Desde Santiago de Chile.- Participando en el IV Congreso Internacional de Investigación en Psicoterapia Gestalt, además de la natural convivencia científica nos encontramos con otra prueba palpable de la realidad que nos permite conocernos mejor. Los asistentes de Rusia, República Checa, Austria, Australia, Alemania, Irlanda, Reino Unido, Suecia, Italia y España aportaron trabajos y conferencias impecables dentro de la metodología. Sus aportaciones estuvieron caracterizadas por el orden, las estadísticas y el sistema. En cambio los latinoamericanos de Argentina, Brasil, Chile, Guatemala, México, Perú y Uruguay exhibimos nuestra tradicional calidez. Los estudios de investigación aportaban humanismo, emotividad, afecto, comprensión, amor y contacto personal, sin apartarse de la disciplina científica. Y como suele suceder, durante los intermedios se hacían las relaciones personales a la hora de tomar café y galletas y ahí conversábamos sobre nosotros, nuestros pueblos y nuestras realidades. Ninguno de los asistentes dijo estar viviendo en un país ideal, por el contrario, todos expresamos nuestras carencias. Hablamos de la carestía, los bajos salarios, la violencia social, el narcotráfico, la migración y el desempleo. Los europeos tienen gobiernos muy particulares, en varios de ellos cuentan con un sistema compartido de monarquía-socialismo, otros son democracias bien instaladas y en algunos como la República Checa tienen democracias nuevas que aún no terminan por consolidarse. La migración está sacudiendo a todo el planeta, la contaminación por combustibles y la basura es un problema mundial. O sea que todos tenemos los mismos conflictos. Sólo que los latinoamericanos parece que los tomamos más a la ligera y además con un fuerte sentido de hermandad. Los abrazos, las risas y las muestras de afecto abundaron entre los americanos y escasearon entre los del viejo continente. Aún así el ambiente era de diálogo y convivencia. Nosotros presentamos una investigación sobre “Terapia en Niños con Ideación Suicida” realizada en Aguascalientes y llamó poderosamente la atención. Por los comentarios nos percatamos que el suicidio también es un problema mundial. Ningún país está exento y ninguna nación lo tiene resuelto. Nuestra aportación fue bien recibida por ser una propuesta, una idea y una experiencia de cómo abordar tan complejo asunto. La diferencia es que los americanos nos pidieron compartir nuestra metodología, intercambiar correos y mantener el contacto para seguir conversando sobre el tema. Los europeos nos felicitaron y nada más. Es claro que ellos seguirán haciendo su trabajo a su manera. La realidad es así, los dos continentes tenemos los mismos problemas pero dos enfoques diferentes y maneras distintas de afrontarlos. Eso, hablando de asuntos científicos que se refieren a la sicología, pero tal vez así sea en todo lo demás, la economía, la política y la delincuencia. Tal vez.