Durante la semana que está por terminar vi una publicación en redes sociales en donde se le pide a un DJ que interprete un instrumento y en la imagen, un fotomontaje por supuesto, podemos ver a Kurt Cobain con una me memoria USB en sus manos en lugar de una guitarra, la imagen, por cierto, es de la presentación de Nirvana en los conciertos Unplugged.
Fíjate que yo siempre me he sentido muy molesto cuando se dice que un DJ va a dar un concierto o peor aún, cuando se dice que está haciendo música cuando todo lo que hace es manejar, hábilmente sin duda, un par de tornamesas, disparar secuencias y todo gira en torno a la tecnología, pero…¿y la música? Y no hablo de erudición musical, me refiero simplemente a la ejecución real de la música, pulsar, digitar, vamos, tocar un instrumento musical o cantar, no sé, percutir con el cuero, hay muchas formas de hacer música, pero en el trabajo de un DJ no encuentro ni el más mínimo rastro de ejecución musical.
A ver si me doy a entender, no quiero que se me malinterprete, no estoy diciendo que el trabajo de un DJ sea malo o que no requiera de ciertas habilidades y conocimientos específicos, no, no estoy diciendo eso, tampoco pongo en duda los merecimientos de su trabajo, vamos, ni siquiera cuestiono toda esas personas que abarrotan auditorios, quizás estadios para ver a una persona hacer mezclas con un montón de tecnología, la verdad no le encuentro el menor atractivo, pero bueno, habrá a quienes les guste, de hecho los hay, eso está claro, pero no, no es esa mi inconformidad, incluso mi molestia, lo que verdaderamente no tolero es que se diga que un dj es un músico, que se diga que lo que está haciendo es música, eso sí me ofende, de qué manera tan ruin se menosprecia el trabajo del que verdaderamente sí es músico, eso amigos melómanos, es inaceptable, o al menos así me lo parece a mí.
Para hacer música hay que ser músico, no necesariamente con una formación académica, no se trata de graduarte de la Julliard School o del Curtis Institute of Music de Filadelfia, el Conservatorio de Nueva Inglaterra o la Royal College of Music, claro que no, los más grandes músicos de jazz o de blues evidentemente no asistieron a un conservatorio de música, algunos roqueros tienen formación académica, pero evidentemente no es una condición para poder destacar en estas lides, y todos ellos, sin embargo, han hecho cosas impresionantes, incluso virtuosas, por eso ofende cuando a una persona llena de tecnología que replica secuencias y genera sonidos con computadoras le llamen músico, una cosa es oprimir un botón y que se produzca un sonido de bajo y otra es escuchar a Lemmy Kilmister, a Geddy Lee, a John Patitucci, Roger Glover, vamos, aquí en México tenemos grandes bajistas como Agustín Bernal o Aarón Cruz. Y no se diga con los tecladistas, aquí es en donde más se puede contaminar el concepto musical, pero nada como disfrutar de una ejecución virtuosa en el piano o en el órgano Hammond, ningún sintetizador y ningún DJ podría, bajo ninguna circunstancia, sustituir el placer de apreciar un solo de órgano de Jon Lord o una improvisación en el piano de Keith Emerson, de chick Corea o de Keith Jarret, no se diga dentro de la gran música de concierto.
Creo necesario también hacer la aclaración de que no se trata de pensar en música sólo para ser ejecutada con instrumentos convencionales, digo, esta es la referencia obvia al momento de pensar en creación y ejecución musical, pero no podemos ni debemos ignorar otras formas de hacer y entender la música, o incluso con instrumentos convencionales, por supuesto que se pueden producir sonidos o música nada convencional, la música contemporánea, por ejemplo, emplea un discurso musical nada convencional, incluso incomprensivo para los puristas, por cierto, en estas semanas se está celebrando en el Museo Espacio de nuestra ciudad un evento llamado Punto Ciego / Contingencia aural en donde la música surge más allá de los convencionalismos sonoros, todo esto coordinado por Omar Fraire quien tuvo la gentileza de obsequiarme un disco con música completamente alejada de todo convencionalismo, la verdad vale la pena conocer estos trabajos. En este mismo tenor, tuve la oportunidad de escuchar, lamentablemente no recuerdo el compositor, una obra muy interesante con la Orquesta Filarmónica de la UNAM (Ofunam) se trata de un concierto para basura reciclada y orquesta, teniendo como solistas al ensamble de percusiones Tambuco, excelsa entidad musical que ha participado en nuestra ciudad en el Encuentro Internacional de Música de Cámara que, por cierto, en estos días está en curso, y es asombroso como se puede producir música con elementos que no son necesariamente instrumentos musicales, pero claro, no hay que ser un genio para entender todo el proceso creativo, tanto en la composición como en una digna interpretación de semejantes partituras, y de verdad, para ser un Dj no se necesita resolver con puntualidad estas exigencias y ser un virtuoso en música. Insisto, los Dj podrán ser muy hábiles en lo que hacen, solo por favor, que nos quede claro que no es música, es cualquier cosa que se te ocurra, pero no es música.
Hay muchas formas de hacer y entender la música, incluso de degustar de ella, pero de ninguna manera debemos llamarle músico a un Dj, un Dj es eso y nada más, el músico es de otro código postal.