Todos damos por entendido que para un Gobierno las secretarías fundamentales son las relativas a seguridad, educación y salud. El Presidente López Obrador comenzó a tomar decisiones en el momento mismo de su elección. Recordemos que fue el 9 de julio 2018 (hace un año) cuando dio a conocer las nuevas sedes de las secretarías y oficinas que serían descentralizadas. Algunas fueron verdaderas sorpresas, como la de Tlaxcala como sede de la Secretaría de Cultura, Aguascalientes como asiento de la Comisión Nacional del Deporte. Incomprensible resultó que la Secretaría de Marina en vez de irse a un puerto se quedara en la ciudad de México. Y más inexplicable fue que la Secretaría de Salud fuera a ubicarse en la ciudad de Chilpancingo. Quienes conocemos ese estado sabemos de la lamentables condiciones en las que se encuentran sus instalaciones y programas de salud. Sólo por dar un ejemplo, cada año el estado de Guerrero, cuya violencia social es mundialmente conocida, reporta el menor número de suicidios en todo el país. Evidentemente no es que no los tengan, es que no los reportan, porque su sistema de estadísticas sanitarias es altamente deficiente. Entonces pensamos que tal vez esa podría ser la justificación. Se instala allá la Secretaría de Salud precisamente para impulsar las mejoras que son tan necesarias. Sólo que si esa fuera la razón, entonces la mencionada Secretaría podría estar en mas de seis estados, particularmente del sureste de la nación. Pero ha transcurrido un año de la decisión o al menos de la declaración y ¿qué ha pasado? El nuevo Presidente comenzó la Cuarta Transformación cancelando la Reforma Educativa. Medio año después se instala la Guardia Nacional. Y en cada uno de los casos se presentaron graves inconformidades y movimientos sociales de protesta. Tal vez era inevitable y parte del proceso de adaptación a las nuevas medidas. Sólo que en materia de salud no se había visto nada. Bien, pues ya ocurrió o al menos ya comenzaron los discursos sobre el tema. El pasado viernes 5 de este mes, en el pequeño pueblo de Masatepec, Chiapas, ante médicos, enfermeras y pueblo declaró que ya pronto comenzarán los cambios en el sector salud y que si había desorden y corrupción en Educación, en Salud la situación estaba todavía peor. Por principio de cuentas aceptó que su propuesta inicial de crear “un sistema único en salud” siempre no se iba a poder. Aquí podríamos recordarle al presidente que el Dr. Julio Frenk, secretario de salud en el gobierno de Vicente Fox, intentó hacerlo y después de muchas estrategias intentadas declaró que no era posible por dos grandes razones, una de ellas el sistema de financiamiento y la otra la férrea oposición que le opusieron los sindicatos. Nada más imagine usted que los poderosos líderes del IMSS, Issste y SSA estuvieran dispuestos a dejar sus privilegiados sitios de poder. En fin, el Presidente López Obrador dijo que habrá dos sistemas, el Social representado por los dos grandes institutos y el Público representado por la Secretaría, con hospitales, médicos, enfermeras y medicamentos suficientes y ¡¡¡gratuitos!!! Lo cual nos hace temer que nuevamente el tema quedará en promesas. La gratuidad de los servicios de salud es un sueño anhelado por todos desde hace mucho tiempo. El Presidente mencionó que existen países en los cuales eso es posible tales como Canadá, Holanda, Suecia y otros más. Eso lo sabemos, pero también sabemos que para que ello suceda, las naciones mencionadas tienen un severo y fuertemente estructurado sistema de impuestos. Los ciudadanos pagan el 50% o más de impuestos, sin evasiones, sin chapuzas y sin condonaciones. ¿Veremos eso en México? Francamente no lo creo. Por lo pronto, la 4T ya suspendió el Seguro Popular que implementara precisamente el Dr. Frenk y hasta el momento no existe un sistema que lo haya suplido, los derechohabientes de tal programa están abandonados. Lo bueno es que apenas vamos empezando y es bueno ser optimistas. Esperemos y confiemos que los reales y necesarios cambios en Salud, si sucedan.