Estimado lector, el día de hoy me gustaría platicar sobre el poder de la asociación regional para enfrentar los retos a los que se enfrentan actualmente las empresas debido a la globalización y regionalismos que estamos viviendo actualmente.
El capitalismo ha ido evolucionando de una forma importante en este nuevo milenio, hacia rumbos que no se hubieran pensado en el siglo pasado. Después de la Segunda Guerra Mundial y la época posterior a la misma, vimos con horror como los extremos políticos, hacia el lado de la izquierda, el socialismo-comunismo, y hacia el lado de la derecha, el nazismo, ultraderecha, no fueron la solución a los grandes problemas y al desarrollo de la población. Las democracias, perfectas o imperfectas, demostraron ser el mejor medio para la movilidad social, en donde la clase baja o media podía aspirar a la clase alta mediante el esfuerzo, las ideas nuevas o bien la inteligencia. Hollywood a través de sus películas “motivacionales” nos ha dado varios ejemplos de cómo algunas personas pasaron vicisitudes y ahora están en los cuernos de la luna. Películas como En busca de la felicidad, o personalidades como Arnold Schwarzenegger o el mismo Sylvester Stallone encarnan ese sueño americano posible para todos si tienes una idea y la sabes llevar a cabo a través de las personas adecuadas.
Así mismo, se constató en ese siglo como empresas que no necesitaban de otras, sino que imponían sus reglas eran las más exitosas y no sólo eso, sino admiradas. Los libros de Jim Collins, Built to Last, Good to Great, lo que han logrado es mitificar de forma importante las empresas que solas han podido salir adelante. Este mito se extendió a localidades, a ciudades, y tenemos entonces que Singapur, la ciudad-estado, Dubai, San Francisco, Los Angeles, Nueva York, entre otras, son “islas” de crecimiento autosuficiente, donde la bonanza económica y el progreso se ha logrado a pesar de otras ciudades vecinas que no lo logran.
El nuevo mileno nos trajo cambios radicales. La globalización hizo que el mundo fuera más pequeño. El uso de las tecnologías como el internet ha hecho posible que la comunicación sea inmediata, así como la proveeduría mundial, en donde ya las barreras que se tenían (o que se quieren imponer de manera infructuosa), son cosa del pasado.
Pero existen ahora situaciones que van más allá de la globalización, la política entre países, de los mismos estados o municipios, propician de alguna forma o desalientan el progreso de las empresas. Y no sólo eso, las empresas no pueden subsistir ya solas, necesitan de otras para crear sinergias. El ejemplo más claro es el de la industria automotriz, donde los grandes símbolos de la innovación y el trabajo individual de excelencia como Ferrari y Lamborghini (léanse una biografía de sus fundadores, interesante por demás) ante la globalización necesitaron de otros y la primera está bajo el cobijo de Fiat-Chrysler y la segunda de Audi (Volkswagen).
Es entonces donde viene mi reflexión. Los estados ya no son islas donde el gobernador en turno decide la política económica y el rumbo del mismo. Se necesita forzosamente de una asociación interestatal, regional, pero que no parta de políticas gubernamentales sino de la iniciativa privada. ¿Por qué no de políticas gubernamentales? Porque el gobierno siempre se mueve más lento de lo que debería, ante los embates del cambio que vivimos actualmente. La iniciativa privada está más acorde a actuar de acuerdo a los cambios que se viven todos los días, por tanto, el gobierno debe ser el aval, el garante de que se impulsará el desarrollo que proviene desde la empresa. Un estado que lo ha hecho de maravilla (aunque se ha perdido últimamente) es Nuevo León, donde tiene varios polos de desarrollo que fueron hechos más por la empresa que por el gobierno. En Guanajuato, la iniciativa privada (no las cámaras) tiene un peso específico importante para el desarrollo del estado.
Entonces, debemos hacer sinergia regional. La unión empresarial debe ir más allá de Aguascalientes. No veamos como competencia a nuestros vecinos. Estamos ante la oportunidad única de hacer un cluster empresarial regional importante entre San Luis Potosí, Guanajuato, Aguascalientes, los altos de Jalisco y Querétaro. Los gobiernos se han tratado de poner de acuerdo y han tenido reuniones en este sentido, pero sin la iniciativa privada empujando y haciendo su tarea, esto estará condenado al fracaso.
¿Queremos tener mejores oportunidades sin importar mucho lo que pase en el gobierno federal? Impulsemos entonces el cluster empresarial regional del bajío, busquemos las formas de hacer negocio, de ganar todos, de no competir sino colaborar. Si lo logramos haremos un oasis en el país que nadie, absolutamente nadie lo podrá parar.
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