- Se vive una transición del padre tradicional, autoritario y lejano a uno preocupado por el bienestar de sus hijos, con quienes crea vínculos afectivos profundos
- Ahora se involucran en el proceso del embarazo, la crianza, el cuidado y la educación de los hijos; a esto se le llama “paternizaje”: Ena Eréndira Niño Calixto
Las nuevas generaciones de hombres participan activamente en la paternidad. Se vive una transición del padre tradicional, autoritario y satelital (lejano), a uno que participa en el cuidado y bienestar de su familia, en la provisión económica, y que genera vínculos afectivos profundos con los hijos, afirmó Ena Eréndira Niño Calixto, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Estos cambios sociales y culturales en el ejercicio de la paternidad se originaron, en parte, por la incorporación de las mujeres (sobre todo las que son madres) al ámbito laboral, pues ya no están dedicadas de tiempo completo a los quehaceres de la casa, cubriendo las necesidades de los miembros de la familia.
Ahora la atención, cuidado, protección y afectividad hacia los hijos no sólo los ejercen las madres, sino algunos padres, que incluso ven en esta situación la oportunidad de plenitud y realización personal.
En la conmemoración por el Día del Padre, que se celebra este 16 de junio, Niño Calixto remarcó que las nuevas generaciones además de ejercer la paternidad biológica (como portadores de genes) o un “paternaje” (cubrir las necesidades económicas sin involucrarse por completo en situaciones emocionales), practican el “paternizaje”, que implica intervenir en el proceso del embarazo, la crianza y educación de los hijos, a partir de la cercanía emocional, afectiva y física.
Así desarrollan una autoridad asentada en la confianza y el respeto, a diferencia de los padres tradicionales, que lo hacen con base en el temor que infunden.
“Conocen los gustos de sus hijos, las alergias, sus actividades, las festividades de la escuela o las materias que no les gustan, aspectos antes del conocimiento exclusivo de la madre”, recalcó.
La universitaria detalló que es muy diferente el comportamiento de los niños educados en la cercanía del padre, pues modelan un comportamiento distinto al tradicional desde los primero años de vida, como su sentido de pertenencia, sus habilidades, identidad, la forma en que se integran al vecindario, a la escuela u otros espacios.
Tras aplicar una serie de encuestas a padres de entre 25 y 55 años, con al menos dos hijos, y que viven en familia tradicional, Niño Calixto encontró que la tendencia a posicionarse como padres innovadores prevalece. “Argumentan que si atienden, juegan y hacen la tarea con sus hijos, encuentran mejores vías de comunicación y confianza”.
Transición interna
Los padres que se encuentran en esta transición modifican creencias, ideas y pensamientos relacionados con el “paternaje” que les fue inculcado, e intentan posicionarse en un “paternizaje” que implica mayor involucramiento. Sin embargo, factores externos como la cultura, la sociedad, el empleo y las actividades extras les impiden ejercerlo al cien por ciento: “Son pocos los que generan un proceso de transición interna y logran superar creencias inculcadas de acuerdo con el orden social patriarcal. Por ello, el reto es lograr un ‘paternizaje’ real, donde se construyan nuevas formas de relacionarse”, concluyó.
Con información de la UNAM