Estimado lector, cuando se toca el tema de la pluralidad, me hace pensar en los espacios donde la sociedad puede encontrar opiniones diversas; hace algunos años, cuando el señor presidente respondía al apellido Peña en este espacio me dediqué a señalar los aciertos y los errores que como simple ciudadano alcance a percibir sobre la última administración priísta, más errores que aciertos debo precisar, pero desde una óptica simple, mundana si quiere usted llamarla así, con la preocupación del futuro de nuestra patria y la desesperación de ver tantas pifias sin solución. Seguramente muchos percibieron lo mismo que yo y el hartazgo se hizo patente en varios sectores de la sociedad, pero y entonces, de quién fue la culpa, de los políticos que acompañaron al presidente Peña a lo largo de sus seis años de gestión o del pueblo que voto por el, quizá del sistema y la maquinaria que lo hizo ganar a pesar de todo, no tenemos evidencia contundente de que haya existido fraude para hacerlo llegar a la silla presidencial, pero la realidad es que no fue una buena elección, la padecimos seis años, crecimos poco y la inseguridad no disminuyó, así que el país como olla exprés a punto de estallar busco su válvula de escape, esa que ofreciera resultados casi inmediatos a los problemas generados por un sistema con fallas en su estructura medular.
Así es como llegamos a la desesperación de apostar más que nunca por el menos peor dentro de un proceso electoral, donde la teoría de la conspiración apunta a una cúpula mayor sobre la cúpula habitual, el lugar donde las decisiones se toman de verdad; abran la puerta a la izquierda, tal vez eso calme a las masas, oiga pero no tenemos esa corriente dentro de nuestros partidos políticos, no importa, hagan parecer que eso es izquierda, de todos modos la moda latinoamericana es que esa línea se apodere de los países.
Así que, la desesperación hizo que la mayoría de nosotros votara por “ya sabe quién”, ese personaje radical, terco, con ideas retrógradas, pero con algo de carisma que levantó suspiros entre los mexicanos desesperados, no cabe duda que nuestra sociedad estaba necesitada de un súper héroe, representada en su momento por Marcos, el mismo Vicente Fox, ahora por el señor “ya sabe quién”. Las cosas se fueron dando, el éxito para el partido político que no es partido sino movimiento de regeneración creció y rebasó las expectativas de todos, llegó el momento de la verdad y ese pasaje de la historia ya la conoce usted.
México se encuentra en esta etapa llamada luna de miel con su gobernante donde a pesar los graves errores que se han cometido no pasa absolutamente nada, el amor sigue y el perdón florece como pasto silvestre sobre las praderas. Sin embargo, esta semana Michoacán nuevamente fue noticia no sólo a nivel nacional, sino internacional, de nueva cuenta la violencia se apoderó de la entidad y 13 policías perdieron la vida en una emboscada en la localidad del Aguaje en Michoacán y ¿cuál fue la reacción del señor presidente? La de siempre, no es su culpa sino de los gobiernos anteriores que dejaron un cochinero y crecer el problema.
“Yo quisiera que se avanzara más, trabajo todos los días para eso, trabajamos todos, pero lo dejaron avanza, crecer mucho y hubo estrategias equivocadas, queriendo enfrentar la violencia con la violencia, todo lo que ya sabemos y ahora hay un nuevo paradigma de seguridad”.
Hagamos una analogía sencilla, usted trabaja en una empresa de talla internacional avecindada en este hermoso país, todos los días se levanta temprano, hace el esfuerzo por llegar a tiempo y lo logra, realiza sus labores, para las cuales fue contratado, cumple con los métricos, los objetivos, su esfuerzo hace crecer a la empresa; su rutina diaria es agotadora pero al final del día se siente satisfecho por lo que usted hizo, sin embargo, el compañero que se encuentra a lado de usted, a pesar de que llega temprano, no tiene claro el rumbo a seguir, desconoce las políticas de la empresa, piensa y actúa como si viviera 30 o 40 años atrás en el tiempo, no tiene claro qué es lo que tiene que hacer, pero lo peor de todo, lo peor de todo estimado lector es que es irresponsable y no puede hacerse garante de sus hechos. “Lozano, está mal hecho el trabajo” jeñor ej que no es mi culpa, es del trabajador que estaba antes que yo, dejo un cochinero y no he podido acabar de limpiar. “Lozano, está defectuosa la pieza que te pedí que hicieras” jeñor, ej que como se hacían estaban mal hecha, mejor las estoy haciendo como mi abuelo me enseño. “Lozano, se está saliendo de control la maquinaria” jeñor, ej que el que estaba antes que yo no sabía hacer las cosas, lo has dicho Lozano el anterior, por eso lo corrimos, pero tú, por qué siempre culpas al que ya no está; mira Lozano el que le caigas bien al resto de tus compañeros no te exime de ser poco proactivo y que no resuelvas los problemas que ahora no son de nadie mas que tuyos, es poco profesional de tu parte culpar al que ya no labora aquí, ahora la responsabilidad es tuya y de nadie más.
No es nada contra la persona que ostenta el trono en el momento, igual se observo y analizó la mala administración del anterior, ahora no veo por qué no señalar los errores del actual dueño del país.
Los policías asesinados, los alumnos que secuestran autobuses, un gobernador que dice que dios castigo a sus adversarios por haberle robado la elección, un crecimiento casi nulo en la economía, una aceptación de más del 50% y un país que se debate entre la terapia intensiva y la muerte.
Deje de culpar y ponga manos a la obra porque de lo contrario no le va a quedar patria para la reelección.
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