- En Morbo sacro abrazar a la depresión significa abrazar la vida, darte cuenta de que el insomnio y la imposibilidad de dormir eres tú, es parte de ti, entonces hay que abrazarlo, para poder continuar
El más reciente libro del escritor y periodista mexicano Daniel Rodríguez Barrón, Morbo Sacro, fue publicado en la colección Textitlán de la editorial Librosampleados, es un libro particular, distinto, al retomar parte de sus diarios personales para indagar en un proceso personal de depresión, en donde la falta de sueño, un insomnio brutal, constante, que es la primera manifestación de esta enfermedad, arrasadora, que puede destruir visas. Una enfermedad silenciosa, cruel, de la que en los últimos meses se ha empezado a hablar y analizar con mayor profundidad.
Morbo Sacro se divide en diferentes entradas al diario de un personaje que analiza y nos cuenta las horas pasadas en vela durante varias noches, periodos oscuros, largos y dolorosos, en los cuáles él escribe, lee, analiza las posibilidades de que los ciertos autores como Tolstoi o Dostoievski, hubieran escritor sus obras pasando por un periodo oscuro de depresión. Sin embargo, este análisis sobre la enfermedad también lo lleva a revisar y analizar la relación que ha tenido con sus padres a lo largo de su vida, ya que comparte con su madre algunos rasgos de la misma enfermedad, y con su padre, que es un hombre activo, con quien no logra entablar una comunicación sobre la enfermedad, pues lo cierto es que en ocasiones hablar o remitirse a una enfermedad como la depresión se convierte en algo complicado, una zona oscura en la cual pocos se adentran.
Javier Moro Hernández (JMH): Entiendo que este nuevo libro formó parte de tu diario personal, me imagino que abarca muchos años, pero que centras el trabajo narrativo en los temas de la depresión y del insomnio, pero quería preguntarte cómo fue el proceso de estructurar este libro.
Daniel Rodríguez Barrón (DRB): Lo primero fue tratar de escoger solo un periodo de tiempo, pues escribo diarios desde hace muchos años, y no me parecía justo para el lector comenzar desde el principio, porque le iba a resultar muy cansado, por lo que decidí centrarme en la parte más reciente, porque solo muy recientemente he aprendido a aceptarlo, porque antes lo ocultaba, trataba de no hablar de ello, y solo hasta hace muy poco me pareció que no había nada que ocultar, que en realidad era algo más común de lo que yo creía, sino bien no resuelto, porque son cosas muy difíciles de resolver, sí podría aceptarlas. y por otro lado, cuando revisé los diarios me di cuenta de que efectivamente había reflexión seria sobre lo que me estaba pasando, porque la depresión se encona, no se mueve, y cuando empezó a ocurrir lo primero que haces es negarlo, tratar de evadirlo, hasta que llega un momento en la que tuve que sentarme en terapia durante mucho tiempo y analizarlo durante mucho tiempo, y esos años me dieron una capacidad de verme tal como soy y no como creo ser, al menos un acercamiento a como soy, y ese es era el ejercicio y el texto, y en Morbo Sacro hay muchos textos que pueden ser brutales, pero siempre con respecto a mí, con nadie más, Morbo Sacro es como un examen de conciencia, y eso era lo que quería.
JMH: Uno de los temas centrales de Morbo Sacro es la depresión, en el caso particular del personaje de tu libro, ha vivido muchos años con ella, ha sobrevivido en realidad, con ella durante mucho tiempo.
DRB: La depresión es una enfermedad que tiene muy mala prensa, sobre todo en los hombres, en las mujeres pareciera que pueden deprimirse y hablar de ello, más libremente, pero como la depresión conlleva un rasgo de fragilidad, el machismo imperante ve con muy malos ojos la depresión masculina, porque el hombre “debe” ser el fuerte, “debe” ser el proveedor, pero sabes que cada vez hay muchos textos sobre la depresión masculina, y cómo funciona la depresión específicamente en los hombres, creo que al al mismo tiempo es un buen momento para hablar de depresión, porque el feminismo ha estado muy activo en los últimos tiempos, y eso nos ha abierto muchas puertas a todos, me parece que en el caso de la depresión masculina ha abierto la puerta para que cada vez más hombres podamos salir a decir que esto también ocurre.
JMH: En un apartado del libro, el personaje nos narra que va a cubrir como periodista la Feria del Libro de Guadalajara, y menciona que puede cumplir con todas sus actividades, pero en la noche, agotado, es incapaz de dormir, de descansar. El insomnio es terrible, pero una persona con depresión puede ser al mismo tiempo una persona productiva.
DRB: Tiene que ver con lo mismo que estábamos hablando, dado que sientes que tienes que trabajar, ser productivo, tienes que llevar dinero a casa, tienes que seguir, entonces hay un momento, hay gente que lo puede controlar muy bien, digamos en la parte diurna pueden ser productivos, pero llega un momento en el que tarde o temprano me tengo que ver la cara conmigo mismo y estar a solas y darme cuenta de quién soy, de qué hago y cómo lo hago, y entonces es ahí en donde el dique revienta, y lo que me sucede a mí es que se desatan los problemas de sueño, y así como hay gente que tienen problemas intestinales, yo todos mis males, por decirlo así, lo pongo en el sueño, ya sea en forma de pesadilla o en forma de insomnio, cualquiera de las dos, es una forma de sacarlo, y eso fue lo que permitió abrazar, por decirlo así, a la enfermedad, en el sentido de que me di cuenta de que al menos tengo una forma de sacarlo, como si fueran toxinas.
JMH: Quería platicar sobre el tema del insomnio, porque se vive en medio de un infierno, y sobrellevarlo durante años debe ser terrible.
