- De los 34 años de historia del grupo teatral, 33 lo ha dirigido el maestro Velasco
La Columna de Aguascalientes es un grupo de teatro emblemático en el estado que presentó su primera obra en 1985 por consejo del doctor Alfonso Pérez Romo, bajo la dirección de Arturo Pedroza; se conformó después de que el maestro Jorge Galván se fuera de la Casa de la Cultura tras cerrar el ciclo de Los Teatristas de Aguascalientes, otro importante referente del teatro en la entidad.
El actual director de La Columna de Aguascalientes, Jesús Velasco, actor, director, maestro, y cantante, comparte para La Jornada de Aguascalientes parte de los 34 años de historia de este grupo teatral y de su propia trayectoria como uno de los pioneros que lograron fortalecer la creación teatral y el goce de este arte para los habitantes de la entidad.
Un pequeño grupo de actores, por consejo de Pérez Romo, decidió formar un nuevo grupo teatral, los actores al recordar La Columna de la Plaza de Armas decidieron tomar ese símbolo de Aguascalientes para darle nombre a la agrupación artística.
Cuando el director Arturo Pedroza decidió seguir su carrera en los Estados Unidos en 1986, Jesús Velasco tomó la dirección del grupo integrado por actores que varias generaciones de aguascalentense apreciaron su trabajo, como los Tres López (Fernando, Luis Antonio y Miguel Ángel), según recordó el maestro.
“Habían varias gentes que yo ya ni me acuerdo, porque éramos muchos, yo creo que como unos 20, todos habíamos trabajado con el maestro Galván, con él duramos 15 años. Las cosas se fueron dando así, a través del compromiso”.
–¿Tenía entre sus planes de vida ser director de teatro?
–No en realidad, hice algunas cosas cuando estaba chiquillo, pero no en realidad, pero sí tenía claro que quería ser actor; yo incursioné en Bellas Artes porque me dieron una beca para estudiar tres años allá, cuando estaba con el maestro Galván esporádicamente, entonces no estaba de fijo en el grupo. De niño me surgió la inquietud cuando tenía siete años, me gustaba ver las obritas de la escuela y participar, a los diez años en el Colegio Margil de Jesús se montaban obritas y nos llevaban a verlas, obritas pías. Además desde que tenía once años iba al teatro-cine Morelos a ver a las compañías de México; decía: “que ganas de andar ahí arriba”.
Fue también a los diez años cuando Jesús Velasco comenzó a estudiar dibujo en la entonces llamada Academia de Bellas Artes, que luego se convirtió en el Instituto Aguascalentense de Bellas Artes; ahí conoció a Antonio Leal y Romero.
A los 17 años el maestro Velasco ya estaba estudiando danza y clases de canto, narró que un día al salir de una de sus sesiones se dio cuenta que en un salón había alguna actividad que llamó su atención, ahí estaba el director del Instituto -el maestro Leal y Romero- y lo invitó a entrar; estaban haciendo teatro. La primera actividad en el grupo fue de apuntador y su primer papel fue para una intervención de siete frases. Fue hasta la puesta en escena de Mariana Pineda de Federico García Lorca cuando le dieron la oportunidad de interpretar al jardinero, un anciano de 90 años. Uno de sus primeros papeles fue en la obra Santa Juana de Asbaje, de Salvador Gallardo Dávalos, en donde representó al virrey, obra en la que también diseñó el vestuario. De esta manera se integra a la actividad actoral de lleno.
–¿Le ha sido posible vivir del teatro maestro?
–Sí, es de lo que me mantengo, vivo del teatro y para el teatro, y me voy a jubilar de lo mismo, con 64 años ya de hacer teatro; me he convertido en un viejillo teatrero. He recibido muchas satisfacciones cuando a la gente le gusta el trabajo que hace uno, los aplausos que reciben los actores es como si se los dieran a uno. Mi última actuación fue en este patio -segundo patio de la Casa de la Cultura- con la obra El Gran Inquisidor de Hugo Argüelles y una obra que se puso en el Teatro Morelos: Mulato.
Algo que tiene claro el maestro Velasco es que difícilmente volverá a actuar, ya que considera que no hay quién lo dirija, al no haber alguien con su mismo estilo, además de que “ya no se puede maromear”, bromeó.
Los inicios como director de teatro de Jesús Velasco fue con el escritor Víctor Sandoval, entonces director de la Casa de la Cultura de Aguascalientes, que junto con un pequeño número de personas que se denominaron Grupo Laboratorio presentaron obras cortas del repertorio universal que hasta ese momento nadie se había atrevido a representar, al ser para un público reducido tipo Teatro de Cámara, con las cuales tuvieron oportunidad de viajar a varios estados del país. Fue esta experiencia la que sustentó la decisión de Víctor Sandoval de poner en manos de Jesús Velasco la dirección artística de La Columna de Aguascalientes.
La obra que todos hubiéramos deseado ver
El director teatral compartió que antes de la muerte del maestro Jorge Galván, a pesar de su enfermedad, tramó la puesta en escena de una obra para dos actores, él y Jesús Velasco, la cual no se concretó dado su deceso.
–¿Cuál obra?
–Quién sabe, él nunca me quiso dar el nombre, sólo me dijo: “Ya tengo la obra que vamos a hacer tú y yo…pero murió, no supe en cuál obra íbamos a estar el par de viejitos ahí, mi compadre era mayor que yo seis meses.
A pesar de recordar varias obras teatrales en las que participó y/o dirigió, reconoció que le es imposible mencionarlas todas; igual pasa con los premios y reconocimientos, aunque vino a su mente uno de ellos que le dieron en Estados Unidos que a la fecha le causa risa; éste le llegó a su propia casa luego de un viaje para recoger un galardón y fue “a la mejor dicción del idioma español”, el primero fue a la mejor actuación en el Festival del Siglo de Oro del Chamizal National Memorial por la obra De sueño de amor y de muerte; en 1984 le entregaron el premio al mejor actor en el mismo festival; en 1986 obtuvo la mención honorífica por el mejor diseño de escenografía para la obra El celoso prudente, dirigida por Francisco Beverido en la XI edición del mismo festival; en 1995 el Fideicomiso Enrique Olivares Santana le otorgó el premio Aguascalientes al reconocer su participación en el desarrollo de las artes. Actualmente el salón de Teatro en la Casa de la Cultura de Aguascalientes lleva su nombre.