- El hombre de 47 años es una víctima más del odio racista en Estados Unidos
- Sin esperanza de vida, se mantuvo en Terapia Intensiva, en estado de coma y conectado a una máquina de soporte vital; muestra franca recuperación
Christel hablaba aquella noche con su esposo vía Facetime, de pronto escuchó que alguien comenzó a maldecirlo, vino un fuerte sonido y la pantalla se fue a negros…
Esa noche comenzó el calvario para la familia Reyna. Rafael, cuyos abuelos y padres fueron originarios de Aguascalientes, desde aquel día se debatió entre la vida y la muerte; padre de familia de cuatro pequeños fue agredido salvajemente a las afueras del Dodger Stadium en Los Angeles, en lo que hasta el momento, se ha calificado como uno más de los tantos casos de odio y agresiones racistas en Estados Unidos.
A sus 47 años de edad, Rafael Reyna -fanático desde pequeño de los Dodgers-, la noche del 30 de marzo del 2019 fue ingresado al Centro Médico de USG tras el brutal ataque en el estacionamiento del estadio, lugar donde se le golpeó un bat y se le dejó con una fractura de cráneo. Desde ese día, el hombre respiró con el apoyo de una máquina de soporte vital.
Así transcurrieron días y noches interminables para su esposa, hermanos e hijos quienes no daban crédito de lo ocurrido pues Rafael siempre se caracterizó por ser un hombre más bien pacífico y sin problemas de adicciones, mucho menos por buscar pleitos en los encuentros deportivos.
“Su situación es crítica, fue declarado en estado de coma; Rafa es un joven sano, no tenía vicios, ama a su familia, es una persona tranquila”, declararon incansablemente sus familiares a la espera de mejores noticias mientras el hombre era atendido en el área de terapia intensiva.
La fe y la intervención de los médicos en el caso de Reyna, rindió el 2 de mayo sus frutos y milagrosamente, la historia de Rafael comenzó a cambiar, comenzó su recuperación pese a pronósticos fatalistas y así lo ha anunciado su esposa Christel a familiares y amigos de México, Aguascalientes y de Estados Unidos:
“Hace un mes me dijeron que la hemorragia estaba a lo largo de su cerebro y que operar no era una opción. Nadie podía decirme si alguna vez él iba a volver a mí. Dios ha realizado un milagro para mi Rafa”.
La situación del mexicano aún es delicada, ahora, tendrá que aprender lo más indispensable para valerse por sí mismo y rehacer su vida, sin embargo, poco a poco supera la terrible historia del Dodger Stadium y el odio racista que ha dejado en Estados Unidos un sinfín de muertos, tan sólo por su condición de extranjeros.
Las autoridades de Los Angeles aún no dan con el paradero del agresor y los únicos datos con los que cuentan es que es un hombre de aproximadamente 20 años que se hacía acompañar por una mujer y vistiendo una playera deportiva, datos irrelevantes en un contexto en el que miles acudieron al estadio acompañados y vestidos de tal forma.