Pues en este caso aplica a la perfección aquello de “más vale tarde que nunca”, sin duda debió haberse hecho hace ya algunos años pero finalmente se hizo, a partir de este año 2019 se ha nombrado el 25 de octubre, o sea, hoy, como el Día Mundial de la Ópera, esto tomando en cuenta ciertas fechas que hacen de este día importante y trascendente para el llamado, con toda justicia, arte total.
Las tres asociaciones de ópera más importantes en todo el mundo: Ópera Europa, Ópera América y Ópera Latinoamérica apoyadas por la Unesco y el Instituto Internacional de Teatro promueven esta iniciativa con el fin de que todos recordemos la importancia que representa para nosotros como seres humanos el contacto con las artes y el trabajo creativo. Esta iniciativa, como todas las destinadas a la promoción y difusión de cualquier de las manifestaciones artísticas, deben tener el compromiso de reivindicarnos con lo que nos es connatural, es decir, el aprecio por las artes, y eliminar todos aquellos distractores que nos hacen olvidar y hasta renunciar a nuestra naturaleza.
La razón por la que se eligió el 25 de octubre como Día Mundial de la Ópera es porque ese día es el cumpleaños de Georges Bizet en 1835, compositor de obras como Carmen o Pescadores de Perlas entre muchas otras producciones operísticas, y de Johann Strauss en 1825, entre otras cosas, compositor de la opereta Die Fledermaus o El Murciélago, además de sus célebres valses.
La celebración del Día Mundial de la Ópera comprende, entre otras cosas, la transmisión en vivo por streaming de la ópera Carmen de Bizet desde Beijing, China, y El Murciélago de Strauss en producción de la Ópera Estatal de Viena, todo esto el mismo día 25 de octubre, al día siguiente, el 26, se transmitirá Don Giovanni de Mozart desde el Teatro dell’opera di Roma y el 27 de octubre El barbero de Sevilla desde Santiago de Chile.
Pero mira, esto definitivamente no pretende ser un boletín de prensa en donde se señalen las fechas y títulos de las óperas a transmitirse, es importante mencionarlo, pero más allá de eso, la intención es hacer un pequeño apunte sobre lo que esto representa.
Independientemente de que se tenga o no un día mundial de la ópera, este bello arte escénico debería ser parte de nuestra vida cotidiana y no esperar que se señale una fecha para acercarnos a él.
Entiendo, por un lado la falta de espacios especializados en ópera en los medios de comunicación, es muy poco el tiempo que se dispone para la promoción y difusión del Arte total, es imposible que al pueblo le guste lo que no conoce y la competencia es desleal si comparamos los espacios con que cuenta la otra música, la popular o peor aún -ojalá fuera eso, música popular- lo grave del asunto es que tenemos una cantidad increíble de estaciones de radio y programas de televisión, revistas y periódicos dedicando espacios a la música populachera, desechable, cuyo único objetivo es vender, sin la más mínima justificación artística y por supuesto, difícilmente encontraremos algo más mezquino que eso; considerando todo lo anterior, no es difícil entender que los inmensos encantos que nos proporciona la buena música, específicamente la ópera que es el tema central de este Banquete, pasan drásticamente desapercibidos para el grueso de la población.
La ópera debe ocupar un lugar de privilegio en los medios de comunicación especializados, esta es una de las formas, por supuesto que no es la única, de poder estimular el gusto por otros lenguajes musicales menos favorecidos, específicamente la ópera, ya conocemos muy bien el beneficio que otorga a quienes la frecuentamos.
Yo creo totalmente y estoy convencido del poder transformador de la música, nadie permanece igual después de haber asistido a un concierto o una representación operística, al ballet, después de haber leído un libro, en general no somos los mismos antes y después de asistir a cualquier evento artístico, concierto, ópera, teatro, una exposición de pintura, lo que sea, al salir de ese recinto de lo sagrado -parafraseando a Led Zeppelin-, lo que ahí vimos y escuchamos ya tocó nuestra fibras más sensibles y nos transformó, inevitablemente, en mejores personas, esa es la razón de ser del arte, su poder transformador, su capacidad de sacar lo mejor de nosotros, de quienes somos consumidores de la diferentes formas de hacer y representar el arte.
Un día mundial de lo que sea, en este caso de la ópera, no debería ser ocasión o pretexto para acercarnos a esta bella disciplina artística, esto debemos hacerlo cotidianamente con o sin día mundial, en todo caso, este debe pretender rescatar un repertorio olvidado y unir esfuerzos todos los países del mundo para seguir difundiendo la ópera y hacerla posible en sitios que han estado al margen de este lenguaje, sabemos evidentemente que una representación operística es costosa, no cara, es costosa que no es lo mismo, pero es necesario entender que el arte y la cultura no son un lujo y nunca lo serán, como algunas personas lo quieren pensar, el arte y la cultura en general, específicamente la ópera que es lo que ahora nos ocupa, es una verdadera necesidad, simplemente no se puede vivir sin esto, una sociedad que se precie de ser sana no puede prescindir de una sólida y generosa oferta de arte y cultura.