Definitivamente la nota positiva, la que a la fecha acapara la atención de los medios de información y comunicación en nuestro país y seguramente en el continente americano es la participación de los atletas mexicanos en al última edición de los Juegos Panamericanos que se llevaron a cabo en Lima, Perú; por lo menos en la tierra que vio nacer a Joaquín Capilla la nota fue recibida como un balde de agua tibia y no fría; la noticia agradable del año, después de la tunda de acontecimientos que nos llenan de preocupación y nos llaman a la reflexión sobre la situación actual de México. La edición 2019 de esta gesta deportiva orilla a hacer una retrospectiva histórica y conocer el comportamiento de las delegaciones mexicanas a lo largo de los años en estos encuentros deportivos latinoamericanos.
Retrocedamos 16 años en el calendario, 2003, Santo Domingo, el quinto puesto en el medallero latinoamericano 79 medallas en total 20 de oro, nada mal para la delegación azteca, en ese año Adriana Fernández (la primera mujer mexicana en ganar el maratón de Nueva York) fue la estrella en los 5 mil y 10 mil metros con medallas de oro. Cuatro años después, 2007 nuestro país obtuvo 73 medallas, 18 de ellas de oro quedando en quinto lugar entre los países participantes, en aquella ocasión Paola Espinosa obtuvo tres medallas de oro y junto con Manuel Cortina en remo fueron las figuras nacionales destacadas. En 2011 como locales, la delegación mexicana obtuvo 133 medallas de las cuales 42 fueron de oro quedando en cuarto lugar. Para la siguiente edición de esta justa deportiva y en territorio canadiense México regresó con 95 medallas, 22 de oro.
Pero para este 2019 el panorama panamericano cambió su fisonomía y no sólo con el satisfactorio y bien merecido tercer lugar en el medallero por parte de nuestros deportistas, sino porque el resto de las naciones intercambiaron peldaños; los vecinos del norte como siempre los líderes “tradicionales” en este tipo de competencias, que por cierto solamente en la primera edición de estos juegos, en 1951 y en 1991 no estuvieron en el primer lugar, fuera de eso son los reyes de los Juegos Panamericanos, este 2019 no fue la excepción, seguido de Brasil, nación que deja ver el trabajo constante en el área del deporte desde aquel 2003 cuando Lula da Silva sentó las bases para impulsar el desarrollo deportivo en todas las disciplinas y no solo en el futbol donde siempre han dominado la escena internacional, aunado a esto la organización de eventos deportivos como los mismos Juegos Panamericanos de Río en 2007, el Mundial de Futbol en el 14 y los Juegos Olímpicos de hace tres años les han permitido no sólo adquirir experiencia en la organización, sino también en la preparación de sus deportistas para participar en ellos y obtener buenos resultados, como el merecido segundo lugar en el medallero de esta edición panamericana.
Y sin duda, digna de aplaudir de pie y sin sombrero es la participación de la delegación mexicana, por primera vez en la historia de esta justa continental, nuestros deportistas lograron sembrar a México en el tercer peldaño fuera de territorio nacional por arriba de las históricas potencias como Canadá, Cuba y Argentina.
Cuál fue la receta, qué hicieron diferente nuestros atletas, se prepararon como siempre o dieron el plus que los diferenció del resto, lograron romper con la inercia del “ya merito” se la creyeron, fueron ellos mismos, demostraron que, con trabajo, esfuerzo y dando verdaderamente el 100% se puede lograr lo que se tiene en mente. Es un hecho que este resultado en Lima 2019 no es responsabilidad de Ana Gabriela Guevara y mire que conste, lo afirmo que ni para bien ni para mal, es decir no hubiera sido culpa de la titular de la Conade si los jóvenes no habrían regresado con el tercer lugar en el medallero y tampoco es gracias al trabajo de esta administración los resultados obtenidos, definitivamente en nueve meses no se prepara un deportista de alto rendimiento, el verdadero apoyo se encuentra en casa, en la sociedad civil, en los empresarios que creen en México, en personas como Guillermo del Toro en el medio del espectáculo, en la fuerza de voluntad, coraje pero sobre todo, creo yo, el ingrediente principal está en cada uno de los mexicanos y se llama confianza en sí mismo, en creer en nosotros, en hacer el compromiso con la disciplina para llegar a donde nos trazamos la meta. No es la primera historia de éxito de un grupo de deportistas, o de chicos que participan en contiendas científicas, tampoco pisamos terrenos áridos en las artes, la tecnología, afortunadamente nuestra patria está llena de mexicanos talentosos que a pesar de todos los obstáculos sacan adelante el proyecto personal y triunfan en su área o disciplina.
Los Juegos Panamericanos Lima 2019 es un buen pretexto para demostrarnos a nosotros mismos que podemos sacar los compromisos adelante, que tenemos el talento, el coraje y la preparación para competir con el resto de las naciones. Sin llegar a polarizar el suceso, ni tampoco politizarlo, porque no es el caso; bien dicen que cuando en el ámbito deportivo las decisiones son tomadas por los de pantalones largos los resultados no son los mejores, la participación de la delegación mexicana abre la puerta a la reflexión positiva y estimula a buscar los caminos del éxito.
Me sumo a los miles de felicitaciones que han recibido nuestros jóvenes que participaron en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, extensiva para sus entrenadores, preparadores físicos, médicos, nutriólogos, pero sobre todo a sus familias que hicieron posible que cada uno de ellos estuviera en el lugar indicado, en el momento indicado con la preparación perfecta.
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