¿Un gobierno de “izquierda” en México?/ Bravuconadas - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Estamos a sólo un día de que López Obrador cumpla 10 meses al frente del primer gobierno de izquierda en el país desde su irrupción alcanzada el 1 de julio del 2018. Su carrera por la silla presidencial comenzó allá por el 2005, y desde entonces su tesón y perseverancia fueron el signo de su acción política. Desde entonces inició la construcción de su estrategia electoral y política para imponerse en el ánimo ciudadano y derruir los fundamentos de los partidos tradicionales, sus estructuras electorales y arrasar en las urnas del 2018.

Con una clara lectura del malestar popular en el México del siglo 21, López Obrador construyó la organización política capaz de condensar ese sentimiento y canalizarlo a través de la oferta de lo que la gente quería escuchar: acabar con la corrupción de los hasta entonces dueños de las empresas e instituciones públicas, y del propio gobierno, que había alcanzado niveles impensados, además de la descarada impunidad en esa enredadera que era el sistema de justicia nacional; detener en seco los niveles de inseguridad que, a través de las estructuras de los cárteles del crimen organizado, habían alcanzado cifras de muertes dolosas anuales de miles y miles de personas, ante la clara ineptitud o, en muchas ocasiones, complicidad de las autoridades responsables de su combate y control. Otro asunto en el cansado y harto ánimo de los mexicanos, era la grosera pobreza que alcanzaba a más de 50 millones de compatriotas, y que en la práctica carecían de oportunidades claras para salir de ese entorno histórico al que estaban condenados.

El “Proyecto Alternativo de Nación”, que en buena parte sustentó la oferta política del lopezobradorismo, señalaba con flamígera indicación, la responsabilidad de la que a juicio del responsable del proyecto denominó como “la mafia en el poder”, integrada por políticos, empresarios, medios de comunicación, instituciones y organismos, jueces, entre otros, a los cuales había que combatir, erradicar, de manera contundente y sumaria.

En los tres casos señalados, corrupción, inseguridad y pobreza, que el morenismo encabezado por el presidente López, efectivamente concentraban en mucho los factores que a México como país lo tenían postrado e históricamente atorado frente a la posibilidad de hacer efectiva su potencial capacidad de ser una nación protagonista en el entorno global, dada su capacidad económica y la fuerza y capacidad de su gente. La ciudadanía se identificó con la crítica demoledora del mensaje electoral del morenismo y le allanó el camino para acabar con los flagelos que presumía tener tan bien identificados. Hasta aquí, todo marchó bien. Ya sabemos los resultados del 1 de julio de 2018.

En el período de transición que se extendió por cinco intensos meses, el presidente electo fue capaz de impulsar propuestas y proyectos emanados de su propia campaña electoral, e irlos posicionando en el imaginario de los, aún, eufóricos mexicanos de reciente cuño morenita. La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, por ser el foco, la mata de la corrupción de este país, y proponer la alternativa del aeropuerto militar de Santa Lucía como la opción del “cambio verdadero”. Por otra parte, impulsó la idea del “Tren Maya”, que recorrería la península de Yucatán y sería el gran detonante del desarrollo del sureste mexicano, llevando progreso y desarrollo para la región. La construcción de la refinería de “Dos bocas” en el estado de Tabasco, con el que se elevaría de manera significativa la producción de derivados del petróleo mexicano, que sustituirían la exportación de la riqueza nacional a las trasnacionales petroleras, que se cebaban de la incapacidad de refinación nacional.

Combatir la corrupción y a su personera “mafia en el poder”, durante estos meses el gobierno ha demolido una parte importante de las instituciones y organismos autónomos, sobre todo por su capacidad de regular las decisiones y acciones del gobierno en funciones. Queriendo combatir la corrupción, la fomenta y allana el camino.

Para combatir, desde su pensamiento de izquierda, la rampante inseguridad nacional, el presidente López tuvo que recular de su oferta original de regresar al ejército a sus cuarteles, y reforzó su presencia en el combate a la delincuencia organizada en los cárteles e impulsó proyectos de reforma constitucional para crear la figura de la Guardia Nacional, incorporando en ella a la policía militar y a la policía federal, entre otros, con una fuerza que en un primer momento ascendería a 80 mil elemento. Y nada, la violencia está desatada, y en lo que va del año, las muertes derivadas de esa guerra sorda ascienden a casi 28 mil personas. La cifra negra más alta de la historia de México.

Las acciones para combatir la pobreza y la falta de oportunidades, encontró en la distribución de los recursos públicos a través de programas asistenciales en efectivo, la llave para llevar a los mexicanos rezagados a encontrar las opciones para salir de la pobreza. O al menos el gobierno morenista así lo piensa. Distribuir a casi 900 mil jóvenes la friolera de 3600 pesos, de manera casi mecánica sacaría a esos muchachos de la delincuencia; igualmente, aumentar la pensión universal a las personas de la tercera edad, les obsequiaría una mejor calidad de vida; se creó una beca para estudiantes de educación media superior y superior, para retenerlos en las escuelas y evitar la deserción; y así, diversos apoyos económicos se han entregado desde hace ya 10 meses, a aunque para ello, hubo de cancelar otros programas medibles y de efectiva incidencia en la vida de los mexicanos.

El morenismo y sus seguidores se presumen como un gobierno de izquierda, pero desafortunadamente es sólo una declaración para ubicarse ellos en la geografía política, porque sus decisiones y acciones, han impactado donde justo la visión de lo que reclaman como su vocación, están siendo dañadas e ignoradas de manera grosera, como la educación, la salud, la protección del medio ambiente, y peor aún, la esencia misma de un régimen de gobierno para las personas: la democracia.


 

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