El trabajo de un escritor es que el lector no abandone el libro: Rafael Pérez Gay en la Feria del Libro de Aguascalientes - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Conversación con Rafael Pérez Gay sobre su Trilogía Indeseada
  • Soy de los que piensa que a veces en los fragmentos se encuentra la verdad, que en las pequeñas minucias hay verdades colosales

 

Edilberto Aldán (EA): En algún momento de esta trilogía dice que como escritor prefiere las catedrales, pero estas tres novelas son más compactas, más pequeñas, ¿son pequeñas obras maestras que se desprenden de esa catedral?

Rafael Pérez Gay (RPG): A la trilogía yo le llamo: la Trilogía Indeseada, ¿por qué?, yo primero escribí Nos acompañan los muertos, que es la historia de mis padres viejos, desarmándose, cayendo, la Ciudad de México, la ciudad de ellos jóvenes, el modo en que fueron enfrentándose a la nada y yo había pensado luego hacer un libro que es Perseguir la noche, pero lo interrumpí porque en el trayecto mi hermano, el escritor, diplomático, político, José María Pérez Gay, enfermó seriamente de un padecimiento neurológico, una tormenta en su cabeza que le arrancó la vida muy rápidamente, y yo me dije voy a ponerme a escribir otro libro, es como si a ti te dijeran, en este momento tienes que ir a cubrir la nota de tu vida, no vas a desperdiciar la oportunidad, bueno, pues la nota de mi vida, por desgracia, era una tragedia y era la enfermedad de mi hermano, interrumpí lo que estaba haciendo y escribí El cerebro de mi hermano que es sobre la hermandad, la ciudad, la amistad, la familia, la enfermedad y la muerte de un ser querido; por eso es indeseada la trilogía, porque yo jamás hubiera querido escribir de la enfermedad y muerte de mi hermano, con quien me unió una magnífica amistad literaria, aunque al final nos distanció y desencontró la postura política, pero ni siquiera eso logró que dejáramos de ser los amigos que fuimos toda la vida; luego de eso escribí Perseguir la noche que es en parte y buena medida, la historia de mi enfermedad, es decir, un día me comunicaron que yo tenía cáncer de vejiga, no pude dejar pasar esa nota, de modo que voy a tener que escribirlo, pero combinado con personajes del principio del siglo XX mexicano: José Juan Tablada, Amado Nervo, Ciro B. Ceballos, Bernardo Couto, que eran personajes de la ciudad y que cuando yo estuve enfermo, una especie de claustrofobia me obligaba a salir de mi casa, por el viejo Centro Histórico de la Ciudad de México, que tiene un peso muy específico, muy fuerte, muy intenso, y así conté en parte mi enfermedad, en parte la Ciudad de México de aquel entonces, por eso es una Trilogía Indeseada.

A mí me gustaría haber hecho una catedral, estos son retazos, trozos de las catedrales, soy de los que piensa que a veces en los fragmentos se encuentra la verdad, soy de los que cree que en las pequeñas minucias hay verdades colosales; vengo del periodismo y del periodismo literario, y en parte del periodismo de opinión política, eso implica que todos los días un trozo, todos los días un pedazo, todos los días una visión, y eso va construyendo también una historia.

EA: En tus cuentos hay una habilidad de concretar los hechos puntualmente, en la trilogía tejes una telaraña que conecta y entrevera distintos hechos a través de la memoria.

RPG: Hubo un momento en el cual yo rompí un falso dilema, el falso dilema que separa el periodismo de la literatura, ¿por qué tengo que separar, por qué hacer un cuento tiene que tener un personaje con densidad, tenemos que hacer una anécdota que tenga desarrollo, por qué tengo que hacer eso si el periodismo nos da una libertad tremenda acompañada de un rigor muy serio? García Márquez dijo: un reportaje tiene que estar escrito con el rigor tremendo de un cuento, y un cuento debe de tener la soltura, la imaginación y las fuentes de un reportaje; romper ese falso dilema para mí fue absolutamente liberador, a partir de Nos acompañan los muertos, El cerebro de mi hermano y Perseguir la noche; ya en Arde, memoria, una compilación de cuentos que si tú los lees dices, estos son cuentos, crónicas, se pueden leer como quieran, el chiste es llegar, acercarse lo más que se pueda a un lector, siempre cito esto de Adolfo Bioy Casares: un lector, son personas que siempre quieren abandonar el libro, siempre hay otras cosas que hacer, entonces, el trabajo de un escritor es que el lector no abandone el libro; yo creo que todos los escritores deberían proponerse que quien tenga el libro en las manos no lo abandone tan rápidamente.

