Esta semana que está a punto de terminar la pudiera definir como el periodo con los días más eclécticos de estos tiempos; pareciera que todos los astros se alinearon y hubo sacudidas en las esferas sociales, políticas, culturales e incluso dentro del medio del espectáculo.
Debo confesar que nunca fue mi hit José José, mi alma rockera nunca me dejo voltear hacia la balada pop, ni al movimiento que se generó a finales de los setenta y principios de los años ochentas donde brillaron personajes emblemáticos de esa corriente musical y que poco a poco se están extinguiendo, sin embargo, reconozco el tamaño de la fama de nuestro finado príncipe de la canción. Su muerte entristeció al pueblo mexicano, los hechos ocurridos alrededor han despertado el morbo y las más absurdas discusiones entre los miembros de su familia; ayer, la mitad de los restos de José José llegaron a tierra azteca en una aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana, qué tal, ni Andrés Manuel viaja en esos aviones, pero, al parecer la ocasión lo ameritó; el trayecto de la base aérea al recinto donde se llevó a cabo el homenaje formal estuvo “tranquilo”, se suspendieron todas las marchas y manifestaciones para que nuestro príncipe pudiera llegar al palacio; entrega verdadera por parte del pueblo mexicano, nuevamente, ni Andrés Manuel logra eso. Ya en el Bellas Artes la gente desfiló frente al féretro a manera de despedida durante una emotiva ceremonia. Posteriormente la celebración se trasladó a otro emblemático recinto de nuestra cultura nacional, me refiero a la Basílica de Guadalupe, donde se llevó a cabo una misa en su honor, no podemos decir que de cuerpo presente porque ni siquiera sus cenizas estuvieron completas; la ruta siguió su camino hacia el panteón Francés donde sólo familiares y allegados tuvieron la oportunidad de dar el último adiós, no sin antes hacer una escala en la colonia Clavería donde se llevó a cabo una serenata en su honor.
Esos son los verdaderos ídolos de la sociedad mexicana, de nuestro pueblo, del sabio y del otro, nuestra manera de honrarles y de entregar los miles de corazones que se concentraron ayer por donde pasaban las cenizas de José José, no faltaran los bares donde los imitadores se darán vuelo dando espectáculo en su memoria, tampoco los hijos no reconocidos que seguramente comenzarán a emerger como hongos en tiempo de lluvia; esa es la realidad y no varía según la lente que utilizamos para observarla, así somos, así nos comportamos; Pedro Infante, Juan Gabriel y ahora otro gran ídolo, que la fiesta siga, la celebración no acabó ayer, ni hoy, no acabará nunca, el príncipe de la canción estará siempre en la mente de todos los amantes al género musical que lo proyectó hacia el estrellato y seguramente nunca será olvidado.
Siguiendo por el camino ecléctico, qué me dice del estreno cinematográfico de la semana, me refiero a la historia de Arthur Fleck, un habitante como muchos otros de la ya famosa Ciudad Gótica, antes de Batman claro está; la historia, esa que se disfruta poco a poco y que como espectador estoy seguro deja un buen sabor de boca; pero desde el análisis del comunicólogo, del productor audiovisual le puedo decir que es una clase magistral de cómo construir un personaje con elementos visuales y habilidades histriónicas del actor, con un guion bien planteado y un lenguaje cinematográfico que no es nada convencional para el género. Indiscutiblemente muchas de las escenas se convertirán en íconos de la cinematografía occidental y referentes obligados para los nóveles cineastas que quieran incursionar en el relato innovador de las historias relacionados con las conductas desviadas de los personajes como Arthur Fleck.
Pero mientras eso pasaba en el medio del espectáculo la realidad como siempre nos rebasó, el pasado 2 de octubre en el Estado de México fueron secuestrados 92 autobuses con sus respectivos operadores, así lo dio a conocer Odilón López, delegado de la Cámara Nacional de Autotransportes de Pasaje y Turismo Canapat, pero a que no sabe quiénes fueron los secuestradores, nada más y nada menos que los estudiantes, o por lo menos dicen ser de la Escuela Normal Rural Lázaro Cárdenas del Rio de Tenaria Tenancingo Estado de México, algunos medios dieron a conocer que los alumnos ya habían llegado a un acuerdo con las autoridades y puesto en libertad a los secuestrados pero no fue así, y aunque en una mesa de diálogo con el subsecretario de gobernación Ricardo Peralta se comprometieron a que el pasado martes liberaban a todos, esto no sucedió, dentro del pliego petitorio se puede rescatar la petición de 84 plazas para los egresados de esa escuela Normal, espere un momento, qué no el privar de la libertad a cualquier persona se considera un delito, nuestras autoridades están negociando con los secuestradores para evitar exactamente qué cosa, sí la consigna de este gobierno es no caer en provocaciones, yo veo que la medida ya se las tomaron y por no querer caer en los excesos de hace cinco años en Tixtla, Guerrero, en la Normal Rural Isidro Burgos, ahora los hechos para encontrar la solución quedan muy laxos, con el riesgo de perder el control del suceso, por el momento las víctimas no son los estudiantes, ellos son los secuestradores. “Un operador escapó del plantel, pidió auxilio a militares, pero no lo apoyaron y los normalistas lo alcanzaron, golpearon e ingresaron nuevamente al plantel”, así lo dio a conocer Odilón López.
De verdad, estimado lector, vivimos en un país donde las cosas pueden pasar de ida o de vuelta, un día es la víctima y al otro es el asesino en potencia, hace ya cinco años los integrantes de un plantel fueron las mártires de un acto vandálico que hasta el momento los ubica en la lista de desaparecido, sin duda me refiero al caso de la Isidro Burgos y sus 43 desaparecidos.
Qué me dice sobre la separación voluntaria del cargo que poseía el magistrado Eduardo Medina Mora; como otros tantos funcionarios que renunciaron porque no coincidieron con la ideología de la 4T, o que tal los dimes y diretes sobre el aeropuerto de Santa Lucía, o el papelazo de Gerardo Fernández Noroña pidiendo una “chinga” para la diputada por el PAN, Adriana Dávila Fernández.
Tantos temas, todos ellos relevantes, todos ellos en la agenda nacional. El camino ecléctico nos debe poner en alerta, no estamos pisando firme, estamos en espera a que el momento de acoplamiento de este gobierno termine de madurar, mientras tanto, abroche su cinturón de seguridad porque la turbulencia va a estar ruda.
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