Movimiento Ambiental de Aguascalientes A.C.
Parece obvio que muchos de los problemas ambientales que actualmente enfrentamos son generados por el consumismo. Hay que aclarar que no es lo mismo consumir que el consumismo. El primero hace referencia a un acto vital, pues todo ser vivo necesita consumir algo para sobrevivir. Las plantas necesitan luz solar, agua y minerales; los animales herbívoros plantas, los carnívoros carne proveniente de otros animales, y los omnívoros vegetales y carne. Obtener y consumir el alimento es una necesidad vital básica. Tener dónde crecer, en el caso de las plantas, y donde vivir, en el caso de los animales, también es una necesidad básica que requiere consumir materias primas para fabricar las raíces, el nido, la guarida o la casa. En el caso de los seres humanos se consumen materias primas para fabricar la ropa. Consumir es algo natural, pero el consumismo es una práctica artificial realizada exclusivamente por nuestra especie, ya que es la acción de “consumir por consumir” sin que esto involucre necesariamente satisfacer una necesidad básica, sino muchas veces sólo un deseo de acumulación de cosas (ropa, calzado, aparatos electrónicos, autos, casas, etc.). El consumismo es quizá el principal virus que aqueja a nuestro planeta, ya que es el causante de un gran derroche de materias primas para satisfacer un mercado ávido de nuevos productos que, después de un breve lapso de uso, terminan en la basura, esto es en hoyos enormes cavados en el suelo nombrados rellenos sanitarios, en los ríos, lagos o en el mar.
El consumismo no es sólo consumo impulsivo sino despilfarro, pues al tener recursos innumerables cerca de nosotros hace que perdamos conciencia de su procedencia. Esto se debe básicamente a que como siempre están disponibles en el mercado, parece que son inagotables; por lo tanto, el consumo que se hace de casi todo es un derroche inconsciente e inmoral, catalogado así porque no es posible que en un mundo en el que se produce más de lo necesario para alimentar a la humanidad entera, haya gente muriendo de hambre cotidianamente.
Disminuir y desalentar el consumismo y promover el consumo responsable debería ser una de las tareas y de los retos principales en los ámbitos educativo y político actualmente. Para ello deberían crearse los instrumentos y mecanismos necesarios, didácticos y pedagógicos, para formar ciudadanos dispuestos a generar los cambios necesarios para cuidar y conservar nuestra casa común. Estos cambios deben ser de fondo y no sólo superficiales, ya que de nada sirve dejar de usar popotes, sin dejar de consumir bolsas y envases de plástico, así como vasos y platos desechables.
Por esta razón, la sociedad debe comprometerse a ser más responsable en su consumo, consumir lo necesario y evitar el despilfarro. Para ello es necesario, primero, informarse cómo llegan los productos hasta los puntos de venta, y segundo, comprar sólo lo que se va a consumir. En el primer caso se puede comenzar informámdose cuáles son algunas de las empresas que transgreden y dañan de manera consciente a las personas y a sus comunidades explotándolas, además destruyendo y contaminando los recursos naturales, por lo que es necesario promover que no se compren los productos de éstas. Referentes clásicos de estas acciones son los libros No logo de Naomi Klein (2001) y El libro negro de las marcas de Klaus Werner y Hans Weiss (2003), así como el documental La corporación (2003) y Food Incorporation (2008), en los que se denuncia de manera bien informada y con bastante claridad, la falta de ética con que trabajan varias empresas transnacionales. En esta línea están los datos ofrecidos por Daniel Goleman en su libro Inteligencia Ecológica en el que nos revela algunos de los impactos negativos ocultos en los procesos productivos de muchos de los productos que consumimos, ante lo que propone que seamos compradores más inteligentes y nos preocupemos por conocer el ciclo de vida de lo que compramos, de manera que “si conocemos mejor los efectos que tienen los objetos que utilizamos, y aprovechamos dicho conocimiento para orientar nuestras decisiones de compra, tendremos mayor poder para influir en el mundo del comercio y la industria” (2009:16).
Ser un consumidor informado implica tener responsabilidad individual y personal que conlleva a una ética práctica del cuidado; convertirte en consumista es una tarea irresponsable de las empresas y los mercados que no conlleva ningún tipo de ética. La decisión es tuya, ser un consumidor ético e informado o un consumista irresponsable e inmoral.
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