Sobre ideología y otro males / Sui generis  - LJA Aguascalientes
07/04/2025

Aquello que llamamos ideología se reduce, al final, como la forma en que el ser humano experimenta con el mundo y la forma en la que este percibe la realidad para intentar transformarla. En palabras del sociólogo y académico sueco Therborn Goran, la ideología es “un medio por el cual los hombres hacen su historia en cuanto actores conscientes. En este sentido, la ideología se refiere a las formas en la que los hombres se hacen conscientes”.

Las confrontaciones sociales, jurídicas, políticas y económicas, son en el fondo luchas ideológicas. A lo largo del proceso histórico han surgido diversas cuestiones filosóficas para tratar de entender la evolución ideológica de los seres humanos y sus formas de pensamiento, desde la Hermenéutica de Aristóteles hasta la Dialéctica de Hegel. Sin embargo, hasta el día de hoy, la ideología sigue siendo un tema a debate. Si tomamos como premisa que la ideología es un mecanismo mediante el cual los hombres hacen su propia historia, y la historia la escriben los que ganan, la ideología imperante es al final de quien lleva la batalla ganada. Sin embargo, yo soy creyente de que (a diferencia de lo que pensaba el liberal Rousseau) el ser humano es malo por naturaleza, y en esa esencia sus ideales se ven reducidos a un pragmatismo puro. Esto lo podemos comprobar en el terreno de la política y la historia, en donde ambas están llena de maniqueísmos, es decir, de fragmentar a los actores y personas para categorizarlos en dos bandos, los buenos o los malos. Esto trae como resultado la identificación del enemigo, siempre en política debe de existir una ideología enemiga que confrontar para poder llegar y mantener el poder, si no existe, simplemente se crea. Una vez que se identifica al enemigo viene la confrontación, el debate, el intento de hacer creer a las personas qué ideología es la mejor o la que más se adapta a las circunstancias y necesidades actuales. La ideología se convierte en el arma más eficiente o más letal para la sociedad. A esto, hay que agregar las cuestiones éticas y morales. 

Ni la derecha ni la izquierda pueden ser por sí mismas, ambas necesitan la una de la otra. Hasta el Gobierno más autoritario sabe que necesita de la oposición para poder legitimarse. La oposición sabe que necesita del oficialismo para tener ideas y decisiones que confrontar, así como los superhéroes necesitan de los villanos, de igual forma funciona la ideología en el terreno política. La ciudadanía, sabe que para bien o para mal, las ideologías definen y trazan el andamiaje institucional y el régimen político. 

Hasta ahora, en el ámbito global, la ideología (cualquier ideología) sólo ha tenido un fin específico, reproducir y fomentar el odio, lo que trae como consecuencia ciudadanías más dividas, indiferencia, pérdida del sentido de colectividad, violencia, discriminación, entre muchos otros males.

En estos tiempos globales de caos, de gobiernos autoritarios, la sociedad cree en cualquier persona con aires de grandeza, nobleza y purificación para poder resolver, aquello que nos corresponde a nosotros mismos como sociedad. Hemos olvidado el diálogo, la participación ciudadana, el respeto, pero sobre todo, nos hemos olvidados de aquello que es vivir como seres humanos evolucionados. Podremos contar con las mejoras herramientas tecnológicas, científicas y revolucionarias para nuestro tiempo, sin embargo en términos cognitivos y de sentido de humanidad hemos retrocedido.


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