Estimados lectores, después de un tiempo de estar desconectado por cuestiones de trabajo de este espacio, estamos de regreso y hay muchos temas de los cuales hay que hablar. El día de hoy quiero enfocarme en las leyes secundarias de la reforma educativa aprobadas ya por la mayoría de los integrantes del H. Congreso de la Unión. Estas leyes secundarias consisten en tres nuevos marcos jurídicos que vienen a incorporarse al centenar con los que contamos, estas son: una nueva Ley General de Educación; la Ley Reglamentaria del Artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y la Ley General del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros.
Independientemente del discurso manejado por el oficialismo que esta reforma venía a solucionar los males de la “mal llamada reforma educativa” del sexenio anterior, la verdad, es que esta reforma es una cuestión más ideológica que educativa. El filósofo Louis Althusser define a los aparatos ideológicos del Estado define a estos aparatos como “cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas”. Dentro de esto aparatos ideológicos encontramos a los sindicatos, el sistema político, medios de comunicación y el sistema educativo. ¿Cuál es entonces la finalidad y la importancia de estos aparatos? Muy sencillo, replicar el discurso y los objetivos que un régimen o gobierno plantea, para poder legitimar sus decisiones y acciones, de tal modo que la ciudadanía cree que las opciones que se toman son las adecuadas.
En las leyes secundarias de la reforma educativa desaparece el Instituto Nacional de Infraestructura Educativa, ya que su Ley quedó abrogada con la aprobación de la nueva Ley General de Educación. La evaluación a maestras y maestros como requisito para su ingreso o permanencia en el sistema educativo desaparece y se da lugar a exámenes diagnósticos. Un tema que es de llamar la atención, es que en el caso específico de la Ley General del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros, establece en su artículo 39 fracción VIII y el segundo párrafo de su artículo 41, que se dará prioridad a todos los egresados de las escuelas normales públicas del país para poder ocupar una vacante en el Sistema Educativo, con esto se deja de lado a los demás profesionistas de carreras como asesoría pedagógica o a fines. El papel de las escuelas normales a lo largo de la historia del país, se ha caracterizado por ser el principal bastión y aparato de ideologización para las ideas con tintes socialistas y de lucha. Basta con recordar que estas instituciones se convirtieron en el mejor perfeccionamiento del régimen revolucionario a partir de 1920.
Las figuras más representativas de las escuelas normales en todo el país son Lucio Cabañas y Pablo Gómez Ramírez, reconocidos luchadores sociales. El primero participó activamente en el Movimiento Revolucionario del Magisterio, en la Asociación Cívica Guerrerense y tuvo acercamiento con el Movimiento de Liberación Nacional. El segundo, se le recuerda entre, entre otras cosas, por el asalto al cuartel militar del ejército mexicano ubicado en ciudad Madera, ubicada en las faldas de las Sierra Madre del estado de Chihuahua. La aprobación de estas leyes se da en un momento emotivo, ya que se da cinco años después de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Por lo cual, la mayor parte de la atención se centró en esta emotividad. Sin embargo, el enfoque dejó fuera el acuerdo que el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador hizo con la CNTE cuyos principales líderes se encuentran en la extrema izquierda del espectro ideológico. Este pacto se dio a conocer en diversos medios de comunicación, nacionales e internacionales el 13 de septiembre, en donde el Presidente celebraba los acuerdos con la Sección XXII de la CNTE para la aprobación, pero sobre todo, la legitimidad por parte de este sector educativo, el cual no queda exento de casos de corrupción, principalmente en Oaxaca.
Las leyes secundarias de la reforma educativa no se centran en el estudiantado en sí, sino en tintes más ideológicos e históricos. Este tema al igual que muchos otros, fue ganado por el oficialismo, quien también le está ganando el terreno ideológico a los grupos opositores, que nos les queda más reorganizar y reestructurar sus bases para poder competir contra un nuevo régimen y ganar la legitimidad y credibilidad que tenían al momento de su génesis, lo cual, no será fácil, mientras esto suceda el oficialismo seguirá aprovechando su posición para fortalecer y poner más dientes a su aparato ideológico.