La poca o nula vinculación entre las especialidades adquiridas y la iniciativa privada, la carencia de espacios laborales e infraestructura adecuada son otros factores que propician que talentos beneficiados con becas para su preparación tanto en México como en el exterior decidan desenvolverse fuera de su país.
Ulises Ruiz-Esparza Herrera, originario de la ciudad de Aguascalientes, dirige actualmente el grupo de investigación en nanosistemas moleculares dentro de la división conjunta de Ciencias de la Salud y Tecnología en la Harvard Medical School y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), además de laborar en el Brigham and Women’s Hospital de Boston.
Egresó del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm) y desde 2016 reside en Harvard, Estados Unidos. Sus investigaciones se centran en el desarrollo de diferentes tipos de nano y microtecnologías para el tratamiento y diagnóstico de enfermedades cardiovasculares, renales, oncológicas, complicaciones posquirúrgicas y prevención de rechazo a trasplantes.
En entrevista telefónica, el joven de 31 años dice que prefirió laborar en el vecino país porque la infraestructura no es suficiente en México.
Considera que uno de los principales problemas es que muchos jóvenes que concluyen su maestría o doctorado no cuentan con recursos suficientes para hacer investigación, además de que los profesionistas terminan con sueldos muy bajos, hasta de menos de 10 mil pesos
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Por ello, apunta, los jóvenes mexicanos se van a estudiar al extranjero y se percatan de que el salario inicial para ellos es de 4 mil o 5 mil dólares mensuales. ¿Qué sucede? Que no van a querer regresar. Es muy difícil competir con otros países”, subraya.
Ruiz-Esparza Herrera destaca que si bien el sistema diseñado en México tiene buena intención
porque a los investigadores se les da una beca mensual, en el país no existen industrias para colocarlos con ese nivel de preparación académica. No hay posiciones para la gente especializada
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Opina que en la economía mexicana se ha preparado a los profesionales para maquilar y no tanto para crear e innovar. Los especialistas altamente capacitados difícilmente regresarán a México a un puesto de maquila
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China es un gran ejemplo: eran maquiladores, pero cambiaron su economía y el gobierno empezó a invertir en científicos e investigadores para crear sus propias empresas y que éstas aplicaran los conocimientos en su país. Ahora ese país ya tiene ciencia e investigación propia y es líder en muchos mercados
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Menciona que muchos asiáticos vienen a prepararse a Boston, pero con la idea siempre de volver a su nación, porque ahí tienen oportunidades, y eso nos ha faltado en México. Nuestro país tiene mucho talento, pero no existen las posiciones para las que te preparaste
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El ingeniero Sergio Rico Velasco, oriundo de Ciudad Valles, San Luis Potosí, inventó la llamada lluvia sólida, un polímero que absorbe hasta 400 veces su peso en agua, creación que ahora se comercializa como patente made in USA ante la falta de apoyos para su desarrollo y comercialización en México.
El producto fue desarrollado a base de acrilato de potasio biodegradable, el cual disminuye entre 50 y 90 por ciento la frecuencia de riego de diversas plantas, por lo que resulta una alternativa altamente conveniente para trabajar con cultivos de toda clase, principalmente en zonas áridas.
El pasado 19 de septiembre, Esaú Méndez, representante en el estado de la firma que produce Lluvia Sólida, reveló que dependencias federales como la Secretaría de Agricultura, la Comisión Nacional del Agua y Procuraduría Federal de Protección al Ambiente conocieron del proyecto, pero no lo apoyaron, por lo que el investigador potosino tuvo que patentar su polímero en el vecino país.
En India, cultivadores de palmeras de coco lograron abatir el gasto de agua para riego de 80 litros a la semana a sólo 50 cada tres meses gracias al invento del mexicano.
Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, integrante de la Red Global de Mexicanos Calificados y Radicados en el Extranjero, se define como zapoteco de sangre, oaxaqueño de corazón y mexicano en todos los rincones del mundo
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De 34 años, es originario del municipio de El Espinal, en el Istmo de Tehuantepec. Cuenta con un doctorado en bioquímica y microbiología en la Universidad de Kazán, Rusia; tiene un doctorado en biología humana en la Universidad de Giessen, Alemania. Actualmente reside en Singapur.
En 2016 obtuvo el premio Servier de la Sociedad Internacional para la Investigación del Corazón en Argentina por una técnica de retraso de la muerte celular después de un infarto.
Como parte de la conclusión de un estudio, en mayo pasado Cabrera Fuentes aplicó una crema a 100 pacientes diabéticos para la regeneración de piel y vasos sanguíneos, con resultados favorables, pues todos se curaron de lesiones en sus extremidades.
El ingeniero mecatrónico Fernando Porchas, oriundo de Mexicali, Baja California, fue detectado por la empresa Bosch y lo promovió al corporativo con sede en Chicago, Illinois, donde ha ido en ascenso.
Actualmente es líder de proyectos y su labor consiste en desarrollar y supervisar nuevos productos (herramientas) que ofrece la compañía, además de supervisar proveedores en Estados Unidos y en países de Asia y Europa.
Norma Mendoza González, oriunda de Zacatelco, Tlaxcala, es doctora en ciencias e ingeniería química por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y actualmente desarrolla varios proyectos vinculados con las tecnologías de plasma y grafeno en la Universidad McGill, en Montreal, Canadá.
En entrevista, explica que “la tecnología de plasma es una fuente de reacción química y de calor con la cual se pueden efectuar procesos de transformación de sólidos, líquidos o gases.
Las dos áreas principales de aplicación de esta tecnología son el tratamiento de residuos y el procesamiento de materiales. Residuos peligrosos provenientes de hospitales, plantas nucleares o procesos químicos pueden ser desintegrados con las altas temperaturas de los reactores de plasma
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El también tlaxcalteca Gilberto Tetlamatzi Xolocotzi, egresado también de la BUAP, estudia partículas elementales en el centro de investigación Nikhef en Ámsterdam, Países Bajos, como parte de una estancia posdoctoral de tres años.
C. Bañuelos, D. Manzo, V. Juárez, A. Heras, P. Vázquez, J. C. Partida, C. Figueroa, S. Maldonado y La Jornada de Oriente.
Con información de La Jornada