Abrazo: la diosa lunar pasea para estrechar entre sus brazos a quienes están perdidas y decepcionadas; sosiega la locura de las humanas con canciones pero, si alguna en particular es de su agrado, la hará crecer con su violín para el deleite de los vivos y consuelo de los muertos. Dicen que da unos abrazos muy cálidos, muy transparentes, como luna que refleja un poco del sol amarillo y sol rojo. Pero también enciende un cigarrillo, toma vodka y perrea hasta el fondo cuando su prioridad es la libertad del cuerpo. No sabe de fetiches o de filias, pero es una diosa muy sencilla, de placeres básicos y agradecidos como, bueno, conservar la vida en un país donde es fácil matarla. Un puñado de mujeres marcha para derribar ídolos y romper algunos vidrios, la diosa lunar está con ellas, urdiendo planes para cambiar el mundo o, por lo menos, retornarle un poco de pureza antes de que fuera fácil desdeñar a los ingenuos.
Cruz: hay una diosa del sacrificio clavada en maderas, manos extendidas y ojos en blanco que miran a donde el espectador lo necesite. Reflejo de los hombres y sus necesidades para gozar del sistema que crearon. Sangra perpetuamente para el placer de los mirones y de los sádicos; su efigie los condenará a los abismos por los placeres crueles y ocultos. En algunos mitos, ella tiene su lugar a un lado de Cristo y Barrabás y sin el temor de los infiernos, pues se sabe condenada desde el nacimiento, continuamente hace preguntas cuyas respuestas ignoran ambos hombres porque no tienen la gracia de Atenea o la piedad de Helena. Cuando se cansa de representar el papel, baja de la cruz como quien no tiene dolor alguno, chasquea los dedos para que un perro de tres cabezas suba a su regazo, lo acaricia detrás de las orejas y tararea canciones de cuna para que el perro guardián de las puertas, y las neuróticas del mundo, olviden algunas de sus malas memorias y puedan dormir.
Talón: diosa de los caminos, especialmente de las otras diosas: cuando Abrazo, Cruz, Inmanencia, Pacheca, Cigarrillo, Canción y otras están perdidas, Talón despierta de su sueño infinito y toma discretamente sus manos para guiarlas al camino que desarrollará sus destinos. Entonces regresa a sus aposentos, se acurruca como un animalito y vuelve a dormir porque sus preocupaciones sólo pueden resolverse en el mundo onírico. Mientras duerme, vigila a las humanas cuando suben el transporte público o caminan de noche por las calles, usa sus poderes para agudizar sus sentidos y hacerles saber dónde está el peligro pero, como cualquier deidad, su omnipresencia es artificial, una agradable fantasía de la gente. Lamentablemente no ha podido salvarlas a todas y ella, mientras duerme, crea los caminos, los limpia, los abre y los retuerce, los mejora y los mancha de brillantina y después los abre y los vuelve a cerrar como si fuesen laberintos de su propia creación. Un laberinto indigno, resultado de un sistema humano cruel del que sólo puede ser guía, ella recuerda a cada una de las suyas que se ha perdido.
Epazote: memoria de los mercados y de los sabores, malhumorada y callada, desdeña el paladar atrofiado, cada vez más básico, de las otras diosas pero secretamente se alegra cuando recuerdan sus sabores, su idioma original. Recoge chiles y prepara salsas que secretamente abandona en algunas taquerías para provocar locuras y curar aflicciones. Epazote tiene sentido del humor, uno muy particular, pero no es común escucharla reír o contar chistes. Presente en la vida de las viejas, las prefiere porque entiende mejor que nadie sus murmuraciones provocadas por la demencia senil. De noche camina con los coyotes, se adentra en el campo y los montes para mirar a la luna, a las múltiples dioses lunares, y escribe en su libro de recetas sagradas un recuento de los días, de los olvidos, de los cambios. Protectora de las poetas y los gatos.
Malversación: no hay mejor templo para malversación que las salas de yoga y los clubs nocturnos. Amante de las lecciones prácticas y fáciles, de los vinos baratos y las ventas nocturnas, tiene su propio canal de YouTube que usa para conseguir feligresas con trucos de Hágalo Usted Misma. Malversación te dirá al oído que mereces abundancia mientras en sueño contemplas un campo de cadáveres. Eterna practicante de la zalamería, sus trescientas lenguas abren el camino del fraude y la mentira. Algunos dicen que es la diosa del poder, y que ella, hace mucho tiempo, le cortó la cabeza al Diablo para tenerla de adorno en el espejo retrovisor de su auto.