Diez años es la distancia entre dos importantes pilares en la música de Pink Floyd, el 7 de noviembre de 1969 se publica en el Reino Unido el álbum doble Ummagumma y el 30 de noviembre de 1979 el mundo conoció otro doble de Pink Floyd, el mítico y legendario The Wall, del que si Dios no dispone lo contrario, nos ocuparemos la próxima semana, durante esa década el sonido de Pink Floyd va adquiriendo solidez, se va definiendo como una de las más contundentes y demoledoras expresiones en toda la historia del rock, pasan de un lenguaje musical estricta y deliciosamente psicodélico hasta el más exigente rock progresivo que se define sobre todo en lo que yo llamo la columna vertical del grupo con discos como The dark side of the moon, Wish you were here, Animals, y cierran ese ciclo justamente con The Wall, pero como ya comenté, de ese disco nos ocuparemos en el próximo banquete.
Ummagumma es el cuarto disco en estudio de Pink Floyd, aunque esta producción musical se divide en dos partes, el primer disco es el registro en directo de algunos temas de la agrupación, inicia con una versión un poco más extensa “Astronomy Domine” que encontramos en su primera producción publicada, como sabemos, en 1967, el tema fue compuesto por Syd Barret, fundador del grupo y continúa con “Careful with that Axe”, Eugene que se lanzó originalmente como cara B del sencillo Point me at the sky y después se incluyó en el álbum Relics. La sesión en vivo termina con la canción homónima de su segunda producción “Saucerful of Secrets”, o “Platillo de Secretos” de 1968 y con una duración que supera los 12 minutos, esto es importante porque finalmente es lo que esperamos en un concierto, que surja ese momento de inspiración que suele presentarse en las presentaciones en vivo, y cuando ese momento surge entonces el músico hace cosas diferentes a lo que encontramos en el disco, no sé cómo puede haber personas que van a un concierto esperando escuchar las canciones exactamente como en la grabación, para eso prefiero quedarme en casa y escuchar el disco, en el caso de Pink Floyd la magia de la improvisación es uno de los principales argumentos por los que este es uno de los mejores grupos en vio, más allá del espectáculo montado que no debe ser entendido más que como un accesorio, lo importante, el foco de atención debe ser siempre la música.
La segunda parte de Ummagumma, es decir, el disco dos es una muy interesante sesión en estudio de altos niveles de experimentación, en este caso intervienen los cuatro integrantes de Pink Floyd como compositores individuales dejando a un lado el trabajo de composición colectivo. Abre con las cuatro partes que integran el “Mito de Sísifo”, obra compuesta por el tecladista Rick Wright. Esta especie de suite que integra cuatro partes tiene una duración mayor a los 12 minutos y continúa después con dos composiciones del bajista Roger Waters, “Grantchester Meadows” y “Several spaces of small furry animals gathered together in a cave and grooving with a pict”, creo que es más tardado pronunciar el nombre del tema musical que lo que éste dura.
Después de la colaboración de Waters viene David Gilmour con otra obra en la misma estructura de varias partes, en este caso se trata de las tres partes que integran esta suite llamada “The Narrow way” cuya duración total ligeramente mayor a los 12 minutos y en donde solamente interviene Gilmour interpretando todos los instrumentos.
El baterista Nick Mason colabora con otra composición musical también dividida en tres partes, se llama “The Grand Vizier’s garden party”, se trata de una obra instrumental que hace referencia al gran visir del imperio otomano o imperio turco con una composición étnica muy diversa, diversidad que también se puede apreciar en la diferentes confesiones religiosas, el gran visir fungía como una especie de primer ministro del sultán. Las tres partes de la obra son: “Entrance”, “Entertainment” y “Exit”, la segunda parte luce rebosante en percusiones, lo cual resulta lógico siendo Nick Mason el baterista del grupo.
Ummagumma pertenece a ese período de alta experimentación musical en donde se sumergen en los insondables abismos de la búsqueda de sonoridades distintas y no necesariamente convencionales. Las tendencias de experimentación musical en Pink Floyd son una constante en su primera etapa, quizás en algunos momentos de su segunda producción, Saucerful of secrets, y en el disco anterior a Ummagumma, también de 1969, la música de la película More, muy influenciada por el movimiento hippie y con evidentes motivos experimentales. En el disco grabado en vivo en Pompeya continúan con este interesante discurso experimental y de altos niveles de improvisación.
El disco siguiente a Ummagumma, Atom heart mother es exactamente, desde mi punto de vista, el punto de ruptura en el sonido de Pink Floyd, es justo aquí cuando empiezan a alejarse de la psicodelia y se acercan, todavía tímidamente, a un sonido más cercano al rock progresivo. De cualquier manera difícilmente podríamos considerar a Pink Floyd una agrupación progresiva, tiene trabajos cobijados por el manto protector del rock progresivo, pero Pink Floyd es eso y muchas cosas más, sobre todo es excelente rock, un rock ambicioso y exigente, estamos hablando de uno de esos grupos que sin ser complacientes con la mercadotecnia, sin sacrificar la calidad musical buscando ganarse un lugar en la radio comercial, sino con un discurso musical complicado y comprometedor, logra alcanzar altos niveles de protagonismo lo que definitivamente no es nada sencillo.
Hace 50 años de Ummagumma y sigue tan vigente como entonces.