“Debemos aceptar este resultado, debemos hacer un país mejor.
Yo he luchado toda mi vida por mis ideales, esta pérdida duele,
pero por favor, nunca dejen de creer, porque vale la pena luchar por ello”
Hillary Clinton
Estimados Amigos Invisibles, el día de ayer vivimos la segunda etapa del Proceso Electoral 2018-2019: la Jornada Electoral, es decir, el día en que las y los ciudadanos fuimos convocados para ejercer nuestro derecho al voto. El día de ayer domingo 2 de junio, se eligieron -o reeligieron, según sea el caso- los 11 Ayuntamientos que integran nuestro estado.
Recuerde que las etapas del Proceso Electoral son:
*Preparación de la elección;
*Jornada Electoral;
*Resultados y declaraciones de validez de las elecciones;
*Dictamen y declaraciones de validez de las elecciones.
Después de pasar la etapa de las “encuestitis” en donde cada partido y candidato traía sus “propios datos” en relación con la tendencia de cada partido político con sus respectivos candidat@s. Recuerde que, las encuestas electorales no son otra cosa que “una herramienta de investigación que permite recolectar datos tales como opiniones y actitudes de un grupo de personas a través de un cuestionario que es aplicado a un grupo reducido de una población denominada muestra”. Las encuestas tienen la capacidad de predecir el resultado de una elección. También sirven de guía a periodistas, analistas y a los mismos ciudadanos, para conocer sobre la campaña y elecciones en general, y también sobre los candidatos, el impacto de sus propuestas y plan de trabajo. Todos estos datos son importantes porque apuntan hacia dónde van las preferencias de los votantes e incluso cambiar sus decisiones.
Como ve usted, apenas cruzamos la segunda etapa de la elección, viene ahora el trabajo jurisdiccional, es decir, resolver las posibles causas de nulidad que presenten los partidos que no fueron favorecidos con el voto de la ciudadanía. Esto es de suma importancia porque las y los candidatos que participen en cualquier elección, sea local o nacional, deben aprender a aceptar la derrota. De acuerdo con la socióloga Daniella Leal: “Perder la elección no sólo genera una gran frustración en el candidato derrotado, sino también en el ciudadano que votó por él, el que incluso vive un pequeño duelo. La derrota electoral es cruda y genera una sensación de frustración bastante grande, tanto personal, como colectiva”. Menciona además que el duelo generado por la derrota electoral dependerá de qué tan involucrado esté el votante con las ideas del candidato. Por ejemplo: para alguien más activo, que hizo campaña por el candidato, va a ser un proceso más largo que para alguien que sólo simpatizaba con ciertas ideas o parte del programa.
“El tiempo que dure ese duelo depende de cada persona, desde un par de semanas a un par de meses, y que puede ser útil tomarse un periodo de desconexión. Al final, todas las personas necesitamos la base que es casi siempre la misma: sentir una retroalimentación positiva con las personas que nos rodean y encontrarle un sentido a lo que hacemos cada día”.
El resultado natural de una campaña política es: la derrota. Si bien, la derrota es la ley general, entonces todo político tendrá que enfrentarse a ella, tarde o temprano. Incluso una o varias veces. Ningún candidato puede saber si alguna vez ganará una elección. Lo que sí todos deberían saber es que la derrota es un río que alguna vez deberán atravesar. Inevitablemente.
Según Daniel Eskibel fundador de Maquiavelo & Freud, describe cuando el político debe asumir la derrota, el cual debe asimilar lo siguiente:
*Profundizar su visión de la realidad y mejora como político.
*Descubrir nuevos aspectos de quienes le rodean. Desde la ratificación de quienes están allí por convicción hasta la revelación de quienes estaban…o están…por intereses menores de diverso orden.
Descubrir nuevos aspectos del electorado. Conocer mejor sus preferencias, sus opciones, sus desconfianzas y sus motivos para votar o no votar a alguien.
Y descubrir también nuevos aspectos de sus competidores, en particular algunas características positivas que había pasado por alto (siempre va a ser mejor competir con las virtudes y los defectos reales de alguien antes que con una caricatura hecha para la ocasión).
Con un plus: además descubrir nuevos aspectos de sí mismo.
La derrota entonces, cuando es bien aprovechada, es una oportunidad para aprender, para mejorar, para profundizar. En una palabra: para madurar políticamente. La madurez política no la dan los años, sino que en gran medida la dan las derrotas.
Las y los candidatos y los partidos políticos deben aceptar la derrota cuando la ciudadanía no les han otorgado el voto de confianza para encabezar un proyecto por los próximos 2 años al frente de la Presidencia Municipal de los 11 municipios de nuestro estado.
Gracias por haber participado saliendo a emitir su voto.
Con ello, poco a poco la ciudadanía dejará que “unos lo hagan y otros lo permitamos”.1
1 Ciudadanía Intermitente: ¿Hasta cuándo?, Laura Sarvide Álvarez Icaza, Editorial Pax México.
[email protected] | @chazito14