Los valses Mefisto de Liszt más que valses tienen toda la sintomatología de poema sinfónico, esto no es de extrañar si consideramos el hecho de que fue precisamente el húngaro Franz Liszt quien dio origen a este recurso musical de muy bien definidos intereses descriptivos, los cuatro valses Mefisto que integran el ciclo tienen la característica de ser intensamente descriptivos, ya lo explicaba el maestro Areán en un apunte que hizo previo a la ejecución del segundo de los valses Mefisto, el tempo ternario utilizado por el compositor en estas partituras, solía identificarse con Satanás en aquellos tiempo del romanticismo en la segunda mitad del siglo XIX.
El programa de este primer concierto de una corta temporada de cinco fechas inició con la interpretación de los dos primeros Valses Mefisto de los cuatro compuestos por Liszt, recordemos que Mefisto o Mefistófeles es uno de los nombres dados al diablo, lo hace Goethe en su drama Doctor Fausto, aunque las tendencias descriptivas de Liszt en estos valses no están orientadas a Goethe, sino a la visión de NIkolaus Lenau sobre el mismo Doctor Fausto.
Después de los dos primeros valses Mefisto continuamos con una obra del mismo compositor húngaro, el célebre Totentanz o la Danza de la Muerte, obra en un sólo movimiento de características concertantes, está el piano como gran protagonista que en este caso le fue encomendado al maestro Rachid Bernal, joven pianista de facultades impresionantes .
Si la memoria no me falla, cosa que por supuesto sucede muy frecuentemente, esta es la segunda ocasión que la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes interpreta el Totentanz de Franz Liszt, la primera ocasión fue en una concierto de verdadera locura y de esto hace ya más de 10 años, fue con el pianista italiano Francesco Grillo, y digo de locura porque en ese mismo concierto, además de la Danza de la Muerte de Liszt, se interpretó el Concierto No.2 de Rachmaninov, debió ser algo escandalosamente cansado para el pianista, de hecho, al terminar el maestro Grillo me comentó: “No lo vuelvo a hacer”.
El maestro Bernal nos ofreció una inmaculada interpretación de esta exigente obra concertante del más puro y estricto romanticismo musical, es una partitura muy demandante, exige verdaderos malabares del intérprete y el maestro Rachid Bernal respondió solventemente al compromiso, la vertiginosa velocidad que la obra solicita no inhibió al intérprete y abordó con mucha convicción, y lo más importante, con abrumadora pasión este compromiso, es que el arte no se puede abordar de otra forma, pero específicamente el romanticismo, es un derroche de emociones que el mismo ejecutante debe experimentar con el fin de poder transmitir eso mismo al auditorio. Excelente, de principio a fin la interpretación del maestro Rachid Bernal de la Totentanz de Franz Liszt, técnicamente irreprochable, un placer haber escuchado a este joven pianista con una obra tan demandante.
Después del intermedio y de una primera parte integrada solo por obras del húngaro Franz Liszt, disfrutamos en la segunda parte de la música del alemán Richard Wagner, primero con la obertura de la ópera El holandés errante y después de una sensible y profunda ejecución del Preludio y muerte de amor de la ópera Tristán e Isolda.
El maestro Areán, titular de nuestra Sinfónica se adueñó de la partitura y más que una lectura, hizo una soberbia ejecución del Preludio wagneriano. Una intensidad elocuente, nos llevó a la misma intimidad del drama conducidos por la intensidad de su batuta, ya sabemos que el discurso musical del Preludio y muerte de amor de Tristán e Isolda es bellísimo, íntimo, sensible, pero como todas las obras musicales, su expresión depende completamente de la interpretación, el maestro Areán supo mostrarnos toda esa sensibilidad a flor de piel, no entiendo cómo alguien podría distraerse de esta apasionante música y de una igualmente apasionante interpretación, lo menciono porque en algún momento vi a un joven rondando los veintitantos años de cachucha metido de lleno en su celular jugando no sé qué cosa y manteniéndose al margen de tan sublime e irreprimible manjar auditivo, o sea, no entiendo, en todo caso sería mejor quedarte en tu casa y perder el tiempo en ese artefacto adictivo que secuestra las voluntades y reprime la libertad del ser humano. Qué terrible situación esa de dócilmente aceptar la esclavitud de la tecnología y renunciar a la libertad que nos propone el arte, específicamente, su majestad la música, en fin.
La próxima semana, en el segundo concierto de temporada el maestro Areán nos presenta un programa de corte francés iniciando con la Pequeña Suite del impresionista Claude Debussy, de Gabriel Fauré, Pelleas et Mellisande, Suite Op.80 y después del intermedio escucharemos la Sinfonía en re menor de Cesar Frank, este último compositor de Bélgica pero sumergido de lleno en la cultura musical francesa. La cita con su majestad la música es el próximo viernes 8 de noviembre a las 20:00 horas en el Teatro Aguascalientes, la casa de nuestra Orquesta Sinfónica, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.