, es complicado porque no tienen una visión de antropólogos, llegan con su formación de ciudadano y ven una otredad, se infartan con la gente, en el mismo trato. El problema del mundo indígena no es el mundo indígena, es la discriminación, hay que atacar a los discriminadores no a los discriminados, habría que educar sobre que no hay lenguas superiores ni mejores, es decir, cada uno va a considerar que la suya es la más bonita y la más inteligente, sí, pero eso no hace que el otro no sea bonito ni inteligente. La discriminación está en todos lados por el color de piel, por el tipo de vestido, por la lengua o la manera de hablar español, la discriminación en Chiapas también es grande, no es excepcional ser discriminador, al contrario, predomina”.
Valiñas Coalla recordó la frase de Gabriel Quadri (candidato del partido Nueva Alianza a la presidencia de México en las elecciones de 2012) en la que se cuestionaba que para qué necesitan los indígenas a la lengua indígena si lo que el pueblo de México necesita es el idioma inglés: “Esas son actitudes que no son racionales, son totalmente discriminatorios porque está asumiendo que sólo tenemos cosas o utilidad en el bilingüismo, que me da otro tipo de características y beneficios y [deja de ver que] el plurilingüismo, otro, sistemas cognitivos más elevados, complejos, versátiles, y él no considera”, como parte de una cosmovisión integral, formas de ver la vida, a la naturaleza y a los otros.
En el contexto de Aguascalientes, hay una población indígena menor, sin embargo, no por eso se deben dejar de atender las necesidades y derechos de una población que al estar desatendida, se coloca en una situación doblemente vulnerable: “Una de las cosas que valdría la pena en Aguascalientes es saber con quién contactarse en el sistema de Salud si llega algún indígena enfermo, que hable una lengua indígena y que no fuera hablante de español competente. A quién acudir, intérpretes, traductores, igual con el sistema de educación, se menosprecia esto mucho porque la mayoría de los estados que no tienen población indígena considera que nunca va a haber indígenas en su comunidad, y siempre hay. Para mí sería ir generando que todos los estados deberían tener dependencias sobre lenguas indígenas que supieran qué hacer sobre una cuestión judicial, de salud. Si se pierde un niño tarahumara, ¿qué hacer?”.
En cuanto al sistema educativo en México y en las comunidades indígenas, Leopoldo Valiñas estableció que es otro de los mayores problemas: “Se le olvida al Estado mexicano, por usar un eufemismo, ‘se le olvida’, que en el mundo rural y en el mundo indígena los calendarios son otros, en el mundo urbano el niño es ocioso, hay que guardarlo en guarderías, en escuelas, el horario es rígido y se alarga y se acorta. En el mundo indígena el horario es el de la Tierra, ni siquiera se ha puesto el dedo en calificar los calendarios escolares, la otra es la educación en los medios indígenas es miserable, en los dos sentidos, miserable de pobre y de, híjole, hay albergues, el albergue es una ‘facilidad’ en la que se le da hospedaje y alimentación a niños que vienen de otras comunidades, porque donde están no merecen llevarles educación por la poca población, entonces son atraídos a los albergues que son manejados por la CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas), pero las escuelas son de la SEP. Estar en albergues es separar a los niños del ámbito familiar durante cinco días a la semana para darles una educación que no tiene que ver nada con la realidad que ellos viven. Regresan el sábado y lo que más quieren es ver a su mamá, pero además son maltratados porque los administradores son mestizos, en fin, son situaciones difíciles. Por ejemplo, en Chihuahua, hay albergues en todos los estados en los que hay población indígena, son distancias mayores o menores, en Chihuahua son enormes, pero un maestro llegaba a dar clase el lunes, se iba el viernes y no daba clases, es decir, los días efectivos eran tres o cuatro. O mandar a gente que habla variantes de una lengua, a mí me consta que había maestros hablantes de náhuatl en la tarahumara, porque era una comunidad bilingüe, pero era náhuatl español, gente de la Huasteca dando clases en Michoacán, nada que ver. Luego empiezan a discutir por qué no está Benito Juárez en los materiales de la Tarahumara, primero debe hablarles de su realidad, la familia, el cuerpo, pero obligaron a poner a Benito Juárez”.
El mexicano promedio es mestizo (hispano), no indígena. La única lengua oficial de México debe ser el español. Defender una «torre de Babel» es un sinsentido. Tiene que fomentarse la unidad nacional, y a aquellos indígenas que todavía no sepan bien el español hay que darles cursos intensivos gratis para que aprendan bien el español y así sus derechos sean respetados y puedan trabajar en el país en las mismas condiciones que el resto de sus conciudadanos. No debe haber privilegios para nadie, todos iguales.