Recapitulación. De lo que hemos visto hasta aquí conviene puntualizar lo siguiente: en el proceso de gestación y maduración de la institución que daría como resultado la aparición de la primera universidad, vimos que las escuelas municipales romanas, que eran básicamente laicas, se convirtieron en escuelas monásticas para difundir la religión católica en lo que había sido el enorme territorio imperial y preparar a los futuros monjes, todo bajo el sistema de la Patrística, es decir, de enfocarse únicamente en la Biblia y la obra de los padres de la Iglesia.
Escuelas catedralicias. Al inicio de la Edad Media -cuya fecha quedó establecida por la caída del Imperio Romano de Occidente y el inicio del Imperio Romano de Oriente (Constantinopla) en el año 476, el poder temporal de la Iglesia Romana se multiplica y en el terreno de la arquitectura florece con la construcción de las primeras catedrales. En consecuencia, las escuelas monásticas también adquieren mayor importancia al empezar a convertirse en catedralicias; y aunque ya los monjes habían hecho intentos por superar la estrechez de la enseñanza religiosa con la inclusión de alguna materia secular sin conseguirlo, este progreso propicia, en el siglo VI, la siembra de la primera línea de pensamiento laico en el sistema educativo de la iglesia Católica Romana, con la incorporación franca de las semillas que se van a conocer como artes liberales, integradas en dos capítulos denominados trivium (literarias) y quadrivium (científicas) apoyadas ya, abiertamente, por el Papa Silvestre II en el año 1000.
Primera Reforma educativa. Aunque no podemos hablar de autonomía universitaria porque la Universidad todavía no existía entonces, sí podemos asegurar que la inserción de las artes liberales en el sistema educativo eclesiástico constituyó una reforma de tal trascendencia que hizo posible el nacimiento formal de la primera universidad en 1218.
Liberalismo. Y no es ninguna exageración afirmar que el desarrollo paulatino del trivium es de considerarse como el origen remoto de las disciplinas sociales mil años más tarde, de las que se derivó -entre muchas otras- la doctrina liberal materializada en la Enciclopedia Francesa que inspiró las primeras revoluciones democráticas de fines del siglo XVIII, sustentadas en el principio de que la soberanía no reside en una sola persona -rey, emperador, etc.- sino en el pueblo, cimiento de la república que supuestamente borraría de la faz de la Tierra los sistemas absolutistas.
Escuelas Palatinas. Dentro de lo que los historiadores han llamado Renacimiento Carolingio (por considerarlo el antecedente más valioso que se dio en el feudalismo previo al arribo del renacimiento del siglo XV que abrió el camino de la revolución científica y cultural) no sólo se crearon las primeras escuelas monárquicas organizadas por el emperador Carlomagno hacia el año 780 en las que apoyó por una parte a los estudiantes y profesores que luchaban por sacudirse los aplastantes programas eclesiásticos que integraban los programas de estudios de las escuelas catedralicias, sino que aprovechó también para darle lustre a la burocracia imperial a fin de que estuviera a la altura de sus requerimientos políticos y culturales; pero además acordó con la Iglesia la segunda reforma al sistema educativo religioso para ampliar su horizonte tanto de la elevación cultural del pueblo como de la nobleza; este admirable enfoque constituyó otro paso muy importante en el proceso de ampliar el conocimiento a todas las manifestaciones del mundo y de la vida. Aquí es donde aparecen los primeros estudios de derecho.
Ni ciencia ni filosofía. Hasta este momento, a pesar de todos los intentos por dar apertura a los programas de enseñanza, la Iglesia Católica volvía a establecer restricciones para mantener a su feligresía libre de interferencias ajenas a la religión. Pues así como la Patrística dominó el panorama de la enseñanza a cargo de la Iglesia durante el primer milenio, la Escolástica lo dominó del siglo XI al XVI. En las escuelas catedralicias, tanto en los estudios generales como en las universidades que empezaron a proliferar a partir del siglo XIII, lo que se privilegiaba era la entrega a Dios y la enseñanza de las sagradas escrituras para encontrar el camino de la salvación del alma.
