Por fin, después de tantas acusaciones de los trabajadores, el Gobierno Federal toma en cuenta sus aflicciones y el pasado miércoles 23 de octubre se aprobó la Norma Oficial Mexicana 035 que obliga a todas, así como lo lee, a todas las empresas de cualquier tamaño, incluyendo las gubernamentales, a prevenir los factores que pudieran producir en sus empleados la ansiedad, la depresión, los trastornos del sueño y todo esto reunido en un concepto que se llama Estrés Laboral. Y la encargada de vigilar el cumplimiento de tal orden será la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. La noticia es muy buena, lástima que ya comenzamos mal. Por principio de cuentas, porque el lunes siguiente a la publicación de la norma, nuestro señor presidente López Obrador en su conferencia mañanera salió con otra de sus ocurrencias. A una pregunta dirigida sobre ¿qué hará su Gobierno para prevenir el estrés laboral en los trabajadores? Respondió que hay que mejorar la alimentación y recomendó comer maíz y frijol. Como si los mexicanos no tuviéramos siglos de estar comiendo tales granos. En ningún momento se explica ¿Cómo se hará la prevención? ¿Quién la hará? Y en el caso de que ya se presenten los casos de estrés laboral, que seguramente abundan en todo el país ¿Cómo se atenderá a los trabajadores estresados? Tampoco se menciona que se vaya a destinar un presupuesto especial para esta nueva línea de atención. Eso sí, se menciona con mucha claridad que la empresa que no cumpla podrá ser multada hasta con 422 mil pesos. O sea muy listos para multar, o sea recibir ingresos, pero nada cuidadosos de realizar el procedimiento. La lógica más elemental diría que una vez promulgada la normal, debería ser la Secretaría de Salud y concretamente la Dirección de Salud Mental en el ámbito federal quienes crearan un sistema nacional para apoyar unidades de atención psicológica en sus oficinas estatales. Inmediatamente después brindar asesoría a las empresas privadas para crearan consultorios de psicoterapia dentro de las fábricas y oficinas particulares. Y esto sería muy interesante porque todos sabemos que los grandes consorcios industriales son fuente inagotable de estrés en sus empleados. No tenemos que ir muy lejos, aquí mismo en Aguascalientes las empresas de la industria automotriz y cibernética exponen a sus obreros a jornadas intensas, con mínimo descanso, horarios antifisiológicos, y exigencias de desempeño angustiantes. Algunas de ellas tienen consultorios médicos, para cuando los trabajadores se lesionan o para cuando una enfermedad leve sea atendida ahí mismo y no falte a su labor, sobre todo que no tenga pretexto para irse fuera a buscar un médico de la seguridad social. Pero no, nada de eso porque la encargada será la Secretaría del Trabajo. Y con todo el respeto, pero ¿Qué saben los directivos de esta Secretaría sobre Salud Mental? Y todavía falta un enfoque mas delicado y grave. Todos los que trabajamos sabemos que existe un cierto estrés ante nuestra labor cotidiano. El sólo hecho de abrir la tienda de abarrotes, la oficina del banco, el taller mecánico, llegar a la fábrica o a nuestra oficina profesional implica una cierta ansiedad, sobre la necesidad de hacer bien nuestro trabajo y recibir la recompensa merecida. A eso se le llama el Estrés Productivo que es totalmente normal y hasta deseable porque implica sentido de responsabilidad. Entonces ¿Cuando aparece el Estrés Laboral dañino? Cuando las condiciones de trabajo no son favorables. Estamos hablando de los jefes que gritan, insultan y ofenden a sus empleados exigiendo resultados por arriba de sus capacidades, a los supervisores que exigen trabajar más allá del horario establecido, a los que no pagan las horas extras, a los que condicionan las vacaciones, a aquellos que no les permiten tomar sus días libres o conceder permisos ante urgencias familiares. Peor aún, el muy conocido acoso sexual que sufren las mujeres por parte de sus superiores, ya sean secretarias, obreras o incluso hasta las profesionistas. Hay otro tipo de acoso, que en ocasiones pasa desapercibido para la mayoría, el machismo invisible que consiste en no reconocer a las mujeres su capacidad profesional y por ello se les dan sueldos menores o condiciones de trabajo infames. Esa es la causa número uno del Estrés Laboral, no es el trabajo por sí mismo, es el Acoso Laboral. Y contra eso ¿qué harán la NOM 035, la Secretaría del Trabajo y el Señor Presidente? Mucho me temo que muy poco o nada. Porque el Acoso Laboral existe desde siempre y desde siempre se ha permitido. La esperanza muere al último, ojalá que veamos acciones directas y específicas para terminar con el Acoso Laboral.