Año Beethoven / El banquete de los pordioseros - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Recuerdo con claridad el estudio de mi papá, yo era un niño todavía y lo veía sentado dibujando incansablemente con la luz de su lámpara alumbrando su restirador, uno y otro dibujo pasaban por ahí, algunos por encargo, otros más que hacía solo por placer, lo veía ahí sentado hasta muy entrada la noche y yo jugando a los pies del restirador mientras escuchaba música, siempre, o casi siempre era música clásica, o académica o culta o como quieras llamarle, algunas veces eran The Beatles, como sea, siempre era buena música, y ahí, junto a mi papá conocí mucha de la música que se ha convertido en parte indispensable en mi vida. Había muchos libros, algunos en una vitrina con las bases ya vencidas por el peso de los libros, otros libros en una mesa y sobre un banco y en todos lados, libros por todas partes. Me gustaba entrar y tomar uno sin ver el título y empezar a leerlo, así también me familiaricé con algunos clásicos de la literatura universal, en esos frecuentes episodios de curiosidad conocí a Homero, Edgar Allan Poe, Shakespeare, Conan Doyle, Alexandre Dumas (padre e hijo), el infaltable Oscar Wilde, Honoré de Balzac, Julio Verne, en fin, la lista de verdad podría ser interminable pero esa fue mi fascinante puerta de acceso al alucinante e inabarcable mundo de las letras.

Además de libros en aquel acogedor estudio de mi papá había muchos posters, las paredes estaban tapizadas de posters, réplicas de cuadros de Van Gogh, de Rubens, de Paul Gauguin, un sin número de ilustraciones de la obra del gran Miguel Ángel y, por supuesto, toda la obra, o buena parte de ella de Saturnino Herrán, mi papá era una persona apasionada de las artes visuales pero específicamente apreciaba la obra de Herrán y de Jesús Fructuoso Contreras, ambos de Aguascalientes, y de los que él, mi papá siendo de Orizaba, Veracruz, se sentía profundamente orgulloso, así que desde mi infancia conocí y aprendí a apreciar la obra de estos majestuosos artistas aguascalentenses, y Herrán específicamente, uno de los más grandes representantes del arte nacionalista de México, por eso, cuando alguien me dice que soy malinchista porque no me gusta el mariachi me limito sólo a sonreír, ellos que se sienten muy mexicanos porque cantan las canciones de José Alfredo Jiménez con una botella de tequila en la mano y no saben quién es Jesús Contreras ni Saturnino Herrán ni Arias Bernal y piensan que lo mejor que hizo Ponce fue Estrellita, en fin. 

Pues bien, en aquel estudio que yo veía inmenso pero que seguramente no lo era tanto, colgaba un poster, todos me gustaban y los contemplaba durante mucho tiempo, recuerdo en mis largas vacaciones de verano yo me la pasaba en ese lugar viendo los posters y hojeando esos libros con los que crecí y alimenté mi insaciable imaginación, pero especialmente uno café con la silueta del rostro de Beethoven en amarillo que anunciaba un concierto conmemorativo con motivo de los 200 años del nacimiento del genio de Bonn por lo que deduzco que dicho concierto se celebró en diciembre de 1970, Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770. Recuerdo muy bien ese poster, si no me equivoco fue con la Orquesta Sinfónica Nacional y coro de Denver Colorado, la obra era la Sinfonía No.9 en re menor, Op.125, la gran catedral del sinfonismo universal, ese es uno de los más nítidos recuerdos que tengo de mi infancia y primera juventud, en 1970 yo tenía 7 años de edad, pero yo vi aquel póster que colgaba de las paredes del estudio de mi papá quizás un par de años después. 

En fin, todo este cuento viene a propósito de que el próximo año, el 2020 el mundo de la música estará celebrando los 250 años del nacimiento del que posiblemente sea el más grande genio en la historia de la música, entiendo que definir esto es muy complicado, en mis preferencias personales creo que además de Beethoven están Bruckner, Brahms, Bach y por supuesto, el atormentado Mahler, pero siendo objetivo, lo que por supuesto resulta verdaderamente complicado, no debemos descartar el hecho de que por ejemplo, los últimos seis cuartetos de cuerda de Ludwig van Beethoven son una de las más finas y altas expresiones de la creación artística en general, no solo musical, así lo señala Leon Tolstoi en su ensayo ¿Qué es el arte? En este escrito el literato ruso descalifica una gran cantidad de obras que la humanidad considera como grandes bastiones de la historia del arte, incuestionables baluartes de la creatividad humana en cualquiera de las ramas de las bellas artes, y sin el menor remordimiento el escritor ruso los descalifica de un plumazo, y por supuesto, ofrece argumentos sólidos para semejante descalificación, pero sobre cualquier otra expresión artística, Tolstoi propone los seis últimos cuartetos para cuerda de Beethoven como la más grande expresión del genio creativo del ser humano y bueno, si Tolstoi lo dice habrá que darle crédito, hablamos de una de las mentes más finas en la historia humana.

Estamos ya en el año Beethoven que se inició oficialmente el pasado 16 de diciembre con el 249 aniversario del nacimiento de este inmenso genio de la música y concluirá el próximo 16 de diciembre de 2020 con la celebración de los 250 años del nacimiento del maestro, hoy sólo quise desempolvar ese recuerdo, cuando vi aquel poster café con la silueta en amarillo anunciando el concierto para celebrar los 200 años del nacimiento de Beethoven, han pasado casi 50 años, por Dios. 

  


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