DRB: Yo he pasado por muchas etapas, desde los somníferos, en donde era imposible irme a dormir sin pastillas, he pasado por etapas como el yoga, la meditación, y otras etapas en las que la depresión mengua un poco y puedo conciliar el sueño, pero si el insomnio llega a durar muchos días, definitivamente tengo que recurrir a la medicación, porque justamente tengo que ser productivo al otro día, tengo que ir a la oficina, tengo que hacer muchas cosas como todo el mundo, pero te vuelves lento, el mundo visto por alguien que toma ansiolíticos o pastillas para dormir, es un mundo aletargado, lento, se mueve en otro ritmo, las impresiones te pegan con otro ritmo, con menos rapidez, y entonces lo que hace la persona que vive con depresión, es retraerse, por ejemplo, se oculta, sale de las redes sociales, se abstiene de las relaciones sociales y parece que vas desapareciendo del mundo social, pero es una necesidad.
JMH: La depresión también ha sido vinculada con el arte, los artistas como animales nocturnos, porque el arte que es creado en la noche tiene otra lectura del mundo.
DRB: Desde el problema 30 de Aristóteles ya habla del arte y de la melancolía, es un tema central de la teoría sobre el arte, pero creo que debemos desmontar esa idea, porque también en lugar de facilitar la salida del depresivo, lo que hace es ponerles un peso extra, es como un lastre más, por eso en el libro pongo en voz de mi personaje que no se le debe creer a los depresivos, porque están en favor de la noche, de la muerte, del mal, y quizás sería importante verlos no como un ser bondadoso, sino verlos también en esa fase oscura.
JMH: Morbo sacro es un libro que dialoga todo el tiempo con el arte, con las ideas sobre el arte.
DRB: Eso es cierto, porque escribo, leo, y el libro todo el tiempo está jugando con lo que voy leyendo, con lo que voy escribiendo, y sobre todo cómo se modifica a partir de la propia depresión, o sea estos extractos que tomo de Tolstoi, Dostoievski, ¿estaba deprimidos cuando escribieron eso? Incluso retomo el tema de las religiones, las recojo de una manera un poco satírica sobre sí Jesús hubiera sido deprimido qué pensaríamos sobre él, por ejemplo, si algunos dictadores hubieran sido personas depresivas, ¿Hubieran llegado al poder? Por ejemplo. Tal vez no, pero me pongo a pensar ahí quienes pudieron ser, cómo pudieron lograrlo, cómo pudieron salir, hay un diálogo con el arte, pero también creo que también hay un diálogo con lo sagrado, con la religión, u un diálogo, que podríamos definir como sesgado, con la política.
JMH: La familia se basa mucho en el silencio, en la idea del apoyo, pero no en hablar de los problemas.
DRB: Exactamente, te apoyamos siempre y cuando no hables de lo que sucede, el apoyo siempre va a estar, siempre y cuando no descubras lo que hay, pero al mismo tiempo, quizás exista un temor más universal, que tiene que ver que sí hablas de lo que realmente ocurre en la familia, descubres lo que pasa en la sociedad y lo que realmente pasa en las relaciones de poder, en las relaciones de amistad, no creo que los padres lo piensen realmente así, pero hay como un acuerdo tácito en la imposibilidad de revelar porque si lo haces se desmorona cierta estabilidad social, que no podemos darnos el lujo de perder.
JMH: La familia es el eje de la vida, los padres son los que nos enseñan a respetar ciertos elementos que son sagrados, y la sacralidad nos dan ejes sobre los que hay que vivir.
DRB: Los padres de este personaje, que es Daniel, pero no es Daniel al mismo tiempo, tienen una relación de no hablar de determinados temas, por ejemplo, pero la relación que llevaba con la abuela era de lo sagrado, es decir, sobre ciertas ritos o acciones que se hacen todo el tiempo, y que derivan en una idea de que todo tiene un momento y un lugar, de que lo que hacemos tiene un orden, hay una cierta justicia en lo que nos ocurre, todas estas pequeñas cosas que nos dicen las abuelas pero que al final te marcan, pero que cuando eres niño aceptas sin pensar y que cuando eres adulto aceptas que las crees, decides que las tienes que creer porque si no te falta una suerte de equilibrio y una suerte de orden en el cual poder estar tú, porque si no truenas, y esos rituales son muy sencillos, muy simples, cosas que le aburren al niño, que parecen no tener ningún sentido, pero que de pronto te vas dando cuenta de que la comida, el sueño, la palabra, cosas que de pronto cobran una importancia mayor, y la única manera es que esa importancia no se banalice es volverla sagrada.
JMH: En tu libro abrazar a la depresión significa abrazar la vida, darte cuenta de que el insomnio y la imposibilidad de dormir eres tú, es parte de ti, entonces hay que abrazarlo, para poder continuar.
DRB: Porque me di cuenta de que me estaba matándome, es decir que estaba haciendo cosas para ignorarla, para evitarla, para ocultarla, que me estaban llevando a una suerte de suicidio a plazos, y que entonces la única manera para que esto no sucediera, tenía que pasar por reconocerla y habitarla, casi podría decir, que hay que conquistar a la depresión, pero no en sentido violento, sino de habitación, de que ese espacio se vuelva otra vez tuyo, primero reconocerlo, como si literalmente se tratará de un mapa, y luego rehabitarlo y reformularlo, porque entonces hay una suerte de creación, lo que a mí realmente me ayudó, fue la la escritura, porque se vuelve una creación literaria, se vuelve una ficción, en el sentido de una forma de la imaginación, que me ha permitido aceptarla y aceptarme, y eso es Morbo Sacro.