Sochi, Federación Rusa. 22 de octubre de 2019. Después de más de seis horas de arduas negociaciones, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su contraparte turca, Recep Tayyip Erdogan, intercambian sonrisas y un fuerte apretón de manos ante las cámaras de la prensa mundial. Ambos han logrado un triunfo diplomático, debido a que el acuerdo alcanzado preserva “la unidad política e integridad territorial de Siria y la protección de la seguridad nacional de Turquía”.
Al día siguiente, y luego de volar más de 11 mil kilómetros, dos bombarderos estratégicos Tu-160 -conocidos en la jerga castrense rusa como Cisne Blanco– aterrizan en la base aérea Waterkloof, Sudáfrica. El mensaje es inequívoco: Rusia pretende nutrir los lazos diplomáticos con África. El despliegue bélico coincide con la Primera Cumbre Rusia-África que se celebra en Sochi.
Las escenas arriba descritas sirven como prólogo al presente artículo el cual pretende hacer un recuento y analizar los movimientos diplomáticos y militares rusos en el orbe, lo cual condujo a la prensa europea a hablar del “Momento Putin”.
El martes 22 de octubre de 2019 quedará grabado en la historia del Medio Oriente como el día en que Rusia sustituyó, de manera clara y convincente, a los Estados Unidos como el corredor de poder en la región. ¿Por qué? Primero, Erdogan, luego de lanzar la Operación Primavera de Paz, viajó a Rusia para conferenciar con Putin. Luego de seis horas de espinosas transacciones, las partes lograron el siguiente acuerdo: Turquía establece una zona segura a lo largo de la frontera sirito-turca y consigue la retirada de las fuerzas kurdas; Rusia, por su parte, preserva la integridad territorial de Siria, establece patrullas militares conjuntas con Turquía, y, por default, logra la retirada -parcial- de las fuerzas militares estadounidenses del norte de Siria.
La pericia diplomática rusa llevó a varios observadores europeos a las siguientes conclusiones: el sociólogo franco-iraquí, Adel Bakawán, entrevistado por el rotativo de centro-izquierda, Le Monde, concluyó que: “Uno asiste, sin lugar a dudas al ‘Momento Putin’ en el Medio Oriente… Rusia ha demostrado que es el actor que determina las orientaciones y las luchas de poder…pues dentro de esta situación caótica, esta guerra de todos contra todos, el Sr. Putin encarna… una forma de estabilidad”1.
La opinión del científico social galo no es solitaria: días antes del acuerdo ruso-turco, el principal semanario alemán, Der Spiegel, colocaba, en su edición del 19.10.2019, un título con hedor a Oswald Spengler: Die Kapitulation des Westens (“La capitulación de Occidente”, en español). La foto que acompaña la portada muestra a un grupo de vehículos blindados, envueltos por una nube de polvo, que ondean la bandera de las barras y las estrellas como símbolo del declive estadounidense en Medio Oriente,
El escribano está convencido de que el “Momento Putin” no sólo se circunscribe al Próximo Oriente: el 23 de octubre del año en curso, los presidentes de Egipto y Rusia, Abdelfatah al Sisi y Vladimir Putin, respectivamente, organizaron la Cumbre Rusia-África. 43 jefes de Estado o de Gobierno africanos asistieron para “hacer negocios” como para “trabar amistad” con el líder ruso.
Principalmente, Rusia sustenta su influencia en África en los lazos que forjó durante la era soviética con los líderes de los movimientos anti-coloniales de los años 60 y 70 del siglo pasado, quienes recibieron ayuda bélica o fueron educados en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Sin embargo, en estos días, el marxismo-leninismo ha perdido el atractivo de antaño y Rusia quiere vender sus productos agrícolas y sistemas bélicos a cambio de acceder a los vastos recursos naturales que tiene África.
Mientras Putin paseaba, en su nuevo auto, a al-Sisi en el autódromo de Sochi, Rusia y Serbia llevaban a cabo las maniobras militares Escudo Eslavo-2019. Las evoluciones castrenses tienen como principal actor al sistema de misiles tierra-aire y antibalístico S-400 Triumf.
El despliegue ruso en Serbia es importante: la nación eslava es atravesada por el río Danubio y es zona de paso obligada para ir desde las nevadas cúspides de los Alpes austríacos hasta los soleados litorales del mar Negro. Asimismo, proporciona una base de operaciones a los rusos para sus actividades de inteligencia en los Balcanes y Europa Central. Por último, la presencia rusa carcome “la suposición global en la Europa de la post Guerra Fría de que Rusia estaba contenida”2.
Para cerrar con broche de oro la semana que encarnó el “Momento Putin”, se reveló que el presidente de las Filipinas, Rodrigo Duterte, había invitado al mandatario ruso a visitar su país y que éste había aceptado “con gratitud” la invitación. Inmediatamente, todos los países que tienen intereses en el mar de la China Meridional alzaron las cejas, porque el anuncio coincide con las pláticas que llevarán a cabo representantes chinos y filipinos para discutir un acuerdo de exploración conjunta de petróleo.
Duterte, un espíritu intempestivo y locuaz, siente una devoción perruna por el líder ruso: en 2016 anunció, con bombo y platillos, que “ya no iría a la Unión Americana”, pero “iría a Rusia a hablar con Vladimir Putin y decirle que somos tres contra el resto del mundo: China, las Filipinas y Rusia”.
La presencia de las compañías armamentistas y energéticas rusas en las Filipinas es geoestrategia pura: el mar de la China Meridional se encuentra ubicado entre el Golfo Pérsico y el noreste de Asia y, por lo tanto, es “la coyuntura geográfica más crítica del mundo no occidental”3.
El escriban concluye: Vladimir Putin ha logrado resucitar a Rusia como potencia mundial, debido a que utiliza sus activos económicos, diplomáticos y militares de manera más eficiente que los Estados Unidos. El líder ruso sabe que su país nunca podrá disputar el liderazgo global a la Unión Americana. Sin embargo, Putin percibe la “competencia como un juego de suma-cero: la pérdida de los Estados Unidos es la ganancia de Rusia, y viceversa”4.
Aide-Mémoire. La victoria del peronismo en la Argentina; la rebelión popular contra el gobierno derechista de Sebastián Piñera en Chile; y la posible victoria del centro-izquierda en Uruguay, parecen presagiar la debacle del neoliberalismo en nuestra “América Mayúscula”.
1.- A qui profite l’opération militaire turque en Syrie? https://bit.ly/32Zi4Qf
- – Kaplan, Robert D. In Europe’s Shadow: Two Cold Wars and a Thirty-Year Journey Through Romania and Beyond. New York; Random House, 2016, p. 148.
3.- Kaplan, Robert D. Asia’s Cauldron: The South China Sea and the End of a Stable Pacific. New York: Random House, 2014, p. 41.
4.- Sciutto, Jim. The Shadow War: Inside Russia’s and China’s Secret Operations to Defeat America. New York: Harper, 2019, p. 17.