Ha pasado una semana del “accidente” en Grupo México que causó el derrame de 3 mil litros de ácido sulfúrico en el Mar de Cortés en el noroeste del país, debido a una falla en una válvula en su Terminal Marítima de Guaymas. Hay diversas versiones oficiales y extraoficiales, a favor y en contra de la empresa, pero lo que sí debe tomarse como prioridad es que todo centro de trabajo que maneja sustancias tóxicas debe tener muy claras las acciones de prevención y emergencia, así como de solución de afectaciones, porque si bien las autoridades se encuentran realizando los estudios ambientales correspondientes, es seguro que habrá una afectación ecológica.
A un par de días posteriores al accidente, la ciudadanía comenzó a viralizar fotografías y videos en redes sociales y medios de comunicación en tono de denuncia, la muerte de miles de peces, tortugas, lobos marinos y hasta pelícanos; todas las muertes fueron atribuidas a la contaminación del ácido sulfúrico de la empresa. Hay una preocupación mundial de este hecho por el daño que el ser humano le ha hecho al planeta, aún más a la flora y fauna de los océanos y mares; de ahí el que las autoridades locales y nacionales no pueden dejar el tema como un pequeño accidente común, sino, por el contrario, castigar de la manera que la ley establezca y exigir la reparación del daño para evitar que se continúen estas atrocidades al medio ambiente.
Apenas este martes, el titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Víctor Toledo, señalaba que “aparentemente no tendrá mayor efecto ambiental” y que estas muertes de animales se estaban investigando por la posibilidad de que no fuera por esta sustancia tóxica. Se indicó que continuarán haciendo las investigaciones y estudios adecuados para que en alrededor de seis semanas más puedan tener un informe final. Hasta el momento observamos que el Gobierno Federal está al tanto del tema, pero esperamos que no se quede únicamente en declaraciones mediáticas, sino que actúe conforme a Derecho; tomando en cuenta que no es la primera vez que esta empresa genera una afectación ambiental, en 2015 fue multada y obligada a que se creara un fideicomiso para reparar los daños, generados por un derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado en un río en el norte del país.
Los directivos de Grupo México no han parado de asegurar en diversos medios informativos que los errores del pasado se enmendaron, y el accidente del pasado 9 de julio fue atendido de inmediato sin causar “mayores afectaciones”; sus declaraciones han causado una gran molestia en la población tanto mexicana como de todo el mundo, lo que ha llevado a representantes populares a solicitar el retiro de la concesión a la empresa, a lo cual considero preocupante pues hay que analizar también la afectación laboral, debemos ser conscientes de este equilibrio entre los centros de trabajo, el medio ambiente, el gobierno y la sociedad. Como líder sindical considero que antes de avanzar en esta petición, primero deben conocer la afectación ecológica, multar conforme a la ley y exigir que se establezcan los protocolos adecuados para que una situación como esta no se repita.
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