- Se llevó a cabo conversatorio sobre derechos sexuales y reproductivos de las mujeres
- Importante, hablar de la interrupción del embarazo desde el Estado de derecho laico
- Argumento del trauma generalizado por interrupción del embarazo se usa de manera tendenciosa
La carrera de Psicología de la Universidad Cuauhtémoc realizó un conversatorio con el tema: Derechos Sexuales y Reproductivos de las mujeres y su relación con la formación psicológica, en el cual participaron académicas y activistas especialistas en el tema, quienes desde sus áreas de conocimiento hicieron referencia a la interrupción legal del embarazo.
María Jesús Gómez Azuara tocó primero algunos conceptos clave sobre derecho, el aborto seguro y su relación con la formación del sicólogo, para lo cual primero presentó un comparativo de los códigos penales de varios estados del país, en donde coinciden algunas de la penalizaciones y atenuantes ante lo que se considera como un delitos doloso, mismos que finalmente terminan por criminalizar a las mujeres que, ya sea de manera voluntaria o involuntaria, interrumpieron la gestación, más a aquellas en contextos de miseria, marginación e ignorancia, que al no contar con los medios para informarse sobre cómo prevenir un embarazo poner en peligro su integridad.
Al hacer referencia a la Norma Mexicana 046, que surja luego de que México firmó varios tratados internacionales y que exige al sector salud dé las facilidades para que cualquier mujer mayor de 12 años acceda a la interrupción del embarazo en caso de violación, apuntó que esta información no está al alcance de muchas mujeres, y si tienen algún conocimiento se cree que es necesario ser mayor de edad para hacerla válida.
Hizo hincapié en la dificultad de hacer válido este derecho en la entidad ante la reticencia de las instituciones de aplicar la Norma, lo cual consideró terrible al ser las encargadas de llevar a cabo el debido proceso y lejos de acatar la ley lo que hacen es criminalizar y pedir a la víctima que denuncie el delito de violación, a pesar de que no es necesario este trámite ni presentar prueba alguna para recibir el servicio.
Participó la activista y filósofa Dahlia de la Cerda, integrante de Morras Help Morras, organización que apoyan y orientan a mujeres a interrumpir su embarazo en contextos donde el aborto es ilegal, basándose en el derecho para no tener responsabilidades penales y en la libertad de expresión y el derecho a la información científica que debe ser difundida sin restricciones.
Expuso que diariamente la asociación recibe de nueve a diez solicitudes diarias de información, pero sin que se pueda asegurar que cada una de esas personas que pidieron la orientación llevó a cabo el procedimiento.
Coincidió en que las restricciones y prohibiciones lo único que logran es encarcelar a las mujeres a las mujeres que viven en las situaciones más precarias, no a aquellas que pueden acceder a mejores servicios de salud o a ir a otra entidad, como la Ciudad de México, a abortar de manera segura y bajo el cobijo de la ley.
La abogada y también activista, Marcela Martínez Roaro, recalcó ante los estudiantes, en su mayoría mujeres, que al hablar de aborto, al ser un tema que tiene muchos enfoques, ya sean ideológicos, morales, ética y hasta político, es importante argumentarlo desde el Estado de derecho laico, en el cual no entran las religiones en la toma de decisiones, aunque sí el enfoque científico y de derechos humanos, así como los contenidos de los tratados internacionales, la Constitución y las legislaciones locales. Expuso que el aborto está dentro de los derechos y la salud reproductiva de las mujeres.
La sicóloga María Juana Bocanegra Rolandelli habló sobre la desmitificación de la idea del trauma generalizado por la interrupción del embarazo, el cual fue uno de los argumentos que más se esgrimieron en Argentina para no permitir el avance de la legalización de interrupción del embarazo, el cual consideró que se usa de una manera tendenciosa al aseverar que todas las mujeres que se someten a esta intervención tendrán un trauma, lo cual descartó al señalar que depende de la capacidad de cada persona para afrontar esa situación, para lo cual influye en gran medida el contexto familiar y social, así como del acompañamiento y la preparación de los profesionales de la salud que lleven a cabo el procedimiento.
Más que el trauma tras someterse a la interrupción de un embarazo, la sicóloga habló que la mujer sufre de miedo antes de practicarlo dado el contexto de criminalización al ser considerado como un delito: “Si hay algo potencialmente traumático en un aborto tiene que ver no es por el hecho en sí, sino por la forma en que se ha llevado a cabo el hecho. Un aborto practicado con el acompañamiento adecuado de los profesionales de la salud, podríamos afirmar que disminuye la posibilidad de desarrollar un trauma”.