En la actualidad muchas ciudades del mundo están superando el paradigma de la movilidad del siglo pasado que pretendía promover el vehículo privado como la principal alternativa de transporte, para ahora impulsar un nuevo paradigma de sistemas de movilidad multimodales e integrados basados en la combinación de transporte público, plataformas tecnológicas, bicicletas compartidas, entre otros. El paradigma de la movilidad comienza a cambiar décadas después de constatar que el uso indiscriminado del vehículo privado ha creado costos excesivos que atentan contra la calidad de vida urbana, incluyendo, por supuesto, la congestión vehicular, la contaminación y los accidentes viales.
En este contexto, muchas ciudades se esfuerzan decididamente en mejorar sus sistemas de movilidad para reducir la dependencia del vehículo privado. El informe reciente de McKinsey, Elements of success: Urban transportation systems of 24 global cities, evalúa los elementos que determinan el éxito o fracaso de los sistemas de transporte urbano de 24 de las ciudades más importantes del mundo. El informe identifica a las siguientes diez ciudades como aquellas con los mejores sistemas de transporte urbano del mundo: Singapur, París, Hong Kong, London, Madrid, Moscú, Chicago, Seúl, Nueva York y Milán. ¿Cuáles son los elementos que determinan el éxito del transporte de esas ciudades? Veamos.
Primero, estas ciudades cuentan con una amplia disponibilidad de alternativas e infraestructura para distintos modos de transporte, incluyendo sistemas consolidados de metro e infraestructura ferroviaria. En ciudades como Madrid, Tokio y Nueva York, por ejemplo, el 80 por ciento de población tiene acceso a una estación de metro o tren suburbano a menos de un kilómetro de distancia. Igualmente, cuentan con una amplia red de infraestructura vial de alta calidad, pero que se utiliza cada vez más para mover bicicletas y peatones. Adicionalmente, estas ciudades cuentan con una presencia creciente de plataformas tecnológicas de servicios compartidos de transporte.
Segundo, la asequibilidad de los servicios de transporte, es decir, el costo relativo de las distintas alternativas en comparación con el ingreso promedio de la población, es otra de las principales características de esas ciudades. El sistema de transporte urbano más asequible es el de Singapur, pues el precio mensual es relativamente bajo en en comparación con el ingreso mensual promedio, considerando además que el gobierno de ese país otorga subsidios importantes a distintas categorías de pasajeros. Esas ciudades además implementan medidas diversas para desalentar el uso del vehículo privado, como incrementar el costo del estacionamiento, establecer impuestos más elevados para adquirir un automóvil, introducir cargos por congestión vehicular, entre otras.
Tercero, la eficiencia también influye en el éxito de los sistemas de transporte urbano de esas ciudades. La eficiencia se manifiesta, por ejemplo, en la velocidad promedio de un viaje en transporte público, especialmente durante horas altamente congestionadas, así como en el tiempo promedio que un pasajero debe esperar para abordar un autobús, metrobús, tren ligero o metro. Igualmente, la confiabilidad incide en la eficiencia de un sistema, pues un pasajero debe conocer el horario de llegada de la próxima unidad, así como el tiempo total del viaje que realizará. Por ello, estas ciudades invierten fuertemente en infraestructura dedicada para aumentar la eficiencia del transporte urbano, como carriles exclusivos para autobús.
Cuarto, la comodidad complementa la eficiencia para elevar la calidad del servicio de transporte urbano. La creciente penetración de teléfonos inteligentes en las ciudades, por ejemplo, tiene un impacto positivo en la comodidad de distintos sistemas de movilidad, pues facilita en gran medida la navegación de un usuario al monitorear en tiempo real la ubicación de las unidades, al mismo tiempo en que aplicaciones móviles o tarjetas electrónicas facilitan recargar o pagar el acceso a distintos sistemas. El estado físico de las unidades también determina la comodidad, como la edad promedio de un autobús, el mantenimiento de un metro, la disponibilidad de Wi-Fi o las facilidades para la accesibilidad universal.
Quinto, esas ciudades también trabajan en mejorar la sostenibilidad de los sistemas de transporte urbano, por ejemplo, implementando medidas para disminuir los accidentes de tránsito que suelen ocurrir por conducir a exceso de velocidad, por la imprudencia de todos los usuarios de la vía pública o por el incumplimiento de las normas de tránsito. Asimismo, la sostenibilidad también considera la reducción de impactos negativos en el medio ambiente a través de ecotecnologías para mitigar la emisión de contaminantes o reducir el consumo energético.
En conclusión, el éxito del transporte urbano depende de diversas características que no sólo requieren tiempo, esfuerzo y decisión, sino también de importantes recursos económicos. Las ciudades con recursos escasos o limitados, deberían identificar claramente sus prioridades en materia de transporte urbano para concentrar sus esfuerzos e inversiones en dichas prioridades; por ejemplo, ¿cómo mantener el transporte público a un precio asequible pero elevando su eficiencia o su comodidad? ¿Se debería invertir en servicios o plataformas electrónicas o en infraestructura vial?
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