Sin embargo, eso no quiere decir que no se hayan producido obras científicas, invenciones o adelantos filosóficos; lo que significa es que no fueron producto de las primeras universidades, que estaban constreñidas por la Iglesia con el sistema escolástico de enseñanza, sometidas a la Iglesia como Universidades Pontificias.
Sin embargo, esas primeras universidades buscan por un lado y por otro la manera de evadir esas limitaciones y empiezan a experimentar formas de organización diferentes para manejar con total libertad sus programas de estudios:
La universidad real ya conocida, patrocinada por el monarca.
La universidad magisterial, convocada por un grupo de maestros que cobran cuotas a los estudiantes interesados.
La universidad estudiantil, integrada por grupos de estudiantes que se cooperan para contratar maestros.
Las dos últimas no prosperaron debido a las dificultades del financiamiento, pero dejaron un antecedente de singular importancia en cuanto a la experimentación del autogobierno y la libertad de cátedra, que tendrá repercusiones posteriores.
En todo caso, lo que no dejará de manifestarse será el esfuerzo por limitar toda clase de libertades. Así surge una de las creaciones más nefastas de la humanidad:
La Santa Inquisición, que se estableció en el siglo XII y se mantuvo vigente hasta el siglo XIX, con lo que el panorama se tornó francamente sombrío.
Las posiciones de avanzada, sin embargo, empiezan a manifestarse cada vez con mayor decisión frente a las autoritarias y las universidades empiezan a participar en las inquietudes científicas y filosóficas, lo que contribuye a su desarrollo en una forma cada vez más acelerada. Así tenemos al
Humanismo, que en el siglo XIV se contrapone a la Escolástica al colocar al ser humano y su entorno en el centro de atención relativo a su estudio.
El siglo XV se enriquece al recuperar las obras clásicas griegas y latinas entronizando el Renacimiento.
En el siglo XVI la Iglesia sufre el peor de los cismas que hace tambalearse al Sacro Imperio Romano Germánico: la Reforma Protestante que pretende, una vez más, recuperar los principios cristianos que el papado ha olvidado entre el boato, los placeres mundanos y la avidez de poder, pero su respuesta no contiene la humildad necesaria y organiza la Contrarreforma con el propósito de aplastar a los inconformes, pero no consigue dar marcha atrás a los protestantes que reciben el apoyo de varias monarquías hartas de la imposición romana. Finalmente realiza su tercera reforma interna pero ya no puede detener el progreso de la Revolución Científica, el Racionalismo, el Liberalismo que aparecen incontenibles, como
La Ilustración, que va a dominar el XVIII, conocido como el siglo de las luces -“las luces del conocimiento y la razón”- con el método cartesiano, la comúnmente llamada Enciclopedia Francesa y la culminación de esta colaboración, que es a donde quería llegar en esta ocasión:
La reforma educativa que realizó Napoleón Bonaparte en 1806 dentro de todas las transformaciones proyectadas por la Revolución Francesa, empieza por establecer el Estado laico al separar a la Iglesia de las funciones del gobierno, hecho que se llevó a cabo sin problema alguno ya que en ese año había derrotado en toda a línea al Sacro Imperio Romano Germánico.
Le dio prioridad al establecimiento de la Escuela Politécnica de París por considerar que lo más importante y urgente era asegurar el desarrollo económico de la nación.
Primera reforma universitaria. En relación con la Universidad Napoleón primero la clausura por ser una creación eclesiástica; posteriormente la restablece, pero inaugura otro tipo de Universidad conocida con el nombre de Universidad Napoleónica, que también podríamos llamar Liberal Francesa: pública, laica, profesionalizante y expedidora de títulos, todo controlado por el Estado. Las universidades de nuestro continente, en general, adoptaron este tipo.
El problema, aquí, radicó en que del servicio a la Iglesia, la Universidad pasa al servicio del Estado burgués, que quería participar de los beneficios de la revolución industrial recién iniciada por Inglaterra. Por tanto, la universidad francesa continuaba careciendo de autonomía, ya que su personal académico y administrativo era designado por el gobierno.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina
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* Profesor de la Universidad Autónoma de Aguascalientes expulsado de todas sus cátedras por pronunciar un discurso en defensa de su autonomía.