EA: ¿En la trilogía, qué te obligo de la escritura a terminar estos libros?

RPG: El periodismo es una disciplina. Esa disciplina de las horas de entrega, sentarse dos horas y terminar de escribir, yo creo que los escritores deben de trabajar así, no para publicar, ese modo de acometer el hecho literario es también un modo periodístico de acometerlo; cuando era joven trabajaba de noche, a veces terminaba a las cuatro o cinco de la mañana, fumaba mucho, treinta cigarrillos, y me iba a acostar a las cuatro de la mañana; con los años cambié completamente mi método de trabajo, me paro muy temprano, antes de que suene el teléfono, antes de que las noticias te atenacen y te quiten la intención de hacer otra cosa, entonces, de cinco a ocho de la mañana cada día, es un lugar y una forma magnífica de poder escribir las historias que tengas que escribir, y luego ya viene el periodismo, luego ya las noticias, leer el periódico, y en la tarde, algo muy importante: no concibo a un escritor que no lea, hay que leer tres o cuatro horas diarias, hay que leer lo más que se pueda, y si un día se te va en blanco, pues aunque sea leer cinco o seis páginas, para que te quede ese remanente, para que no seas sólo tú el que escriba, que permitas que sean otros los que escriban contigo y te ayuden a construir un mundo.

EA: A partir de la publicación de Arde, memoria y la trilogía, la visibilidad que dan estos libros a tu obras, ¿crees que ya le llegó el tiempo a los escritores de tu generación, que los lectores les pongamos atención a lo que ustedes nos están contando?


RPG: Bueno, yo espero que sí, pero déjame que te diga una cosa, nunca me preocupó demasiado que me pusieran atención, aunque busco la atención y busco lectores, hay que tener mucho cuidado con la obsesión del reconocimiento, te puede echar a perder, te puede amargar la vida, te puede convertir en una especie de escritor incomprendido y eso no es buena medicina para escribir, de modo que si llegó el momento, eso lo van a decir ustedes, los lectores, si no, no importa, a mí me ha ido bien recientemente, y no puedo sino sentirme agradecido de la forma en que los lectores han recibido estos libros; probablemente sí, después de los 50 años, si te has dedicado a escribir genuinamente, te van a poner más atención que antes, pero no me preocupa mucho. Yo tengo muchas cosas que decir y contar, y espero seguir haciéndolo, tengo algunos libros entre manos y no tengo más que la idea de leer, escribir, también soy editor, es decir, he sido borracho y cantinero, de un lado y del otro…

EA: Y sacaborrachos, como promotor cultural.

RPG: Y sacaborrachos, sí, también, de todo; en este momento mi tiempo se lo disputa el trabajo periodístico y literario, y mi trabajo como editor, ser editor para mí es muy importante, es una pasión publicar las letras de otros, yo he vivido sólo de dos cosas, no he ganado un solo peso que no tenga que ver con poner las letras mías una delante de otra, y las letras de otros una delante de otra, de eso he vivido siempre. 

EA: Tras la trilogía, ¿qué sigue?

RPG: La muerte de mis padres, la muerte de mi hermano, la enfermedad de la que sobreviví, evidentemente quiero hacer un cambio y estoy metido en un proyecto en el que trato de reconstruir los crímenes de la Narvarte, los famosos, terribles y horrendos crímenes de la Narvarte donde murió un periodista, va a ser una novela de ficción y de no ficción, pero no un reportaje, una novela donde alguien, una voz está permanentemente hablando de un México ensangrentado, un México devorado por la violencia, un México devorado por la corrupción y dentro de eso, de pronto, en la Narvarte ocurre un crimen y alguien se acerca para tratar de entenderlo, no sé qué va a salir, no sé si va a salir, eso espero.


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