- Conversación con César Cañedo, Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes
- “Cada tanto, vale la pena hacerle preguntas a todas nuestras certezas”
Sigo escondiéndome detrás de mis ojos de César Cañedo obtuvo el LI Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, el jurado, compuesto por José Ángel Leyva, A.E. Quintero y Elisa Ramírez Castañeda consideró que el poemario “mediante un lenguaje dinámico logra transmitir la liricidad de lo doméstico y lo familiar”.
Que se caracterice su escritura como un “lenguaje dinámico” le dice a César Cañedo (El Fuerte, Sinaloa, 1988) “que es un reconocimiento a la frescura, a la flexibilidad, que la poesía viva en varios registros, eso es lo más importante, habla de una poesía viva y que puede cambiar de tono o de intención, pero siempre con la misma fuerza, moverse,empujar; con registros diversos registros me refiero sobre todo a la posibilidad de estar en las emociones de otras personas, sin yo ser padre, sin ser abuelo, sin yo ser niña, y también de que cada poema sea un poema en sí mismo. Mientras que la liricidad de lo doméstico, pienso que tiene que ver con un lenguaje emocional muy bien logrado, con la posibilidad de encontrar poesía en las cosas cotidianas, en todo lo que puede representar, justamente, la casa, lo simbólico de la casa como un ambiente y como una sensación”.
–Has dicho que el reto del poeta es ponerse en los zapatos emocionales del otro.
–No es un registro lingüístico sino emocional, qué se siente ser o vivir desde el otro, desde una serie de miedos, de silencios, de ganas de compartir, cómo se siente eso, y es lo que me interesa, pienso que por ahí va la conexión de la poesía. Más que arriesgarte tienes que animarte a explorar o a hacer relaciones metafóricas con esa emoción, ciertamente no he vivido algunas experiencias, pero sí otras, la base de la poesía es comparar o metaforizar, pero hay otras experiencias que sí tengo y pueden darme esa sensación, esa emoción.
–Has mencionado la empatía como eje.
–Sí, empatía en el sentido de un reconocimiento al otro sin juzgar, abrazando todo lo que es, es así o tiene que ser así, la empatía implica para mí ese intento de conectar con el otro juzgando lo menos, acercarte es juzgar, pero tratando de llegar desde un abrazo al otro, eso es la empatía, alcanzar lo que no es tuyo, pero puede ser tuyo en la poesía, en el sueño, en la palabra.
–Mencionas a Sigo escondiéndome detrás de mis ojos como un trabajo de madurez, ¿estás haciendo un corte de caja con tus otros dos libros?
–Así es, es un corte de caja consciente y de alguna manera este premio y este libro marcan esta voz, que yo considero auténtica, madura, mía, no porque en otro momento la experimentación, el agárrate de voces que ya conoces, son de alguna manera los primeros pasos, tomarte de otros poetas, de otras voces para caminar y ahora, pues ya, es decidir o hacer un pacto de mucho trabajo con la poesía y decir esta es mi voz y este es mi camino de poeta maduro, poeta comprometido con la poesía. Este compromiso está en que se destaca la poesía y desde ahí se irradian el respeto, la diversidad y ya no es algo tan visible, aparentemente, sino que es la misma fuerza de la poesía la que nos puede hacer conscientes, o no, eso es trabajo de lector, que es quien finalmente decide, por dónde interpretar ese compromiso.
–Tengo la impresión que esa madurez es el tránsito que va de la exhibición a la normalización.
–“De la exhibición a la normalización”, me gusta, sí creo que puede ser una manera de entenderlo, es algo que en otros discursos será más visible, que es muy importante que sea visible, pero para la profundidad de la poesía eso puede estar o no.
–Te enorgulleces de pertenecer a la tradición del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes.
–Sin duda, por que es una tradición de mis lecturas, de la tradición del oficio del poeta, de lo que he leído, me comprometo con esas búsquedas, me comprometo con el oficio, con trabajar, en ya no pensar en que la poesía puede ser por momentos o por diversión o sólo una etapa, sino de que es un oficio y que hay que respetar y amar ese oficio.
–¿Con qué grupo de los poetas ganadores del Aguascalientes te identificas?
–No sé si tenga como un panorama para pensar en cierto grupos, me gusta la idea de alcanzar una madurez con este libro, y sentar un precedente, mi propia persona, mi propia visión como poeta, de construirme en función de este libro, de alguna manera decir que este es mi primer libro maduro, mi primer libro sólido y en ese sentido me acerco a muchos poetas que han ganado el Aguascalientes por esta transmisión de emociones profundas y de encontrarle sentido a la naturaleza, de preguntas más que respuestas.
–Con Sigo escondiéndome detrás de mis ojos, ¿cual es la pregunta de origen que quieres resolver?
–Si el destino de una persona que está perfectamente marcado por la sociedad, por la familia, se puede cambiar, se puede reconciliar con él.
–¿Con qué preguntas sales del libro?
–Pues con la pregunta de qué quiero hacer con mis miedos, a dónde los quiero llevar, el miedo para mí es una sensación muy importante que nos invitan a silenciar y que para mí, en la poesía, puede tener mucha presencia. El miedo se vence dudando, pienso que no siempre el miedo es el motor de la duda, puede ser la humildad, o sensaciones que hacen que uno cuestione qué quiere, en el momento en que crees que ya tienes todo resuelto pues te engañas.
–“El día de hoy soy poeta”, declaraste en tu discurso de recepción.
–Es una vocación que ha estado en mí desde pequeño, pero también pienso que la poesía es un decreto, son afirmaciones y confirmaciones, lo que hacemos con las palabras es decretar, por eso, a partir de hoy reafirmo mi compromiso con la poesía, un compromiso de por vida, y pues ahí hay miedo, pero la palabra está detrás. A veces he dudado de si soy hombre, de si soy mexicano, de algunas cosas que después se vuelven certezas pero que a veces, cada tanto, vale la pena la pena hacerle preguntas a todas nuestras certezas.