Dicen que siempre hay distancia entre lo que uno dice y lo que entienden quienes nos escuchan. La regla, desde luego, se aplica en mi caso, y por eso, aunque peque de falta de modestia, hoy quiero referirme a mi libro y su mensaje, para atenuar interpretaciones interesadas.
En primer lugar, expreso mi sincero agradecimiento a quienes han escrito o comentado “México en picada, un año de populismo, uno por ciento de capacidad”. No voy a citar nombres por un prurito que me impide dejar a alguno fuera de la lista, y quizá todavía me falte leer a alguien.
Enseguida, agradezco a mi compañera exsenadora y activista por los derechos de la mujer, Angélica de la Peña, y al presidente del Colegio de Economistas, Jael Pérez Sánchez, sus amables palabras en la presentación del libro. Muchas gracias a los asistentes, de amplio colorido político.
Ahora procedo a responder a ciertas críticas producto de la pasión política. El libro no es ni un programa de gobierno ni una solicitud de votos, no es un artículo de propaganda ni un “predestape” a nada. El libro es un llamado a la conciencia de los ciudadanos aguascalentenses de todos los colores, de todas las edades y de todos los sectores. Es un llamado a defender lo que hemos construido entre todos.
También se dice con razón que la evidencia es lo más difícil de descubrir cuando la tenemos frente a nuestros ojos. Es el elefante en la sala. Pues bien, la evidencia es que Aguascalientes tiene un nivel de vida superior a la media nacional, incluso comparable, en muchos aspectos, con condados del primer mundo.
La evidencia es que ese nivel de vida está en riesgo, como consecuencia de las medidas económicas de un gobierno populista, ya que su único objetivo es construir clientelas electorales que le permitan mantenerse en el poder muchos años. Por eso, lo que el libro busca es llamar la atención sobre las consecuencias nocivas del populismo, específicamente en la vida de cada uno de nosotros.
Es evidente que no debemos quedarnos callados, aunque las huestes, los bots y los trolls del gobierno nos apabullen en las redes sociales o nos cierren espacios en los medios de comunicación tradicionales. Que no se nos acuse de indolencia, de incapacidad para ver el horizonte, de mezquindad política al permanecer en nuestra zona de confort mientras en el país y en Aguascalientes disminuye la calidad de vida y aumenta la pobreza.
El libro es una convocatoria al análisis de la realidad cotidiana, no pretende pasar un texto académico lleno de citas y aparato crítico; es un llamado de alerta, quiere que todos abramos los ojos. Es un primer paso para recurrir a la inteligencia colectiva, porque la necesitamos tanto para defender lo que hemos alcanzado como para mejorar en todos los aspectos. La fuerza de los propios aguascalentenses es lo que construirá el Aguascalientes del futuro, pero tenemos que estar preparados, tenemos que estar despiertos para edificar el dique capaz de disminuir el impacto negativo y, al mismo tiempo, nos proteja para seguir creciendo.
Es un llamado a los profesionistas, a los técnicos, a los estudiantes, a las amas de casa, a todos; es una tarea de divulgación que intenta decirle a la clase alta que con el populismo pierden, pues la caída de la Bolsa Mexicana de Valores equivale a perder las ganancias de un año; a la clase media, que pierde, pues el número de empleados que ganan más de cinco salarios mínimos disminuyó diez por ciento en ocho meses; y a los pobres, que pierden porque se quedaron sin Seguro Popular, sin servicios médicos y sin vacunas.
De eso se trata, de crear conciencia, de prepararnos para resistir y seguir creciendo. Se trata de tener valor y defender lo nuestro.